A mediados de enero de este año quedó formalmente inaugurado el aeropuerto de Lérida, una instalación de primera categoría, enteramente nueva, levantada a 15 kilómetros al norte de la capital provincial. La noticia pasó desapercibida para los medios nacionales, que apenas se hicieron eco de ella. Normal. En un país donde lo que sobran son aeropuertos y los políticos pasan buena parte de su tiempo inaugurando pistas y terminales, uno más no llama la atención.
El aeropuerto de Lérida cuenta con una pista y un vistoso edificio terminal firmado por el mismo arquitecto de la torre Agbar de Barcelona. Por esa razón y por sus dimensiones tuvo un coste de 96 millones de euros, una migaja en comparación con lo que el Gobierno autonómico pretende gastarse en este tipo de infraestructuras de aquí a 2105. Según el Plan de aeropuertos, aeródromos y helipuertos de Cataluña, presentado el año pasado, la administración va a invertir un total de 1.582 millones de euros en construir nuevos aeródromos, reformar los existentes, poner helipuertos en todos los rincones del Principado (82 helipuertos para un flota de 80 helicópteros) y hasta abrir un altipuerto, un aeropuerto de alta montaña que puede encontrarse en ciertas estaciones de esquí de los Alpes.
Todo ese dinero no va a salir exclusivamente de las arcas autonómicas. De hecho la Generalidad sólo va a poner una parte, 394 millones, los 1.200 restantes saldrán del bolsillo de todos los españoles a través de AENA.
El plan, ya en marcha, incluye la construcción de cuatro aeropuertos, aptos para la operación de grandes aeronaves comerciales a reacción, siete aeródromos enfocados a la aviación general y deportiva y la adecuación de otros siete aeródromos comarcales ya existentes. Junto a la red de aeropuertos y aeródromos de la Generalidad, gestionada por una agencia pública dependiente de la Consejería de Obras Públicas llamada Aeroports de Catalunya, se va a construir y mantener otra paralela de helipuertos repartidos por toda la geografía regional.
La pregunta que asalta a muchos catalanes y foráneos es si los cielos de Cataluña dan para tanto. La red explotada por Aeroports de Catalunya viene a sumarse a la que AENA ya tiene en esta comunidad autónoma, formada por los aeropuertos de Barcelona, Gerona y Reus y el aeródromo de Sabadell. Sólo los tres primeros admiten tráfico comercial, reservándose el último para aviación general y formación de pilotos.
Estos tres aeropuertos catalanes movieron el año pasado algo más de 34 millones de pasajeros –27 de los cuales pasaron por el Prat–, o lo que es lo mismo, el 18% de todo el tráfico nacional de pasajeros. Menos de lo que movió Madrid-Barajas con cerca de 50 millones de pasajeros y el 25% del tráfico aéreo en toda España. De estos tres aeropuertos catalanes sólo Reus ganó tráfico en 2009, Barcelona perdió un 9,4% y Gerona un 4,1% respecto al año anterior.
Lérida-Alguaire, la joya de la corona
La primera piedra de esta AENA a la catalana es el flamante aeropuerto de Lérida-Alguaire, auténtica joya de la corona de Aeroports de Catalunya, al menos hasta que el Estado transfiera a la Generalidad las competencias sobre los cuatro aeródromos gestionados por AENA.
Cuenta con una pista de 2.500 metros, la misma longitud que la del aeropuerto de Lanzarote (5 millones de pasajeros), un edificio terminal vanguardista y una torre de 42 metros de altura. Además dispone de helipuerto propio, un área de estacionamiento de aeronaves y un generoso aparcamiento.
El aeropuerto fue inaugurado el 17 de enero y lo primero que pensó todo el mun do, empezando por los propios leridanos, era quién se iba a hacer cargo de la gestión del aeropuerto y si iba a haber aerolíneas que utilizasen la instalación. Con el precedente del fallido aeropuerto de Ciudad Real muy reciente las sombras planearon durante meses sobre la pulcramente asfaltada pista del aeropuerto leridano.
El concurso para la gestión de las instalaciones quedó desierto. La Generalidad esperaba encontrar alguna empresa que, a cambio de un canon de algo más de dos millones de euros, se hiciese cargo de explotar el aeropuerto. Nadie acudió a la convocatoria así que es el propio Aeroports de Catalunya quien regenta el establecimiento con cargo, se entiende, a los presupuestos. Pero un aeropuerto de nada sirve si no hay aviones con pasajeros o carga que aterricen y despeguen. Hasta el momento ninguna de las tres grandes aerolíneas nacionales, Iberia, Air Europa y la catalana Spanair, se han interesado lo más mínimo por programar vuelos desde Lérida. Quedaba pues recurrir a las socorridas low cost, habituadas en operar desde este tipo de aeropuertos regionales y expertas en sacar dinero a los políticos locales.
