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Roubini alerta de un "esquema Ponzi" en la deuda pública

Roubini cree que las políticas fiscales y monetarias han evitado una grave depresión. Sin embargo, su coste es alto: persisten graves riesgos en la economía. Prevé una recuperación anémica, una posible nueva recesión y el riesgo de un "esquema Ponzi" en deuda soberana.

Roubini cree que las políticas fiscales y monetarias han evitado una grave depresión. Sin embargo, su coste es alto: persisten graves riesgos en la economía. Prevé una recuperación anémica, una posible nueva recesión y el riesgo de un "esquema Ponzi" en deuda soberana.

Uno de los economistas que más reforzados han salido de la presente crisis económica es el Profesor de la New York University Nouriel Roubini y director de la casa de análisis RGE Monitor. Por adelantar el desastre en tiempos de bonanza es tildado como el Dr. Doom (algo así como el Dr. Agorero, en español). Desde entonces, es uno de los economistas de referencia para analizar la actual situación a uno y otro lado del Atlántico.

La pasada semana fue entrevistado por Martin Wolf para el diario Financial Times, donde expuso su particular perspectiva acerca de la situación de la economía, especialmente la norteamericana, y de la recuperación que los expertos están observando en estos momentos.

Es consciente de la presencia de un par de trimestres en los que ha habido un "fuerte crecimiento económico" pero, al contrario que la mayoría de analistas, no prevé una recuperación en forma de V -donde una vez alcanzado el fondo se comience a crecer con cierta rapidez e intensidad-, sino de U -donde la verdadera recuperación empezaría tras un periodo de crecimiento anémico de unos años-: "La cuestión principal es si en el medio plazo se volverá al crecimiento potencial o si éste será anémico, por debajo del potencial", explicaba.

Persisten los problemas financieros

Las razones de por qué la recuperación será anémica estriban, según Roubini, en los numerosos problemas que persisten en la economía: el empleo está cayendo con fuerza tanto en Estados Unidos como en otros países, con los efectos negativos para la demanda, las pérdidas de los bancos, y más importante para el largo plazo, las propias destrezas de los trabajadores.

Todavía no se ha producido un auténtico desapalancamiento -algo necesario dado que esta crisis es, no solo de liquidez, sino de solvencia-, ya que las pérdidas de las instituciones financieras se han socializado y permanecen en los balances del Gobierno. Así se limita la capacidad de los bancos para prestar, de las familias para consumir y de las empresas para invertir

En países donde existen importantes déficits de cuenta corriente, como EEUU o España, el ahorro se debe crecer con fuerza, algo que no es nada sencillo, dadas las circunstancias financieras de la población.

Persisten importantes problemas en el sistema financiero, a pesar de los apoyos públicos. El llamado shadow banking (como la banca de inversión) ha desaparecido, y la banca tradicional está sufriendo notablemente y se enfrenta a gran número de nuevas quiebras.

La débil rentabilidad en parte del sector empresarial -debido a un excesivo endeudamiento, riesgos de impago, bajo crecimiento o presiones deflacionarias sobre los márgenes- restringirá la disposición de las empresas a producir, contratar a más trabajadores e invertir en nuevos proyectos.

El peso de la deuda pública

El re-apalancamiento del sector público, mediante enormes e insostenibles déficit públicos, genera un efecto expulsión (crowding-out) sobre el sector privado, además de otras tensiones.

Más aún, este analista escribió recientemente que está aumentando el riesgo de una recesión en forma de W -con una artificial recuperación que precede a una nueva recesión-, aunque reconoce que no es el escenario que considera más probable. En ese caso, los problemas económicos, tras unos trimestres de crecimiento, vendrían a finales de 2010. Estos problemas se derivan de dos principales riesgos que acechan a la economía mundial.

El primero viene del hecho de que los masivos estímulos fiscales y monetarios aplicados por los gobiernos de medio mundo son temporales, y por tanto, acabarán tarde o temprano. Éstos han llevado a cabo medidas extraordinarias, casi sin precedentes en la historia.

