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¿Qué significa la decisión de S&P?

La noticia de que la agencia de calificación S&P rebajaba la deuda de España desató el miércoles una tormenta en los mercados. El Ibex perdió más de un 1,5% en los últimos cinco minutos de sesión, y algo similar les ocurrió a los demás índices europeos.

Quizás muchos españoles no especialistas en economía no sepan por qué es tan importante la decisión de Standard&Poors y por qué tiene tanta influencia en los mercados. Puede que también se pregunten si es normal que las autoridades le dan tanta relevancia, hasta el punto de que el Gobierno ha tardado menos de media hora en salir a responder a la noticia.

Las agencias de calificación

Existen tres grandes agencias de calificación: Standard&Poors (S&P), Moody’s y Fitch. Aunque en los últimos años han estado en el punto de mira por sus fallos a la hora de predecir la crisis subprime, lo cierto es que los inversores internacionales tienen sus informes muy presentes cuando deciden dónde invertir y qué precio pagar por un activo.

La principal función de estas agencias es poner nota a la deuda que se negocia en los mercados. Lo hacen tanto con las emisiones de deuda pública como con las que realizan las empresas privadas.

Por ejemplo, si un inversor español está pensando en comprar bonos de un banco alemán, lo más probable es que busque el informe que haya hecho una agencia de calificación sobre dicho activo y sobre la entidad que lo emite. De esta manera, tendrá más información acerca de la solvencia de ese banco, y podrá calibrar si le merece la pena comprar el activo en función de su riesgo y su rentabilidad.

¿Por qué es importante su nota?

En principio, la nota de las agencias de calificación sólo debería importar en función del conocimiento que se supone que tengan sobre la situación de un mercado o una empresa. Si los inversores se fían del criterio de la agencia, su calificación será importante; si no se fían, lo será menos. La realidad es que los mercados hacen bastante caso a las notas de las tres grandes agencias, incluso a pesar de sus errores en los últimos años.

Es algo parecido a lo que pasa cuando un gran medio de comunicación (como The Wall Street Journal o The Economist) critica a un gobierno. Lo relevante no es sólo la precisión del análisis, sino quién lo leerá y cómo lo interpretará. En el caso de las agencias como S&P, el grado de seguimiento de los mercados a sus informes es bastante alto. No hay mejor prueba que lo ocurrido ayer en la Bolsa de Madrid nada más conocerse la noticia.

De esta manera, el coste de la deuda para un estado está bastante relacionado, aunque no sólo, con la nota que le impongan estas agencias. En este sentido, las rebajas sufridas por España en los últimos meses, habían encarecido su deuda en relación con la alemana. Este miércoles, el bono a diez años del Tesoro Público cotizaba 110 puntos por encima del alemán (y llegó a estar a 125 puntos a medio día). Esto quiere decir que a España le cuesta más caro financiarse que a Alemania.

Este hecho es siempre importante, pero en un momento en el que el déficit público está disparado y cuando los mercados dudan de que España sea capaz en los próximos años de bajar su nivel por debajo del 3% que exige la UE, el encarecimiento de la deuda llueve sobre mojado.

Además, hay que tener en cuenta que tener una triple A o una doble BB también influye en la posibilidad de comprar (o no hacerlo) un activo. Determinados inversores, tanto públicos como privados, sólo pueden invertir en activos con una nota mínima. Por ejemplo, puede haber fondos de pensiones que tengan en sus estatutos una cláusula para comprar sólo activos calificados con AA+ o superior. En ese caso, la rebaja del miércoles alejaría a los inversores de la deuda española… y el Gobierno se vería obligado a pagar una prima aún mayor para encontrar compradores.

Y, lo que quizás más importante, una nueva rebaja puede obligar a muchos de estos fondos a vender su deuda española, lo que depreciaría aún más su valor.

¿Tendrá el impacto en el sector privado?

Otra cuestión que se suele olvidar en estos casos es el impacto de decisiones como la de Standard&Poors sobre el sector privado. Aunque el informe trata de la deuda pública, lo cierto es que también implica un encarecimiento de los créditos para las empresas privadas. En teoría, todas las emisiones de deuda privada en un país tienen como máxima nota la que se aplica a su Tesoro Público -aunque sólo sea porque el Gobierno siempre está a tiempo de nacionalizar las empresas antes de incurrir en un default-. Por eso, cuando se rebaja la nota de la deuda de un gobierno se suele rebajar a continuación la de las empresas privadas de ese Estado.

