Es cierto que los altos funcionarios se tocan las narices: se pasan la vida en reuniones que no tienen nada que ver con el trabajo y que acaban en comidas de alta cocina, se pegan al teléfono y hablan con otros políticos nombrados a dedo de su mismo nivel, con amiguetes, con ligues, con la familia y con quien se tercie,se inventan necesidades de cursos que imparten ellos mismos y por los que cobran casi tanto como Garzón del Santander, dan ruedas de prensa que sólo sirven a su partido y a captar posibles votos... y además de eso se tocan las narices. Mientras tanto, las oficinas que dependen de ellos atienden público sin parar, sin poder ir al baño, y los funcionarios escuchan insultos y quejas cuándo se toman el descanso de 30 minutos a media mañana porque no hay nadie capaz de estar 7 1/2 horas pegado en una silla, y no se cogen el descanso de 5 minutos cada hora que los técnicos de prevención consideran obligatorio para que la vista descanse de los ordenadores. Y además, si cree que con contratar 1/2 jornada basta, que lo haga, que no tire nuestro dinero para complacer a los sindicatos.