La Generalidad pensó que quitando por completo las tasas las aerolíneas se animarían, pero ni con esas. No quedó entonces más remedio que aflojar la butxaca y subsidiar los vuelos para evitar que Lérida-Alguaire se convirtiese en una segunda edición del aeropuerto de Ciudad Real. El Gobierno de Montilla ha puesto ya casi un millón de euros, los ayuntamientos y entidades locales de la zona otros 700.000, que han ido directos al haber de Vueling y Ryanair, las dos líneas aéreas que, después de cobrar, han abierto operaciones desde Lérida.
La irlandesa conecta la capital del Segre con Fráncfort y Milán, bueno, exactamente con los aeropuertos secundarios de Hahn, a 100 kilómetros de Fráncfort, y Bérgamo, a 60 kilómetros del centro de Milán. Ambos vuelos son extremadamente económicos: sólo 8 euros por trayecto y sin tasas. La española, propiedad de Iberia y presidida por el ex ministro Josep Piqué, ha programado un par de vuelos directos a Palma de Mallorca, uno con escala a París y, lo más sorprendente, uno directo a Barcelona, que se encuentra a 160 kilómetros de distancia y está perfectamente comunicada con Lérida a través de dos autopistas y una línea de AVE. Es como si construyesen un aeropuerto en Aranda de Duero (Burgos) y programasen vuelos desde allí a Barajas.
Este vuelo Lérida-Barcelona-Lérida es el más corto de España y probablemente uno de los más cortos del mundo. Se efectúa con un Airbus A-320, un birreactor de medio alcance con capacidad para 180 pasajeros. Hay dos conexiones a la semana. Una los viernes a mediodía y otra los domingos por la noche. Lo bueno de este vuelo no es tanto su duración de apenas media hora sino su bajísimo precio, una tarifa plana de 19 euros reales. Como la Generalidad ha quitado las tasas a este aeropuerto se queda en eso mismo, en 19 euros.
Mientras ese precio se mantenga, el modo más rápido y económico de viajar de Lérida a Barcelona es el avión subvencionado. Ir y volver a la Ciudad Condal cuesta 38 euros. En AVE en una combinación de horarios parecidos sale por 73,45 euros y el tren tarda algo más de una hora entre Sants y la estación de Lérida. En autobús de la empresa ALSA ofrece la ida y vuelta por 32,4 euros (6 euros menos), pero, como compensación, el autobús tarda dos horas y cuarto en realizar el trayecto con el riesgo añadido de que se atasque entrando o saliendo de Barcelona. Vueling, por lo tanto, está con dinero público haciendo una competencia deslealísima a Renfe y, especialmente, a ALSA, que es una empresa privada y se juega el dinero de sus accionistas.
Pero Barcelona no es el único aeropuerto cercano a Lérida. El de Reus se encuentra a apenas 90 kilómetros y el de Zaragoza a 150 kilómetros. Con el AVE los leridanos pueden, además, ponerse en Madrid en unas dos horas. No es Lérida, por lo tanto, el arquetipo de ciudad aislada y mal comunicada.
Maite Nolla, colaboradora de Libertad Digital y leridana de nacimiento y residencia, lo que teme es que su ciudad termine quedándose sin AVE por culpa de "bobadas como la del aeropuerto". Según cuenta Nolla, si Lérida tiene estación de AVE es simplemente porque está en la ruta de Madrid a Barcelona. "Al principio los nacionalistas hicieron lo posible para boicotearlo y hasta hace poco el libro de estilo de TV3 decía que había que llamarlo TGV, como el tren francés" asegura Nolla. ¿La razón? "pues para no relacionar la letra E, con alta velocidad española".
La opinión de Maite Nolla la comparten muchos leridanos, convencidos de que lo que hay que reforzar es la línea del AVE ya existente. Para Nolla "el riesgo que tenemos es que Renfe se empiece a plantear la reducción de Aves que paran en Lérida. ¿Pueden hacer eso? Pues sí, además existe un "by-pass" para algunos AVE que van de Madrid a Barcelona y que sólo paran en Zaragoza".
Los nacionalistas terminarían saliéndose con la suya si Lérida queda apartada de una línea férrea que conecta las comarcas leridanas a gran velocidad con el resto de España.
