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Los analistas dudan de que el rescate de la UE evite la quiebra de Grecia

La clase política helena baraja ya suspender pagos. El coste de los bonos sigue siendo insostenible, próximo al 7%. Los analistas dudan de que, incluso con rescate europeo, los griegos acepten el ajuste salarial y fiscal que precisan para pagar la deuda.

“Esto es usura: necesitamos una reestructuración de deuda”, según asevera el partido Concentración Popular Ortodoxa (LAOS), que se sitúa a la derecha del principal partido de la oposición Nueva Democracia (conservadores).

Se trata de una formación política minoritaria en el Parlamento, pero que en las últimas elecciones generales ha visto incrementar su apoyo, al lograr un 5,63% de los votos y 15 escaños, cinco más que en la anterior legislatura. Lo curioso es que este mensaje comienza a calar y a recabar apoyo entre las filas del partido en el Gobierno, el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), del primer ministro Georgios Papandreu.

El llamamiento a reestructurar deuda implica optar por la suspensión de pagos (default). Tras la aprobación del paquete de rescate finanaciero acordado entre el Eurogrupo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) el pasado fin de semana, y que asciende a un total de 45.000 millones de euros en 2010, Atenas prepara ya el terreno para solicitar formalmente ayuda financiera a sus socios comunitarios.

El Gobierno socialista precisa recaudar cerca de 10.000 millones de euros antes de mediados de mayo para cubrir sus necesidades de pago. Grecia logró colocar el pasado martes 1.560 millones de euros en letras a seis y doce meses, un 30% más de lo previsto, a un coste (tipo de interés) de entre el 4,5% y el 4,85%, que aún sigue siendo elevado.

El problema es que, pese al anuncio de rescate europeo, el coste de los bonos a 10 años pasó del 6,65% el lunes al 7%, nuevamente, el miércoles, un spread (diferencial) respecto al bono alemán cercano a los 400 puntos básicos. Este tipo de caídas y subidas se viene repitiendo desde el pasado enero, con cada anuncio o declaración europea sobre el rescate de Grecia.
 
Es decir, la tensión en el mercado de deuda no desaparece, y el coste de financiarse en el mercado sigue siendo insostenible para las cuentas públicas helenas. De hecho, el seguro contra impago de deuda (CDS) de Grecia aumentaba este jueves hasta los 437,2 puntos básicos. Según The Wall Street Journal, el Ejecutivo heleno se está planteando la posibilidad de cancelar las próximas emisiones de bonos en dólares previstas dado el escaso interés que está despertando en Estados Unidos.

Ante esta situación, los analistas del banco francés BNP Paribas consideran que la única solución es que Grecia solicite ya oficialmente la inyección de dinero en efectivo por parte de la zona euro y el FMI. Esta opinión es igualmente compartida por la entidad alemana Deutsche Bank, que no duda en señalar que "Grecia necesitará activar el plan de rescate en el plazo de un mes" para cumplir sus compromisos. Dicho y hecho, las autoridades griegas han solicitado este jueves el inicio de las discusiones con la Comisión Europea, el BCE y el FMI para poner en marcha un programa de crédito plurianual.

Y es que, para hacer frente tan sólo al pago de intereses la economía helena debería registrar un intenso crecimiento económico o, al menos, contar con un superávit presupuestario primario (sin contar el pago de intereses) próximo al 6% del PIB en 2011. Y, en este sentido, las cosas pintan mal para Grecia.

Por un lado, sigue en recesión económica. Los expertos de Barclays Capital prevén una contracción del PIB próxima al 4% en 2010 y del 1,9% en 2011. Por ello, el analista de la entidad Julian Callow considera que "Grecia tiene una tarea titánica por delante. La economía se sigue contrayendo mientras el ajuste fiscal apenas ha comenzado”. Así pues, al Gobierno heleno le resultará muy complicado recaudar los ingresos fiscales que precisa para reducir el déficit y, sobre todo, la deuda pública.

Por el momento, Atenas sigue aprobando medidas para aumentar la recaudación. La última va dirigida contra el fraude fiscal y la evasión de impuestos. El Parlamento griego aprobó el miércoles una nueva reforma fiscal con el fin de aumentar la captación de fondos y reducir el abultado déficit público del 12,7% del PIB.

El primer ministro, Georgios Papandreu, calificó la reforma de "revolucionaria" y beneficiosa para el conjunto de la sociedad. "Estamos enviando un mensaje claro: de ahora en adelante no habrá más impunidad para la evasión y el fraude en los impuestos. Este mensaje significa igualdad ante la ley", declaró Papandréu en el parlamento, según la agencia Athens News.

La nueva legislación aumenta el control sobre las grandes operaciones monetarias en efectivo, medida destinada a luchar contra el fraude fiscal que supone para el Estado dejar de recaudar miles de millones de euros anuales. También acaba con ciertos privilegios fiscales que disfrutaban algunos profesionales como taxistas, camioneros, abogados y médicos, entre otros. Otro aspecto polémico es el aumento de la presión fiscal sobre la Iglesia ortodoxa, lo que ha causado protestas de los religiosos.

Esta reforma se suma al plan de ahorro que pretende reducir el déficit público en cuatro puntos en 2010, hasta el 8,7% del PIB, mediante importantes recortes sociales y la congelación de los salarios en el sector público, informa Efe.

Con un déficit público superior al 13% en 2009, una deuda del 115% del PIB y en plena recesión las dificultades financieras son más que evidentes. Grecia necesita generar superávit para pagar tan sólo los intereses de la deuda, y dado que el aumento de recaudación fiscal no será suficiente precisaría un recorte del gasto público próximo al 25%, algo inédito.

El problema de Grecia es que, ante tales perspectivas, cuenta con casi todas las papeletas para caer en lo que se conoce como “espiral de deuda pública”: el Gobierno es incapaz de hacer frente a los intereses por lo que el volumen de deuda sigue creciendo, precisando acudir nuevamente al mercado (más deuda) para cumplir con sus compromisos.
 
Por ello, la mayoría de analistas da por hecho que Grecia hará uso, finalmente, del plan de rescate, tal y como acaba de solicitar Atenas. Y es aquí donde se abriría un nuevo panorama. A un tipo de interés del 5% -inferior al del mercado-, tal y como ha acordado el Eurogrupo, la “espiral de deuda” tampoco se solventará fácilmente.

Todos los escenarios que pintan los organismo oficiales, a excepción del griego, señalan que la deuda pública seguirá en aumento en los próximos años. La única solución para reducir la deuda, ante la imposibilidad de devaluar la moneda, pasa por una drásctica deflación de salarios para ganar competitividad y la puesta en marcha de grandes reformas estructurales en el sector público y privado.

El coste político y social de tales medidas es más que evidente. De ahí que algunos políticos griegos, al igual que algunos analistas de la banca internacional, apoyen la posibilidad de default, lo que se traduciría en una reestructuración de la deuda para demorar el pago, aplicar una quita a los acreesores e, incluso, abandonar el euro.  “A largo plazo, una moratoria de la deuda griega sigue siendo muy probable. Los ajustes estructurales necesarios para conseguir que sus presupuestos regresen a un equilibrio razonable son simplemente masivos”, según el analista del Financial Times Wolfgang Munchau.

“Se ha hecho en el pasado, pero con una diferencia clave: los países afectados fueron capaces de devaluar sus monedas. Esto redujo la carga de pagar la deuda denominada en la moneda local, y también hizo más competitivas las exportaciones, dando un impulso al empleo”. No es el caso de Grecia, que carece de autonomía monetaria. La opción de suspender pagos cobra, poco a poco, fuerza.

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