LD (Agencias) Según los últimos datos del Banco de España, al final de diciembre del 2007 las familias debían a los bancos 646.000 millones de euros (en préstamos hipotecarios), lo que supone un ritmo de crecimiento del 13,2 por ciento. Un año antes, en 2006, la tasa de crecimiento de la deuda hipotecaria de las familias se situó en el 20,4 por ciento (571.000 millones de euros), una cifra inferior al 24,3 por ciento del 2005 y al 23,7 por ciento del 2004. Si se tienen en cuenta todos los meses, sólo en julio de 1996, con un 12,6 por ciento, el ritmo de crecimiento de la deuda hipotecaria de las familias fue menor a la del final del 2007.
La situación actual se explica por el endurecimiento de las condiciones de concesión de crédito aplicadas por las entidades a los particulares en el último trimestre, causada en parte por el deterioro de las perspectivas del mercado de la vivienda, según explicó el Banco de España en su último boletín económico.
Esa restricción, negada normalmente por las entidades, afectó también a las empresas y, en mayor medida, a las grandes empresas y a los préstamos a plazos más dilatados, en un contexto de empeoramiento de las expectativas sobre la situación económica.
Las condiciones para la obtención de préstamos también se volvieron más estrictas por la percepción de un deterioro de la calidad crediticia de los consumidores, en el caso de los préstamos destinados al consumo. En cuanto a ese tipo de créditos, la tasa de crecimiento al final del 2007 fue del 11,2 por ciento, la menor a cierre de año desde el 4,4 por ciento del final del 2001. Entre el 2002 y el 2006, el ritmo ha sido igual o superior al 12,5 por ciento.
A diciembre del 2007, la deuda de las familias con las entidades bancarias en préstamos no dirigidos a vivienda ascendía a 228.000 millones de euros, una cuarta parte de la deuda total (vivienda y consumo), 876.000 millones de euros.
La situación actual se explica por el endurecimiento de las condiciones de concesión de crédito aplicadas por las entidades a los particulares en el último trimestre, causada en parte por el deterioro de las perspectivas del mercado de la vivienda, según explicó el Banco de España en su último boletín económico.
Esa restricción, negada normalmente por las entidades, afectó también a las empresas y, en mayor medida, a las grandes empresas y a los préstamos a plazos más dilatados, en un contexto de empeoramiento de las expectativas sobre la situación económica.
Las condiciones para la obtención de préstamos también se volvieron más estrictas por la percepción de un deterioro de la calidad crediticia de los consumidores, en el caso de los préstamos destinados al consumo. En cuanto a ese tipo de créditos, la tasa de crecimiento al final del 2007 fue del 11,2 por ciento, la menor a cierre de año desde el 4,4 por ciento del final del 2001. Entre el 2002 y el 2006, el ritmo ha sido igual o superior al 12,5 por ciento.
A diciembre del 2007, la deuda de las familias con las entidades bancarias en préstamos no dirigidos a vivienda ascendía a 228.000 millones de euros, una cuarta parte de la deuda total (vivienda y consumo), 876.000 millones de euros.
Se desaceleran también los créditos para la construcción
La deuda de las empresas españolas también se desaceleró con fuerza en 2007, año en que creció el 18,8 por ciento, frente al 27,9 por ciento del 2006, debido a la menor financiación obtenida por las inmobiliarias y las constructoras en medio de la crisis financiera mundial e inmobiliaria en España.
Según el Banco de España, que hasta el momento sólo ha valorado los datos hasta septiembre, la ralentización del crédito a las empresas durante el tercer trimestre del 2007 "obedeció exclusivamente a la pérdida de vigor de los recursos captados por los servicios inmobiliarios y la construcción, ya que en el resto de las actividades se observó un mayor dinamismo".
De hecho, hasta septiembre del 2007, el número de viviendas iniciadas descendió el 4,9 por ciento, hasta 693.708 unidades, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Vivienda.