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Los controladores: "No estamos echando un pulso, AENA manipula"

Los controladores han reaccionado al anuncio de Blanco, advirtiendo de los riesgos que podrían generarse si los militares realizasen labores que no les son propias. "No existe ninguna huelga encubierta", han asegurado, tras denunciar las condiciones que AENA les impone.

Camilo Cela: "No estamos de huelga"

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

En una rueda de prensa este martes, en Madrid, los controladores aéreos, representados por USCA, han querido dar respuesta a las acusaciones que lanzadas desde el ministerio de Fomento y AENA, que les dibuja como "unos caprichosos".

Camilo Cela, presidente de USCA y miembro de la Mesa de Negociación, ha negado taxativamente que tengan voluntad de acometer "medidas de presión", descartando que se esté produciendo una "huelga encubierta", explicó.

"No ha habido un pulso planteado con nadie, ni lo va a haber", aseguró Cela, al mismo tiempo que afirmaba que las bajas que se están produciendo son derivadas de las condiciones laborales que AENA les impone: "No está gestionando bien los recursos humanos, incumpliendo la ley", lo que es especialmente importante en un sector tan complicado.

Los controladores han manifestado su descontento con el tratamiento mediático recibido: "Sólo se ha hablado de lo mucho que ganamos", pero la "imagen que se está lanzando está manipulada" aseguraba Daniel Zamit, quien acusó directamente a la entidad de Navegación Aérea de ello.

El problema, a su parecer, es que AENA y el Ministerio de Fomento les están obligando a realizar "jornadas de trabajo excesivas" que provocan, más allá "del estrés inherente a nuestro trabajo", otro provocado "por las condiciones laborales a las que nos imponen", llegando incluso al "acoso psicológico", describía Zamit.

Por eso, los controladores han instado a no perder de vista el problema real y de fondo de todo el asunto, que no es otro que "la falta de personal para el mismo volumen de trabajo que teníamos hace un año" en los aeropuertos españoles.

Francisco Maroto ha hecho hincapié en la imprevisión y falta de planificación evidenciada por AENA, que ha repartido el mismo volumen de trabajo entre un reducidísimo número de controladores. "Lo que no es de recibo es que por su falta de planificación, se coja a los controladores aéreos y se les signifique ante la opinión pública como culpables de todo", aseguraba. Ellos se consideran en una situación "extrema, límite" con el régimen laboral, en el que "la tónica es trabajar 28 días al mes, con jornadas imposibles", manifestaron. Además, indicó: "¿Quién es el responsable de haber admitido el plan de vuelo de esos aviones, cuando su despegue es imposible porque no hay suficientes controladores?".

Ante las críticas de oportunismo que están lloviendo sobre el sector, los controladores se defienden aduciendo que es una situación que vienen arrastrando desde tiempo atrás: "Nos parece fatal que tanto el ministro como AENA no informen a la opinión pública de que están denunciados al ministerio de Trabajo desde diciembre de 2009". En este sentido, ha puesto como ejemplo la zona de Barcelona, en la que existen desde esa fecha 89 denuncias de auxilio de estos profesionales.

"Desde la implantación de la nueva Ley, entran a trabajar menos controladores en 2009 que en 2008, y así, cuantos menos profesionales entran a trabajar más trabajamos los que quedamos", indicaron.

Los controladores militares, una labor distinta

Camilo Cela acusó al Gobierno de difundir una imagen de falso caos en los aeropuertos, cuando no se está produciendo, y puso el ejemplo de Palma de Mallorca, donde "apenas hubo un 1% de retrasos, que es poquísimo, una cifra que ya querríamos en general" aseveró. 

Por otro lado, los controladores quisieron llamar la atención sobre los riesgos que entrañará si finalmente los controladores militares asumen el control, como anunció Blanco: "Son unos excelentes profesionales pero su labor es muy distinta, son un gremio muy parecido" explicaba Daniel Zamit, "pero nos parece una decisión precipitada que no es buena".

Además, aludió a las consecuencias que trajeron soluciones idénticas, por ejemplo en Francia en 1979 cuando "se sustituyeron controladores civiles por militares por un problema laboral" y todo acabó en un accidente entre varias aeronaves.

"Las consecuencias son imprevisibles" remataba César Cabo, el secretario de comunicación de USCA: "Controlar aviones es a lo que nos dedicamos, son dos años de curso, un período de instrucción..." un proceso en el que AENA no está invirtiendo planificación, ni tiempo. "Está garantizada la seguridad, pero a costa de nuestra salud" aseguró.

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