Como repasa Roubini, "los gobiernos han inyectado liquidez, rebajado drásticamente tipos de interés, recortado impuestos, impulsado la demanda y cercado y servido de soporte al sistema financiero [...] han estado gastando y pidiendo prestado como nunca antes [...] sólo en los EEUU se han comprometido [en el cómputo global de medidas de estímulo] al menos 12 billones de dólares [...] empujando al déficit federal presupuestario al 13% del PIB este año [...] la deuda pública neta se va a doblar como proporción del PIB entre 2008 y 2014, en los próximos años, la carga de la deuda neta ascenderá del 40% al 80% del PIB".

De seguir financiando el déficit emitiendo más deuda en forma de bonos del Tesoro, Roubini advierte de que el riesgo y el precio de poder obtener financiación aumentará e, incluso, el riesgo de impago de esa deuda. Tampoco descarta el que la calidad de la deuda soberana estadounidense sea rebajada por las agencias de rating, como ya lo han hecho con países como Grecia o Irlanda.

Incluso llega a equiparar esta situación de gasto y endeudamiento desaforados al esquema piramidal Ponzi: "Cuando los gobiernos llegan al punto donde están pidiendo prestado para pagar los intereses de esa deuda, se están acercando peligrosamente a dirigir un esquema Ponzi soberano".

En este sentido, advierte: estos esquemas acaban mal, y para salir de ellos hacen falta medidas dolorosas. Seguir en esta dinámica podría poner en peligro la misma viabilidad del gobierno norteamericano como prestatario soberano.

Estando de acuerdo en lo principal con estas medidas, como ha repetido en más de una ocasión en línea con Warren Buffett, se plantea: "La cuestión ahora es: ¿cómo parar esto?". ¿Qué "estrategia de salida" aplicarán los gobiernos, cuáles son las alternativas y cuáles serán sus efectos? ¿Qué reemplazará a las medidas de estímulo fiscal y monetario?

A estas cuestiones dedica Roubini su artículo The Exit Strategy from the Monetary and Fiscal Easing: Damned If You Do, Damned If You Don’t (algo así como: La estrategia de salida de la expansión fiscal y monetaria: hagas lo que hagas estás perdido).

"Hagas lo que hagas, estás perdido"

Aquí existen básicamente dos alternativas. Por un lado, los gobiernos pueden tomarse muy en serio la gravedad de los déficits públicos, y tratar de reducirlos drásticamente mediante subidas de impuestos, recorte del gasto y reduciendo los excesos de liquidez.

De esta manera, se dificultaría la recuperación y se podría enviar a la economía de vuelta a la estandeflación (recesión deflacionaria), como según advierte Roubini, sucedió con Japón a finales de los años 90 y con EEUU entre 1937 y 1939 durante la Gran Depresión.

Por el otro lado, los gobiernos pueden no preocuparse acerca del déficit y sí tratar de evitar a toda costa una reducción de la actividad económica, con lo que continuarían en la senda expansiva del gasto y la base monetaria. Así se mantendría el estímulo durante un periodo "demasiado prolongado", generando expectativas de inflación a largo plazo entre los agentes del mercado, lo que en última instancia conduciría a la economía a una severa estanflación (recesión inflacionaria).

Así, Roubini resume la encrucijada a la que se enfrentan los gobiernos: "Están entre la espada y la pared. Parar el gasto ahora y arriesgarse a otra recesión y una deflación más profunda (estandeflación). Continuar el gasto ahora y arriesgarse a otra recesión en medio de expectativas crecientes de inflación (estanflación)". A su juicio, la primera posibilidad es aún más grave.

Riesgo de "estandeflación"

El segundo riesgo trata sobre los precios del petróleo y las materias primas. Advierte Roubini que éstos están subiendo más de lo que justifican sus fundamentales, principalmente, debido a una demanda especulativa que es impulsada por los excesos de liquidez generados por las políticas monetarias.

"La economía global no podría soportar otro shock contractivo [referido a los efectos de las subidas del petróleo] si una especulación similar [a la que llevo su precio a 145 dólares el barril] condujera al petróleo rápidamente hacia los niveles de 100 dólares el barril", afirma el analista.

Por todo ello, a pesar de que su escenario más probable es la recuperación en forma de U, con un crecimiento anémico durante un par de años y vuelta a la senda del crecimiento, advierte de importantes y crecientes riesgos en la economía mundial, que podrían sumir a ésta en una nueva recesión cuando los efectos positivos de los planes de estímulo se agoten.

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