LD (M. Llamas) El próximo 18 de junio, Madrid acogerá una jornada de conferencias bajo el título El oro y la plata, activos monetarios con futuro, que contará con la participación, entre otros, del profesor Antal Fekete, de la Escuela Austríaca de Economía, Vern N. Rampton, presidente y CEO de Kinbauri Gold Corp., James Turk, autor del libro The Downfall of the Dollar, fundador y presidente de Goldmoney, o Juan Ramón Rallo, director del Observatrio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana y analista de Libertad Digital.
Reunir a este elenco de expertos internacionales en metales preciosos no es tarea fácil y supone todo un hito, no sólo a nivel nacional sino internacional. Y es que, con los tiempos que corren, el interés por el oro y la plata está en auge. Con ocasión de tal evento, Libertad Digital entrevista en exclusiva a dos de sus organizadores. Álex Preukschat, responsable de la web Portal Oro, y Marion Mueller, presidenta y directora editorial de Oro y Finanzas, que junto a otras entidades, como el Instituto Juan de Mariana, organizan el evento.
La entrevista tiene lugar en un céntrico piso de Madrid. Nada más entrar por la puerta, Mueller deposita sobre mi mano un asignado. Un papel sellado, similar a un mero recorte de periódico en blanco, que durante la Revolución Francesa circuló como moneda legal en un periplo de hiperinflación desbocada. Tras palpar el billete, Marion me entrega una moneda de oro. "¿Notas la diferencia?"...
Pregunta: ¿Qué es el oro?
Respuesta: Es, claramente, un activo monetario. Y lo demuestra el paso del tiempo. A lo largo de la historia de la humanidad, diversas cosas han servido como moneda, como conchas, tabaco o camellos. Sin embargo, existe una serie de cualidades imprescindibles que debe cumplir el dinero -divisible, que retenga valor...-, y es el caso del oro y la plata. Pese a todo, ambos metales incumplen una condición fundamental: no es un medio de pago legal. El Estado ejerce el monopolio de la emisión de dinero desde hace décadas, pero eso no era lo normal. Por ello, el concepto del oro sobrevive en el subconsciente colectivo de toda la humanidad. Incluso hoy lo vemos en Zimbabwe.
En diferentes momentos de la historia ha habido emisión privada de dinero. Pero, posteriormente, el Estado -gobiernos y monarcas- monopolizaron dicha emisión. De este modo, se puede realizar todo tipo de manipulaciones monetarias que, en definitiva, constituye un impuesto a la sociedad como, por ejemplo, la inflación.
Mucha gente no sabe cómo influye la inflación en sus vidas. La inflación no sólo es una subida de precios. Eso es tan sólo un efecto. La causa es el exceso de masa monetaria, y ello deriva en una pérdida del poder adquisitivo de salarios y ahorros.
P: ¿En qué se diferencia del papel dinero?
R: Entre las características del dinero, hay una muy importante que el dinero fiat no cumple desde 1971, año en el que Richard Nixon, ex presidente de EEUU, cerró la ventana del oro. Desde entonces vivimos un experimento monetario que ahora está colapsando.
La creación de dinero ya no es limitada. Ya no existe ese patrón, ese respaldo real del dinero. En la actualidad, los gobiernos pueden crear una cantidad ilimitada de dinero. El efecto de todo esto es... ¿nada sobre la economía? Lo bueno del oro y la plata es que tiene un crecimiento estable y limitado, entre un 1% y un 2% anual.
P: ¿A qué responde el encarecimiento del metal amarillo en los últimos años?
R: Cuando todo va bien el oro tan sólo es una materia prima más, pero en momentos de crisis como el actual se convierte en activo monetario. Tiene esa doble faceta. Desde octubre de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, se ha hecho aún más evidente ese papel. El oro se ha convertido en una divisa, y eso se ha reflejado en su precio.
Desde 2001, el precio de la onza ha subido desde los 250 hasta rozar casi los 1.000 dólares, y hay que tener en cuenta que es un mercado muy controlado, no es libre. Cuando se recupere la confianza en la economía volverá a comportarse como materia prima.
P: ¿Por qué no sube más?
R: El precio del oro es como un chivato. Una señal de alerta. El mercado del oro físico es pequeño, hay pocos jugadores, y ellos definen el precio. Los bancos centrales y de inversión manipulan el precio del oro.
P: ¿Hacia dónde vamos? ¿Inflación o deflación?
R: Pensamos que a largo plazo esta crisis puede derivar en una fase inflacionaria. Ante esta situación lo que se debe hacer como individuo es protegerse, y una buena forma de proteger tu poder adquisitivo, como si se tratara de un seguro de vida, es poseer metales preciosos. Es una opción dentro de otras que existen para garantizar tus ahorros.
P: ¿Qué efectos tiene una hiperinflación sobre la población?
R: Los efectos económicos tienen grandes efectos sociales. En la antigua república alemana de Weimar la gente vivía el día a día sin importarle el mañana. ¿Para qué vas a ahorrar o trabajar si el dinero no vale nada? Es una degeneración de la sociedad y de sus valores. El dinero pierde su valor, y tiene efectos terribles sobre la sociedad.
