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Los estadounidenses dejan de creer en el sueño americano

Si hay una característica que definía a los norteamericanos era el optimismo. El sueño americano, la creencia de que cualquiera podía llegar a donde quisiera a base de trabajo, ha sido uno de los mitos fundamentales de su historia. Ahora, apenas uno de cada cuatro mantiene la ilusión.

El optimismo ha sido siempre uno de los factores que mejor han definido al norteamericano medio. En Europa son comunes las bromas acerca de su candidez, su credulidad o su falta de conocimientos sobre todo aquello que esté más allá de sus fronteras; pero lo que nadie había podido negar hasta ahora era su perenne ilusión. Pasara lo que pasase, desde EEUU siempre llegaba un aire de esperanza, sobre un mundo mejor que esperaba ahí fuera. Las imágenes fundadoras de esta sociedad (una ciudad sobre una colina, la frontera, la república de hombres libres que tienen derecho a la "búsqueda de la felicidad") inciden en un horizonte ilimitado en el que el individuo, gracias a su trabajo y a su esfuerzo, podía conseguir lo que se propusiese (y sin tener que llamar en su ayuda al Gobierno).

Sin embargo, décadas de intervencionismo y la última gran crisis económica podrían estar acabando con este sueño americano. Según una encuesta de Rasmussen Reports publicada este jueves, sólo "el 26% de los adultos norteamericanos" creen que es posible para cualquiera llegar a EEUU y hacerse rico. Y, quizás más preocupante, es el 58% de los que creen que una "buena ética del trabajo" será recompensada convenientemente.

Además, estos datos no son un ejemplo aislado. En otras encuestas de esta semana se puede ver que la ilusión parece haber abandonado a los habitantes de la primera potencia del mundo. También Rasmussen destaca que "sólo el 35% de los adultos en EEUU" cree que su país tenga la mejor economía del mundo, frente a un "46%" que no está en desacuerdo.

Quizás todo esto tenga que ver con un intervencionismo creciente que con Barack Obama ha llevado al Gobierno de Washington a acaparar casi el 50% de toda la riqueza del país. En un país que siempre ha creído en el individuo, el poder público ha ido acaparando desde hace décadas una presencia que nunca había tenido. Y puede que eso también llegue al ánimo de sus ciudadanos.

También ha influido la crisis. Según un estudio del Pew Center, un 55% de los estadounidenses se siente golpeado por la crisis, frente a un 45% que se han logrado librar de sus malos efectos. Entre aquél porcentaje de ciudadanos que siente que su situación económica ha empeorado sensiblemente en los últimos años, "un 43%" ha estado en el paro en algún momento desde 2007, un "42%" ha tenido que pedir dinero prestado a familiares o amigos, y "un 60%" ha retirado grandes sumas de dinero de sus ahorros.

En este sentido, no extrañan los resultados de otras dos encuestas de Rasmussen conocidas en los últimos dos días. Así, sólo el 38% de los norteamericanos creen que la economía mejorará de aquí a un año, frente a un porcentaje igual que piensa no será así. Aunque al menos el 52% ven el futuro a cinco años con más optimismo. Por otro lado, sólo el 31% piensa que el país está yendo en una "buena dirección", frente al 63% que cree que el camino tomado en los últimos años no es el adecuado.

Y al final de todos estos porcentajes, estadísticas, encuestas y preguntas, lo que queda es la foto de una sociedad que en los últimos años ha perdido aquello que siempre al distinguió, caracterizó e impulso: algo tan sencillo y tan poderoso a la vez como la esperanza en un futuro mejor.

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