Señor Rajoy, usted necesitaría unas cuantas clases de un psicólogo ( no digo su apellido, porque no lo considero pertinente), que conocí en unos encuentros con delegados sindicales, cuya estatura, no era la suya, ni mucho menos Don Mariano, pero su inteligencia, oratoria y poder de trasmitir era la de un gigante, yo añadiría hechizante, pero sobre todo, divertida. Allí hubo de todo, y nunca olvidaré aquellos días, que este hombre fue capaz de enriquecerme a través de sus argumentos y oratoria. Entre otros ejemplos, o juegos, hubo uno de pactos, y al final, ganaban los empresarios, aunque sabemos que los sindicatos comprados también sacan tajada para ellos con los pactos (nos advirtió que el también asesoraba a los empresarios), y repitió varia veces “NEGO” ¿Lo entiende Señor Rajoy? Negociación, o nada. Los pactos son subjetivos y a veces interesados por ambas partes. En un hospital de Madrid, hubo tal desmadre con las cabezas dirigentes de todos los estamentos (socialistas, por supuesto), que allí hubo moros y cristianos. Y se levantó la mayoría del personal, un hospital contra la administración, que hasta los enfermos apoyaban, una imagen entrañable y patética a un tiempo. Salió una plataforma para coordinar este movimiento, aquello era terrible, y comisiones y la UGT se ofrecieron para intermediar con la dirección del Hospital (un hospital bandera en Madrid, que podía arrastrar a otros), pero cuando vinieron con la palabra negociación. En la asamblea, decidimos prescindir de los sindicatos (si es que no los necesitamos) con la consigna de que las DIMISIONES, no son negociables, al cabo de tres días, se produjo la dimisión en bloque de la dirección, solo quedamos los cargos intermedios (esos no estaban en la movida, yo sí) y las adjuntas de enfermería que con sus pretensiones, tuvieron que agachar la cabeza y aceptar lo que había. Estuvimos sin dirección un tiempo, hasta que vino la nueva, y todo funcionó de maravilla mientras estaba vacío el poder en el hospital. Ya en ese verano me trasladé a mi tierra. Pero allí en el salón de actos, me quedé helada, cuándo la nueva dirección, advirtió de lo que suponía el gasto de compresas, y otras gilipolleces, cuándo en esos días desaparecían aparatos muy caros, así como material en general. De lo cual doy fe, y no me extiendo más porque solo en este periodo conflictivo, hay materia para escribir un libro. Rajoy, trabaje, defienda y ataque lo que haga falta, y si es que no puede, o vale, váyase a descansar, que será más la paz que deja, que la que se lleva. El pacto de Toledo existe. Pida cuentas a Zapatero y déjese de zarandajas. Bandazos los suyos Rajoy.