Además, la rebaja en la nota afectará, y mucho, a los balances bancarios. Todas las entidades financieras tienen que mantener un determinado porcentaje de reservas. Este porcentaje se cuantifica en función de sus activos.

Por poner un ejemplo (con datos ficticios). Supongamos que hace una semana, tener 100 millones de euros en bonos españoles obligaba a una entidad a mantener unas reservas de 2 millones de euros. Ahora, tras bajar la nota de la deuda pública y, por lo tanto, disminuir la “solvencia oficial” del Estado español, la misma entidad tendrá que subir a 4 millones esas reservas. Para conseguirlo tendrá que vender parte de sus activos, quizás con pérdidas.

Evidentemente, las más afectadas por este aumento de las reservas son las entidades españolas, que son las que más deuda del Tesoro Público tienen en sus balances. De hecho, la noticia, conocida el martes, de que S&P rebajaba dos tramos la deuda de Portugal tuvo un impacto negativo en el valor en bolsa de los bancos españoles, que se cree que tienen hasta 80.000 millones de euros en deuda pública portuguesa.

¿Es tan relevante pasar de AA+ a AA?

En teoría no. Una deuda con una nota de doble AA sigue teniendo, supuestamente, muy pocas posibilidades de impago. De hecho, para muchos países o empresas es un logro llegar hasta ese nivel. Sin embargo, vista con un poco de perspectiva, la cosa cambia.

En los últimos años, las agencias de calificación han sido muy moderadas en sus rebajas. En la crisis subprime se les acusa de haber sido demasiado cautas a la hora de disminuir las notas. Sería difícil defender que estas compañías están siendo catastrofistas en esta crisis. Por eso, para muchos, una rebaja como ésta, aunque parezca pequeña, es muy relevante. Además, podría anticipar posteriores caídas.

Este mismo miércoles, la propia S&P, en su rueda de prensa posterior a la presentación del informe, quiso moderar las reacciones adversas de los mercados y destacó las diferencias para cumplir con sus compromisos financieros entre España y Grecia o Portugal.

Eso sí, pese a las palabras en rueda de prensa, lo cierto es que la nota ha empeorado. Y no hay que olvidar que, junto a la calificación de "AA", los autores del informe apuntaron que la perspectiva es "negativa". Es decir, que no descartan nuevos recortes en el medio plazo.

¿Está España siguiendo el mismo camino que Grecia?

Uno de los mayores temores del mercado es que España esté siguiendo los mismos pasos que ha dado Grecia en los últimos meses. El martes, S&P rebajó la nota de la deuda pública griega y la dejó en BB+ desde BBB+, lo que la situaba en un nivel similar a los llamados "bonos basura". Es decir, equiparaba los bonos del Gobierno heleno a los emitidos por empresas poco fiables.

Aunque nadie puede saber si la deuda española seguirá la misma ruta que la griega, ésta puede ser un buen ejemplo para saber qué puede pasar. En enero de 2009, el Estado heleno tenía una calificación de A-, algo peor de la que posee España desde este miércoles: ha tardado menos de un año y medio en llegar a BB, y muchos dan por descontada la bancarrota de sus finanzas públicas.

Lo que significan las notas

Estas son las notas de S&P para operaciones a largo plazo

AAA- Extrema fortaleza para cumplir con sus compromisos financieros.

AA – Gran fortaleza para cumplir con sus compromisos financieros.

A – Fortaleza para cumplir con sus compromisos financieros, aunque susceptible de adversas condiciones económicas y cambios en los cambios y las circunstancias.

BBB – Suficiente capacidad para cumplir con sus compromisos financieros, pero más sujeto a condiciones económicas adversas.

BB – Menos vulnerable en el corto plazo, pero hace frente a mayores incertidumbres a adversas condiciones económicas.

B – Más vulnerables a condiciones económicas adversas, pero mantiene la capacidad de cumplir con sus compromisos financieros.

CCC – Actualmente es dependiente de condiciones económicas favorables para poder cumplir con sus compromisos financieros.

CC – Altamente vulnerable.

C – Altamente vulnerable ante el pago de obligaciones

D – Situación de impago de sus obligaciones financieras.

Los ratings de AA a CCC pueden ser modificados añadiendo una (+) o un (-) en relación a su situación dentro de cada una de las categorías generales.

 

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