LD (L. Ramírez/EFE) La crisis financiera ha dejado de ser algo lejano, que sólo afecta a los grandes ejecutivos de Wall Street. Según publica este miércoles la edición on-line del periódico norteamericano The Washington Post, la cifra de personas que en EEUU debe acudir a los cupones gubernamentales para poder comer todos los días se ha disparado hasta los 30 millones este mes, como consecuencia del desempleo y la inflación.
Pero no todas las familias que tienen problemas económicos pueden solicitar estas ayudas de la Administración. Para recibir los subsidios de alimentación, los hogares deben tener unos ingresos anuales inferiores a los 27.564 dólares, calculado para una unidad familiar de cuatro personas.
Estas ayudas tienen un importe medio de 109,93 dólares al mes por persona y corresponden a un plan del Gobierno que facilita una dieta de bajo coste pero que provee de la nutrición adecuada, según la Administración norteamericana.
Por ello, las organizaciones de beneficencia y los comedores sociales están registrando un incremento notable en la demanda de servicios, al mismo tiempo que se reducen las donaciones de particulares que realizan a este tipo de instituciones. El cóctel es explosivo.
El rotativo norteamericano hace públicas estas cifras a la espera de que el Departamento de Agricultura, encargado de administrar los programas de alimentos subsidiados, divulga esta semana los datos oficiales. De momento, el Gobierno estima que unos 11,9 millones de personas han pasado hambre en EEUU durante el último año.
“Las cifras ponen la atención en el hambre cuando el Congreso inicia los debates sobre un nuevo programa de estímulo económico”, señalan fuentes del poder legislativo consultadas por The Washington Post. “Cualquier proyecto de estímulo incluirá una ampliación de los beneficios de cupones para alimentos”, señalaron.
En octubre, la tasa de paro llegó al 6,5% en EEUU, según las cifras oficiales, y el índice de precios de consumo para alimentos y bebidas ha subido un 6,1% en lo que va de año.
Crisis económica y subida de precios de los alimentos
Y es que pl mundo parece haberse quedado sin alimentos. Los altos precios que comenzaron afectando principalmente al trigo, fueron expandiéndose y alcanzando a cada uno de los productos agrícolas. Las grandes potencias y hasta los mayores productores ven peligrar sus existencias de materias primas destinadas a la producción de alimentos.
El incremento de la demanda alimenticia de los países emergentes debido al importante crecimiento de sus economías se une a una creciente tendencia a la utilización de materias primas agrícolas para la producción de biocombustibles, generando un feroz aumento de los precios a nivel internacional.
A la vez, es importante tener en cuenta el escenario en el cuál suceden estos fenómenos. Por un lado, tenemos una producción europea sustentada en base a una importante carga arancelaria que eleva los precios a nivel local. Por otro, una crisis internacional a nivel financiero que fomenta la especulación en torno a las materias primas como forma de salvación ante la caída de los mercados.
Los precios de los alimentos suben en el entono del 6% anual en los Estados Unidos, un país que no cuenta con una tradición inflacionista, haciendo de ésta, la peor carestía alimentaria en casi veinte años.
Ya antes del pasado verano, grandes supermercados minoristas como Wal-Mart y Costco optaron por el racionamiento de arroz. Si bien, aseguran que aún poseen existencias suficientes para hacer frente a la demanda, la implantación de una medida preventiva busca evitar una mayor escasez.
Por su parte, países como Brasil deciden enfrentar a los productores como forma de frenar el alza de los precios. El gobierno ha impuesto el cierre temporal de las exportaciones de arroz como forma de abastecer al mercado local.
Así, 1,6 millones de toneladas que debían partir rumbo a los más variados destinos quedarán en territorio brasilero a la espera de un acuerdo entre los productores y el gobierno para resolver el problema de los precios y las dificultades de aprovisionamiento, en un mercado que ve crecer el precio del arroz en un 20% anual.