Del Ebro a los Pirineos
Inaugurado y operando el aeropuerto de Lérida los siguientes grandes proyectos de la Generalidad son el aeropuerto de la Seo de Urgel, rebautizado pomposamente como Aeroport Pirineus-Andorra, el de las Tierras del Ebro, que se ubicará cerca del delta entre Tortosa y Amposta, y el llamado Aeropuerto Corporativo-Empresarial, que dará servicio en el área metropolitana de Barcelona a los vuelos privados.
El de la Seo de Urgel está inaugurado desde el mes de junio. No es de nueva construcción, se trata de un antiguo aeródromo levantado en los años 30 que fue posteriormente reconvertido a aeropuerto. En sus mejores años, allá por los primeros ochenta, llegó a albergar hasta vuelos comerciales operados por la desaparecida Aviaco, pero, por falta de clientela, terminó con estas operaciones en 1984. Como aeródromo para aviación general aguantó veinte años más. En 2007 fue totalmente clausurado hasta que la Generalidad se hizo cargo de él a través del Instituto Catalán del Suelo para incorporarlo a su red "nacional" de aeropuertos.
El coste de la reforma ha sido de cerca de tres millones de euros, a los que habría que sumarles otros ocho millones que desembolsó la Generalidad cuando adquirió el aeródromo hace tres años. Tras las obras de reforma el de la Seo de Urgel es un pequeño aeropuerto regional con una pista de 1,5 kilómetros, edificio terminal, torre de control, hangares y helipuerto. Tiene de todo menos aviones comerciales que hayan programado vuelos. A diferencia del de Lérida la Generalidad no ha encontrado aún aerolíneas que estén dispuestas a operar desde allí.
Su principal adversario tal vez sea la siempre raquítica demografía pirenaica. La Seo de Urgel tiene solamente 13.000 habitantes y 20.000 toda la comarca del Alto Urgel. Sumando a todos los habitantes del Principado de Andorra (84.000) el área que cubre sobrepasa por poco los 100.000 habitantes en un área especialmente grande. Aunque la Seo no está muy bien comunicada –carece de conexión ferroviaria y de autopista– son muy pocos habitantes para dar vida a un aeropuerto.
Desde la Generalidad apuestan por el tráfico turístico, especialmente por el de esquiadores que se dirigen a las estaciones andorranas y del Pirineo catalán. Sólo hay una experiencia parecida en los Pirineos y es muy reciente como para hacer balance. Hace tres inviernos la aerolínea Pyrenair empezó a volar desde el recién inaugurado aeropuerto de Huesca a varias ciudades españolas durante la temporada invernal. Según datos de la compañía el año pasado transportaron a algo más de 30.000 viajeros en todas sus rutas, un número significativo para un aeropuerto que nació sin más demanda que la de los políticos, pero insuficiente.
30.000 pasajeros es, a modo de ejemplo, lo que Madrid-Barajas mueve en unas pocas horas o el aeropuerto de Gran Canaria en un solo día. Para que un aeropuerto sea rentable necesita muchos pasajeros, tantos como medio millón al año según afirman expertos en la materia como Germà Bel, catedrático de Economía Aplicada y una de las grandes autoridades españolas en cuestiones aeroportuarias.
El aeropuerto de las Tierras del Ebro y el Coporativo-Empresarial no han visto la luz todavía. Del primero se sabe ya la localización y se ha aprobado su construcción. Las quejas no han tardado en llegar. Los primeros, como era de prever, los ecologistas locales, que no quieren aeropuertos; los segundos, sus vecinos de Castellón, que esperan inaugurar en breve un aeropuerto –privado eso sí– en la Plana Alta para dar servicio a la Costa del Azahar. Del Corporativo se sabe que la Generalidad va a aprovechar el aeródromo de Igualada, a 45 kilómetros de Barcelona.
Para el aeropuerto del delta del Ebro hay reservados 112 millones de euros, para el corporativo 95 millones, a los que habría que sumarles los 34 millones presupuestados para la mejora del aeródromo de Igualada.
Los aeródromos de nueva construcción incluidos en el plan costarán o, mejor dicho, ya están costando, 23 millones de euros, a razón de unos dos millones y medio de promedio por aeródromo. Estas instalaciones aeroportuarias se repartirán por toda la Cataluña rural. Pueblos grandes como Cervera (9.200 habitantes), Tremp (6.200 habitantes) y pequeños como Arnes (488 habitantes), Viladamat (466 habitantes) o Lladurs (201 habitantes) tendrán su aeródromo y la lluvia de dinero que lo acompañe durante la construcción. Luego ya se verá si se vuela o no se vuela.