LD (EFE) El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, dijo hoy que la eurozona reaccionó "con prontitud y eficacia" a las recientes turbulencias financieras, pero consideró necesario introducir más transparencia en el funcionamiento de los mercados para recuperar la confianza.
En una comparecencia extraordinaria en el Parlamento Europeo, Trichet también se refirió a la política monetaria y, tras reiterar que el BCE hará lo necesario para garantizar la estabilidad de precios, recordó que debe recabar más información antes de tomar cualquier decisión sobre los tipos de interés.
El banquero francés dejó claro que no iría más allá con sus declaraciones de lo que dijo el jueves pasado, cuando la institución que preside dejó inalterados los tipos en la zona euro en el 4 por ciento, a la vista de la gran incertidumbre que reina en los mercados. Así, recordó que los riesgos para la estabilidad de precios a medio plazo siguen al alza y que la política monetaria del BCE continúa siendo "acomodaticia".
A preguntas de los eurodiputados, Trichet subrayó que el mandato principal del BCE es garantizar la estabilidad de precios, esencial para mantener la confianza en la economía europea, y recalcó que el Consejo de Gobierno de la entidad situará los tipos de interés "al nivel que consideremos adecuado" para asegurar esa estabilidad.
En cuanto a las sacudidas en los mercados mundiales derivadas de la crisis hipotecaria en Estados Unidos y la reacción del BCE, que llevó a cabo varias inyecciones de crédito para paliar la escasez de liquidez en el eurosistema, se mostró convencido de que esta entidad "hizo lo correcto, en el momento adecuado".
A pesar de la quiebra de algunas entidades dedicadas al negocio de las hipotecas "subprime" y el rápido contagio de la volatilidad entre los mercados mundiales, el presidente del BCE hizo hincapié en que la situación no afectó a la solidez de las instituciones financieras.
Consideró necesario, en cualquier caso, extraer conclusiones de esta crisis, "que no ha concluido", y destacó la proliferación de productos financieros derivados cada vez más sofisticados, que permiten compartir los riesgos, pero que también implican "aspectos negativos".
No se mostró partidario de aumentar la regulación de estos derivados, pero insistió en que cada vez resulta más difícil evaluar los riesgos asociados a esos productos tanto a los inversores que los adquieren como a las entidades que los respaldan.
Aludió también al papel de las agencias de calificación de riesgos -dedicadas a evaluar la capacidad de compañías y valores para hacer frente a sus obligaciones financieras- antes de la crisis y se mostró especialmente preocupado por los potenciales conflictos de intereses en que pueden incurrir.
En una comparecencia extraordinaria en el Parlamento Europeo, Trichet también se refirió a la política monetaria y, tras reiterar que el BCE hará lo necesario para garantizar la estabilidad de precios, recordó que debe recabar más información antes de tomar cualquier decisión sobre los tipos de interés.
El banquero francés dejó claro que no iría más allá con sus declaraciones de lo que dijo el jueves pasado, cuando la institución que preside dejó inalterados los tipos en la zona euro en el 4 por ciento, a la vista de la gran incertidumbre que reina en los mercados. Así, recordó que los riesgos para la estabilidad de precios a medio plazo siguen al alza y que la política monetaria del BCE continúa siendo "acomodaticia".
A preguntas de los eurodiputados, Trichet subrayó que el mandato principal del BCE es garantizar la estabilidad de precios, esencial para mantener la confianza en la economía europea, y recalcó que el Consejo de Gobierno de la entidad situará los tipos de interés "al nivel que consideremos adecuado" para asegurar esa estabilidad.
En cuanto a las sacudidas en los mercados mundiales derivadas de la crisis hipotecaria en Estados Unidos y la reacción del BCE, que llevó a cabo varias inyecciones de crédito para paliar la escasez de liquidez en el eurosistema, se mostró convencido de que esta entidad "hizo lo correcto, en el momento adecuado".
A pesar de la quiebra de algunas entidades dedicadas al negocio de las hipotecas "subprime" y el rápido contagio de la volatilidad entre los mercados mundiales, el presidente del BCE hizo hincapié en que la situación no afectó a la solidez de las instituciones financieras.
Consideró necesario, en cualquier caso, extraer conclusiones de esta crisis, "que no ha concluido", y destacó la proliferación de productos financieros derivados cada vez más sofisticados, que permiten compartir los riesgos, pero que también implican "aspectos negativos".
No se mostró partidario de aumentar la regulación de estos derivados, pero insistió en que cada vez resulta más difícil evaluar los riesgos asociados a esos productos tanto a los inversores que los adquieren como a las entidades que los respaldan.
Aludió también al papel de las agencias de calificación de riesgos -dedicadas a evaluar la capacidad de compañías y valores para hacer frente a sus obligaciones financieras- antes de la crisis y se mostró especialmente preocupado por los potenciales conflictos de intereses en que pueden incurrir.
El presidente del BCE consideró fundamental restaurar la confianza en el mercado, pues ahora hay activos de elevada calidad de los que los inversores no se fían porque los asocian a las recientes turbulencias, y reclamó para ello máxima transparencia.