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Trabajo también maquilla la afiliación: la destrucción laboral dobla la de 2010

La caída oficial de la afiliación en enero "ha sido menos intensa" que en años previos. En realidad, se ha duplicado en comparación con enero de 2010.

Una cosa es lo que cuenta Trabajo y otra muy distinta la realidad que muestran los datos una vez analizados en detalle. Si algo ha caracterizado al Ministerio que ahora dirige el exsindicalista Valeriano Gómez es, sin duda, la ocultación del paro real en España.

En 2008, justo antes de las elecciones generales, cuando la crisis económica ya era más que evidente para todos, excepto para el Ejecutivo, el entonces ministro del ramo Jesús Caldera decidió modificar la metodología empleada para medir el paro registrado a fin de atenuar el brutal ascenso de desempleados. La receta, desde luego, funcionó. Desde entonces, Trabajo oculta sistemáticamente una media de 500.000 parados que, pese a carecer de empleo, figuran como ocupados en las listas oficiales gracias al desempeño de cursillos de formación.

De ahí, precisamente, que Trabajo contabilizara un total de 4.231.003 el pasado enero cuando, una vez eliminado el citado maquillaje estadístico, la cifra real asciende 4.689.596. Un dato que se aproxima mucho a la tasa de paro que refleja tanto el Instituto Nacional de Estadística (INE), a través de la Encuesta de Población Activa (EPA), como la oficina estadística de Bruselas (Eurostat). No es casualidad.

Sin embargo, pese a esta evidente trampa contable, el Gobierno insiste en dar por buena la cifra de 4,23 millones de desempleados, acentuando así la confusión de la opinión pública ante este tradicional baile de cifras. La cuestión es que, una vez depurado dicho maquillaje, todas las estadísticas oficiales coinciden: el número real de parados es de 4,7 millones, una tasa superior al 20%.

A esta ocultación se suman, además, las siempre engañosas declaraciones políticas que ofrecen los responsables del departamento de Trabajo respecto a la buena evolución del paro registrado.

El último ejemplo de maniqueísmo en esta materia fue ofrecido esta misma semana por la secretaria de Estado de Empleo, Mari Luz Rodríguez: la subida del paro en enero de 2011 es "muy inferior" a las cifras alcanzadas en 2009 y 2008; de hecho, se trata de una subida similar a la registrada en los años de bonanza; en enero de 2006, el desempleo se incrementó un 3,3% respecto a diciembre de 2005, y en enero de 2011 ha subido un 3,1% en comparación a un mes antes.

La trampa aquí radica en que, si bien el aumento porcentual es similar, la diferencia en números absolutos es abismal: Rodríguez se olvidó de que en enero de 2006 el paro subió en 68.000 personas, mientras que enero de 2011 lo hizo en 132.378, según el dato oficial, y en 141.181 sin maquillaje estadístico. Es decir, más del doble respecto a enero de 2006.

Caída de la afiliación

Pues bien, algo similar ha acontecido, igualmente, con los datos de afiliación a la Seguridad Social, que sirven para medir la destrucción o desaparición de puestos de trabajo. La Seguridad Social cerró enero con un descenso medio de 223.143 afiliados respecto a diciembre (-1,27%), con lo que el total de ocupados, en términos promedios, se situó en 17.361.839 cotizantes. El retroceso de enero es inferior a los descensos que se registraron en los mismos meses de 2010 y 2009, cuando la afiliación cayó en 257.828 y 349.569 ocupados, respectivamente. 

Ante estas cifras, el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, señaló lo siguiente:

Tradicionalmente, enero es un mal mes para la afiliación, ya que incluso en los años de crecimiento económico tiene lugar una caída de la afiliación fruto de los contratos que se interrumpen con el paréntesis navideño, que luego se reanudan a mediados de mes y que, en términos promedios, reflejan una caída en la afiliación. Este año, la caída ha sido menos intensa que en los dos años anteriores, seguimos acercándonos al mes en el que ya encontremos que hemos pasado de los números rojos a los números negros.

Efectivamente, la caída media de la afiliación el pasado enero (destrucción de 223.143 empleos) es inferior a la registrada en el mismo mes de 2010 y 2009. Además, Granado también acierta al indicar que enero es, tradicionalmente, un mal mes para la afiliación, ya que refleja la liquidación de contratos temporales como resultado de la finalización de la campaña navideña. En este sentido, tanto enero como agosto y septiembre suelen dar una imagen desvirtuada acerca de la evolución real del mercado trabajo si tan sólo se atiende a las cifras brutas.

Por ello, el Ministerio elabora una estadística paralela a fin de corregir los efectos estacionales de la campaña navideña y estival. Los datos "desestacionalizados" permiten comparar la afiliación en términos homogéneos, con independencia del mes de referencia.

Así, tal y como recoge el propio informe de la Seguridad Social, la afiliación desestacionalizada es "una estimación en la que se corrige la influencia del momento del año, según la experiencia de los ejercicios anteriores". La "ventaja de este indicador" es que resulta "más fiable para medir la tendencia y para comparar meses consecutivos mediante variación porcentual".

¿Qué dicen los datos desestacionalizados?

Según la nota oficial de Trabajo, "la serie de afiliación desestacionalizada registra prácticamente el mismo número de ocupados que el mes anterior, 17.582.334, frente a los 17.582.689 registrados en diciembre". Es decir, una vez corregido el efecto calendario, enero apenas destruyó 355 empleos (página 8 del documento) respecto a diciembre. Así pues, a primera vista, resulta una cifra muy favorable en comparación con la reducción de 26.870 afiliaciones en enero de 2010.

Atendiendo a estos datos, normal que Granado señalara que los "números negros" estén cerca. Sin embargo, la trampa contable aquí es mucho más sutil que la del paro. El truco de Trabajo consiste en tomar como referencia los datos medios de afiliación y no los relativos al último día del mes.

Y es que, la cifra de afiliaciones a 31 de enero muestra una imagen radicalmente distinta: enero cerró con 17.276.530 afiliados, una caída de 201.435 respecto a diciembre; en enero de 2010 -a 31 de enero- la caída fue de 93.300 afiliaciones respecto a diciembre de 2009. Es decir, considerando el último día del mes (datos desestacionalizados), el pasado enero se han destruido 108.135 empleos más que en enero de 2010 -más del doble-.

De hecho, el propio Ministerio de Economía y Hacienda, al realizar la desestacionalización de los datos, ofrece una cifra de 115.240 empleos destruidos respecto a diciembre, casi idéntica a la que ofrece Trabajo una vez eliminado el citado efecto maquillaje. Se trata, pues, de la peor cifra de afiliación desde agosto de 2010 y la segunda peor desde febrero de 2009.

El truco concreto es el siguiente: Trabajo da por buenos los datos medios desestacionalizados (355 afiliados menos), mientras que Economía tan sólo tiene en cuenta los datos desestacionalizados, pero relativos al último día del mes (entre 108.000 y 115.000 afiliados menos).

¿A qué se debe esta divergencia? El Gobierno no sólo modificó en 2008 la forma de medir el paro. Pocos meses después de realizar ese cambio, la Seguridad Social comenzó a no ofrecer en sus informes las cifras relativas al último día del mes, centrándose tan sólo en la afiliación media, tal y como denunció Libertad Digital por entonces: "Por segundo mes consecutivo el Ministerio de Trabajo se ha negado a ofrecer los datos de afiliación relativos al último día de mes, que siempre han servido como referencia para analizar la evolución del número de afiliados a nivel histórico".

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