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Yukos reduce a un tercio sus suministros a China y amenaza la estabilidad de los precios

La petrolera privada Yukos, que atraviesa una grave situación financiera por el acoso judicial al que está sometida, ha anunciado que a partir de este lunes reduce a un tercio sus suministros de crudo a China. Este anuncio se produce en vísperas de las conversaciones que mantendrán esta semana en Moscú el primer ministro ruso y su homólogo chino, y fue interpretado en algunos medios como una medida de presión contra el Gobierno ruso.

LD (EFE) La medida, calificada de "provisional" por la administración de Yukos, supone la suspensión total de las ventas de crudo a la petrolera estatal china CNPC, que totalizan 100.000 barriles diarios.

Al mismo tiempo, Yukos anunció que el recorte drástico de sus exportaciones no afectará a los suministros a Sinopec, otra compañía china, que alcanzan un volumen diario de 50.000 barriles.

"La empresa se ha visto obligada a adoptar esta medida. Los gastos de transporte y los aranceles aduaneros son de entre 150 y 170 dólares (por tonelada), y estamos limitados en el acceso a nuestras cuentas bancarias", dijo un ejecutivo de Yukos en una entrevista publicada este lunes por el diario Védomosti.

El representante de la petrolera se refería al embargo judicial de los activos financieros de Yukos, decretado por el ministerio de Justicia para garantizar el pago de cerca de 3.400 millones de dólares en concepto de deuda tributaria por el año 2000.

Según el diario "The Moscow Times", el primer semestre de este año Rusia suministró cerca del 8,5 por ciento del total del crudo que importó China, y casi la totalidad de las ventas directas rusas corrieron a cargo de Yukos. En 2003, la petrolera privada rusa exportó a China 3,5 millones de toneladas de crudo (poco más de 25 millones de barriles), y para 2006 tenía previsto multiplicar por cuatro el volumen de sus ventas a la potencia asiática.

El anuncio de Yukos se produce en vísperas de las conversaciones que mantendrán esta semana en Moscú el primer ministro ruso, Mijaíl Fradkov, y su homólogo chino, Wen Jiabao, y fue interpretado en algunos medios como una medida de presión contra el Gobierno ruso.

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