Marcinkiewicz indicó que el Reino Unido apenas añadió una "cucharada de solidaridad a la propuesta, que sigue siendo el producto de todo un barril de egoísmos nacionales".
El primer ministro señaló que si ahora pudiese hablar con el jefe del gobierno británico le diría: "Tony, yo te aconsejo y te ruego, te ruego y te aconsejo, que no hagas como que caminas, sino que de verdad avances y des no uno, sino tres pasos".
Los polacos rechazan la propuesta británica, porque sigue estando por debajo de la propuesta que en su momento hizo Luxemburgo y que preveía la asignación a Polonia de 61.600 millones de euros en los años 2007-2013 para financiar proyectos relacionados con el fomento de la infraestructura y con la política de cohesión. El argumento principal de los polacos es que los recortes de gastos previstos por la propuesta británica violan el principio de la solidaridad, ya que descargan el peso principal de los ahorros sobre los nuevos miembros de la UE. Polonia era, entre los nuevos miembros, el que iba a recibir una mayor ayuda por lo que se siente especialmente afectada por la propuesta.
Francia también la rechaza
Por su parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, ha asegurado que la propuesta británica para el presupuesto de la Unión Europea en el periodo 2007-2013 "desgraciadamente no es una base para un acuerdo aceptable para todos". "El Reino Unido sigue sin estar preparado para asumir su justa parte de la carga financiera", aseguró el jefe de la diplomacia gala en el Senado francés.
El ministro expresó su esperanza de que Londres "no haya dicho su última palabra" en cuanto a la negociación presupuestaria. Douste-Blazy reiteró que el "cheque británico" (devolución anual que recibe el Reino Unido de la UE debido a su escaso beneficio de las ayudas agrícolas) es "una anomalía histórica", y aseguró que su reforma está "en el corazón del debate para todos", no sólo para Francia.