Es decir, será preciso reducir gastos.
Si es con la opción dos, será el estado el que deba contener sus despilfarros.
Si es con la opción uno, manteniéndose los salarios mientras suben los precios, con una moneda devaluada de facto, será el sufrido ciudadano quien no tendrá más remedio que apretarse el cinturón.
¿Pagarán justos por pecadores? Témomelo.
La guerra se financia con más deuda; si no hay compradores de deuda, se sube el tipo de interés, ¿reducirán los gastos para compensar el mayor gasto financiero?