La fiebre es una reacción normal del cuerpo, generalmente provocada por una infección causada por virus o bacterias. Se trata de una respuesta del nuestro cuerpo para combatir la infección y activar las defensas del organismo. Causas comunes de fiebre son enfermedades como la gripe y resfriados, dolor e infección de garganta, dolores de oído, gastroenteritis, bronquitis o infecciones del tracto urinario.
Los farmacéuticos recuerdan algunos detalles que pueden ayudar a conocer si la persona tiene exceso de temperatura: enrojecimiento de las mejillas, sensación de frío y escalofríos o aumento de la frecuencia de la respiración. Ante alguna de estas sospechas lo primero que debemos hacer es medir la temperatura corporal con un termómetro.
En el caso de los niños, para tratar la fiebre podemos desabrigarlo para que pierda calor. El baño con agua templada también es eficaz. Es recomendable tomar líquidos con frecuencia, para recuperar las pérdidas por el exceso de temperatura y prevenir así la deshidratación. Si la temperatura es elevada o el niño está incómodo, puede entonces administrarle algún medicamento para reducirla, como son los antitérmicos.
Estos consejos son útiles para estados febriles moderados; no dude en consultar a su médico si la fiebre dura más de 48 horas, la temperatura alcanza los 40º o el niño está muy irritable o adormilado.