Los alemanes aún mantienen ese recuerdo de la hiperinflación en su subconsciente colectivo. Por desgracia, hoy en día, se ha perdido la referencia del oro. Se ha convertido en un elemento marginal del sistema. Y ello, se debe a que se ha expulsado de la educación elementos tan básicos como saber distinguir qué es el dinero. En Argentina, por ejemplo, conocen el valor del oro tras el corralito financiero. Hablar del oro es hablar de ética en la economía.
P: ¿Y por qué decantarse por el oro físico y no por fondos de inversión (ETFs)?
R: Todo depende de tu visión de futuro del mundo. En nuestra opinión, nos dirigimos hacia un escenario económico más complicado y problemático. En este caso lo que interesa es tener un seguro que te permita mantener el poder adquisitivo. Si se produce un período de hiperinflación, el oro es el valor refugio por excelencia. Lo importante es el poder adquisitivo, no el valor nominal de las divisas.
P: ¿Y en caso de deflación?
R: El oro sirve en ambos casos. Es el valor refugio por excelencia en momentos de crisis, y una deflación es también una crisis, como aconteció tras el crack del 29. De hecho, el oro se revaloriza incluso mucho más en épocas deflacionistas que hiperinflacionistas. Hasta tal punto esto es así, que en 1933 el Gobierno de EEUU confiscó el oro de los ciudadanos. Aunque apenas pudo incautar el 21% del oro disponible, el que estaba guardado en los bancos.
P: ¿Qué opináis de las medidas no convencionales que está aplicando la banca central?
R: Todo parece indicar que lo que busca la Reserva Federal de EEUU (FED), conscientemente, es una hiperinflación devaluando su divisa. Todas las medidas que están tomando no van a funcionar. Es como darle alcohol al alcohólico, en lugar de sufrir la resaca.
Sucedió con la crisis de las puntocom en el 2000, y vuelve a suceder ahora. Deberíamos aprender de nuestros errores y dar marcha atrás. Hay que arreglar los cimientos del sistema económico. Un Bretton Woods III.
P: ¿Qué precio alcanzaría si se restableciese el patrón oro?
R: Si hoy se restableciera el patrón oro y se ajustase a la masa monetaria existente, el precio del oro se dispararía a cerca de 40.000 dólares por onza. Aunque aquí hay todo tipo de cálculos. De hecho, ajustada la inflación, el precio máximo del oro se alcanzó en 1980, donde se elevó hasta casi los 2.500 dólares por onza a precio real. Aún queda recorrido.
P: ¿Cómo comprar oro?
R: Lo primero que uno tiene que preguntase es qué quiere. Si el sistema financiero se colapsa lo importante es tener un seguro de vida, es decir, oro físico. Si lo que quieres es especular, entonces lo mejor es optar por los ETFs, pero no todos los ETFs [fondos referenciados al metal amarillo] son una buena solución. Recomendamos que parte sea en oro físico, es lo que se llama sistema allocated como, por ejemplo, el de Goldmoney.
Además, recomendamos comprar monedas, porque es una unidad estandarizada, medible y la más segura (esta acuñada, existe una garantía), cuenta con gran liquidez. Incluso pequeños lingotes que cuenten con el sello de una refinería cerificada de hasta 100 ó 200 gramos.
P: ¿Dónde comprar?
Nosotros no respondemos a esa pregunta. En nuestra webs colgamos un listado de posibles sitios donde comprar oro, pero no recomendamos ninguno porque pensamos que cada uno debe pensar por sí mismo. No somos vendedores. Lo importante es que la gente se informe y entienda la importancia real del oro. Lo ideal es comprar, en principio, pequeñas unidades y, poco a poco, ir conociendo el mercado para que te vayas formando tus propios criterios.
P: ¿Dónde guardarlo?
Donde creas que puede estar seguro. Lo ideal es una empresa privada ajena al sistema financiero, como por ejemplo Goldmoney. En definitiva, físico, distribuido e independiente del sistema financiero.
P: ¿Cómo funciona Goldmoney?
Es un sistema por internet de almacenamiento de oro y plata. Pero la clave del sistema es que cuenta con garantías. El oro y la plata que Goldmoney compra para ti está certificado (lingotes estandarizados de 400 onzas). La segunda garantía es que está almacenado en un sitio independiente, en una cámara acorazada da alta seguridad en Londres o Zúrich (Suiza). Además, desde el momento en que se fabrica se garantiza la integridad del oro que se almacena. Las reservas son auditadas periódicamente.
Y todo ello, con plenas garantías de que el dinero de los clientes o inversores no vulnera las leyes antiblanqueo. Funciona como un antiguo banco de comercio de pagos y cobros. Goldmoney es una entidad que permite pagos y cobros con el 100% de reserva de oro, y permite transferencias entre las cuentas asociadas.
P: ¿Cómo se os ocurrió la idea del Gold & Silver Meeting-Madrid 2009?
R: Creemos que es importante que por primera vez en España se hable del oro y la plata como activos monetarios que son y no como materias primas. Y traemos gente de primera línea. Pocas veces sucede poder reunir en la misma sala a expertos en esta materia y de este calibre. Son de lo mejor que hay a nivel internacional. Va a ser una oportunidad única. Se lo queremos agradecer en especial a Oro Express y Kinbauri Gold Corp., patrocinadores del evento, junto a la Asociación Española de Metales Preciosos (AEMP).