La ministra de Economía y Hacienda -y vicepresidenta económica del Gobierno- Elena Salgado va a saber lo que sienten los ciudadanos que son inspeccionados cuando presentan sus declaraciones de la Renta. A pesar de presidir el Ecofin -el organismo que engloba a sus homólogos en Europa- va a tener que justificar sus previsiones económicas y, sobre todo, va a tener que explicar ante sus colegas comunitarios las razones de sus continuos errores en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado.
La razón es muy sencilla. La crisis griega ha constatado que hay países que falsean sus estadísticas, ocultan sus niveles de deuda y esconden el déficit público. Por ello el Eurogrupo ha decidido revisar todos los Presupuestos antes de ser aprobados.
El objetivo es extremar la vigilancia para que los Estados cumplan el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en el que se basa el área de la divisa comunitaria: no se puede tener un agujero fiscal (diferencia entre ingresos y gastos) superior al 3% del PIB ni un peso de la deuda superior al 60%. España se ha comprometido a cumplir el Pacto en 2013.
España tiene un déficit del 11,4% del PIB, con una deuda que equivale al 55% del valor de mercado de todos los bienes y servicios producidos en un año. En el caso de las cuentas públicas elaboradas por Salgado (como ocurrió con las de su predecesor, Pedro Solbes) las previsiones en las que se basan son irreales y, por lo tanto, los ingresos son menores de lo esperado y lo gastos se disparan por encima de las previsiones. Justo lo que el Eurogrupo quiere evitar que suceda.
En el caso de España, los Presupuestos aprobados para 2010 estaban tan desfasados que Salgado ha tenido que mandar a Bruselas un programa de ajuste fiscal. Tres son las razones fundamentales por las que el plan de austeridad que el Gobierno ha enviado a Bruselas no es creíble, tanto para los expertos como para las propias instituciones europeas: las previsiones macroeconómicas, la reducción del gasto de personal y la contención del gasto público autonómico.
Según los expertos en la materia, estas medidas de austeridad presupuestaria con el fin de regresar al pueden ser calificadas de meras falacias, ya que es muy probable que no se cumplan, al menos, en el plazo previsto.
Por ello, el presidente del organismo Jean Claude Juncker ha señalado este viernes en la reunión informal del Ecofin que se celebra en Madrid, que el Eurogrupo someterá a examen la competitividad española dentro de su incitativa de analizar de forma individualizada la marcha de la economía de los países miembros. No sólo se examinarán las cuentas públicas, también se estudiará el mercado laboral, la balanza comercial y otros indicadores económicos.
Juncker explicó que, en un primer momento, se evaluarán las economías de España y Finlandia, y más adelante se procederá al examen de la competitividad de Portugal y Luxemburgo. Además, el Eurogrupo estudia la posibilidad de solicitar a otro Estado miembro que dé su opinión acerca de dichos exámenes, que suponen un paso más allá en la supervisión que ejerce Bruselas sobre la evolución económica de los países.
Según Juncker, existen desequilibrios de competitividad entre los países de la moneda única y es previsible que este diferencial se amplíe a no ser que se implementen mecanismos para mitigarlo. "En el futuro debemos concentrarnos en los problemas de competitividad, Este problema va a permanecer", explicó.
"Saber lo que hacen nuestros vecinos"
"Es una cuestión de información", señaló el responsable del Eurogrupo, para quien es necesario "conocer lo que hacen nuestros vecinos" para saber si sus cuentas van "correctamente encaminadas" o es necesario "influir" en ellas.
En cualquier caso subrayó la necesidad de que los Estados sean "más prudentes" de lo que se han mostrado hasta ahora a la hora de elaborar sus presupuestos, e insistió en que el principal objetivo es el de crear un "mecanismo permanente de crisis", para poder reaccionar cuando surjan los problemas.
Además admitió que tras el caso de Grecia habrá que articular reglas "más estrictas" para el control de la deuda pública.
Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, afirmó que el instituto emisor alienta las iniciativas que se están adoptando para reforzar la vigilancia económica en la zona euro porque la Unión Económica y Monetaria (UEM) debe hacer honor a su nombre y ser "económica" además de monetaria. "Esa es la dirección que hay que emprender", sostuvo.Salgado no acepta preguntas
En una comparecencia sin preguntas ante los medios de comunicación tras acabar esta tarde la primera sesión del Ecofin, Salgado dio su visto bueno a la propuesta del Eurogrupo (en realidad su promotor no fue Juncker, sino el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn), de que Bruselas pueda revisar los presupuestos nacionales de cada estado miembro antes de que sus respectivos parlamentos los aprueben.
En su opinión, esta medida ayudaría a "una mejor coordinación de las políticas económicas de Europa y al compromiso de c ontinuar trabajando por la consolidación fiscal", informa EFE.
En las reuniones del Eurogrupo y del Ecofin, explicó Salgado, la estabilidad presupuestaria ha sido precisamente uno de los principales temas a discutir, y los estados coinciden en que hay que atender ya no sólo a la evolución de los déficit públicos, sino también de la deuda de cada país.
Según explicó, el Ecofin ha escuchado ya las conclusiones que ha hecho la Comisión Europea tras estudiar país por país el pacto de Estabilidad, y ya ha alcanzado un acuerdo sobre las recomendaciones a cada estado. Así, en el próximo Consejo formal, previsto para el 22 de abril, entrará en el orden del día la aprobación definitiva de estas recomendaciones.
En su declaración, Salgado se refirió levemente a la situación de Grecia al señalar que se ha constatado, que la concreción del mecanismo de ayuda para este país ha dado estabilidad a los mercados.