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Una buena idea de CCOO: que las empresas creen fondos privados de despido

El sindicato CCOO, por primera vez en los últimos años, ha realizado una propuesta a los empresarios que permitiría eliminar la rigidez del mercado laboral español. Es el modelo austriaco: las empresas crean fondos de despido para sus empleados al que van aportando dinero todos los meses.

El sindicato CCOO, por primera vez en los últimos años, ha realizado una  propuesta a los empresarios que permitiría eliminar la rigidez del  mercado laboral español. Es el modelo austriaco: las empresas crean  fondos de despido para sus empleados al que van aportando dinero todos  los meses.

Aunque los dirigentes CCOO no suelen aportar ideas adecuadas para eliminar las rigideces del mercado laboral español, las negociaciones que están llevando a cabo con la patronal CEOE y con el Gobierno han alumbrado una propuesta interesante que permitiría solucionar, en parte, los problemas derivados de los altos costes de despido sin perjudicar a ninguna de las partes interesadas: ni al empresario ni a la persona que debe abandonar su puesto de trabajo.

En concreto, se trata del modelo austriaco de indemnización por despido. El sistema es sencillo: la empresa va poniendo todos los meses dinero en una especie de fondo para que, en el caso de que el trabajador se vea obligado a dejar su puesto de trabajo, pueda acceder a las cantidades ahorradas hasta ese momento. Si el empleado no es despedido nunca cuando llega la edad de jubilación también puede recuperar el importe íntegro que se encuentre en el citado fondo.

Las ventajas de este modelo son varias. En primer lugar, el trabajador se ve beneficiado porque el fondo le acompaña en el caso de que desee cambiar de empresa de forma voluntaria. Es decir, que se solucionaría uno de los mayores problemas que existen en el mercado laboral español: la poca movilidad de los empleados por el temor a perder una jugosa indemnización. En el sistema vigente, si un trabajador cambia de compañía su antigüedad parte de cero, lo que desincentiva el cambio de empresa.

Además, el empresario no se vería obligado a hacer frente a elevadas indemnizaciones en un momento concreto (cuando el trabajador es despedido), ya que va poniendo dinero todos los meses, haciendo una especie de amortización del despido si finalmente se produce. El gran inconveniente es el aumento de los costes salariales que se generaría si no se acompaña con congelaciones o reducciones de salarios.

Como señala Juan Pina, presidente del Partido de la Libertad Individual (que apoya esta iniciativa), otra de las ventajas del sistema es que "evita el absentismo y la merma gradual de productividad de los trabajadores al sentirse excesivamente confiados en sus puestos como consecuencia del alto coste de su eventual despido".

Además, "evita el actual agravio comparativo hacia los trabajadores que nunca serán despedidos y que, por lo tanto, nunca cobrarán las altas indemnizaciones que nuestro sistema actual reserva a aquellos trabajadores de los que se prescinde. Con el sistema propuesto, el fondo acumulado por cada trabajador, si nunca es despedido, pasa a rescatarse en el momento de la jubilación y además genera derechos para los herederos en caso de que el trabajador fallezca".

Por último, una parte del montante acumulado podría reservarse para bonificar la contratación del trabajador en su próximo puesto de trabajo. Esto resulta especialmente relevante para la lucha contra el paro de larga duración y para incentivar la contratación de personas de más de cincuenta años.

A Corbacho le gusta, pero "no hay tiempo"

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, no ve con malos ojos este modelo austriaco de indemnización por despido, pero rechaza adoptarlo en la reforma laboral que se prepara en el marco del "diálogo social" porque "no hay tiempo".

No obstante, no es descartable que el acuerdo a tres partes entre sindicatos, patronal y Gobierno, incluya alguna medida que no conozca Corbacho, ya que en numerosas ocasiones el ministro ha sido desautorizado por sus compañeros del Ejecutivo.

La última ocasión en la que se enfrentó a otros ministros fue con motivo de la reforma de las pensiones. Corbacho ha rechazado siempre la posibilidad de ampliar de jubilación, pero tras las declaraciones de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y del ministro de Fomento, José Blanco, ha cambiado de idea. Todo es posible cuando se trata de Corbacho.

De momento, el ministro presentará un documento en la mesa del "diálogo social" el próximo lunes, que será una síntesis de todo lo trabajado hasta ahora, pero que en ningún caso será un texto definitivo.

En declaraciones a los medios tras inaugurar en Barcelona la conferencia europea sobre nuevas capacidades para los nuevos empleos, Corbacho contestó a la expectación creada alrededor de la reunión del día 12 asegurando que será "un paso más en la tarea de diálogo social en marcha".

Reconoció que el documento en el que trabaja el Ejecutivo para presentarlo a los agentes sociales y económicos contendrá unas conclusiones "más cerradas" sobre los temas debatidos los últimos meses, pero insistió en que no será "el texto final".

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