LD (Pedro de Tena) Mientras suben las hipotecas como consecuencias de los techos máximos alcanzados por el Euribor, ya situado en junio en el 5,361 por ciento, cifra que produce miedo y que se repercute a razón de 900 euros anuales para hipotecas medias. Mientras sube la tarifa de la luz, alrededor del 8 por ciento. Mientras, el IPC está más alto que nunca en los últimos ocho años. Mientras las pensiones, salarios e ingresos andaluces están por debajo de las medias nacionales respectivas. Y en medio de todo este desmadre, guindado por casos de corrupción y desánimo de la democracia, los andaluces parecen preferir jugar, es decir, el azar, la suerte, la fortuna concebida individual o familiarmente a rebelarse y apostar por políticas económicas más sensatas y eficaces.
Ante los primeros síntomas de la desaceleración de 2007, el gasto en el juego en Andalucía ha crecido hasta los 2.691 millones de euros, un 5 por ciento más respecto del ejercicio anterior, según el informe sobre juego privado en Andalucía de la Consejería de Gobernación. Como señala el Diario de Cádiz, la cifra es nada desdeñable si se compara con el paquete de 35 medidas activado por el Gobierno andaluz para poner freno a la actual coyuntura y que sólo alcanza los 1.374 millones, la mitad de lo que los andaluces gastan en juego.
El 68 por ciento del volumen de juego fue absorbido por las tragaperras, llegando a suponer en este sector hasta 1.830 millones, lo que traducido en gasto anual por cada andaluz supuso el desembolso de 227 euros. Es el salto más importante de los últimos ocho años, al superarse en 16 euros lo invertido respecto a 2006, el doble de la media anual de este periodo. Este espectacular crecimiento guarda relación directa con el aumento en un 9 por ciento del número de máquinas en Andalucía, que pasó de las 39.264 que había en 2006 a 42.670 en el pasado ejercicio. Así, las tragaperras han crecido en este periodo un 63 por ciento.
Sin embargo, los bingos han caído hasta un 7 por ciento. No así los casinos. El volumen de dinero que corrió por las cinco casas de juego repartidas entre Cádiz, Málaga y Sevilla registró un repunte, situándose el movimiento final de dinero en 343,86 millones, un 7 por ciento más que en el anterior ejercicio, en el que tuvieron una importante caída. Aun así, este crecimiento queda lejos de los 416 millones que se quedaron en los tapetes de las mesas en 2005 y que fueron un hito histórico, ya que sólo en este año subieron cerca de 115 millones .
Los bingos, tras la gran etapa evidenciada tras su legalización a finales de la década de los 70 y en los 80 ya en la segunda mitad de los noventa empezó un declive imparable que se ha agudizado en los últimos años por la irrupción de un nuevo sector al alza: las casas de apuestas on-line y nuevas fórmulas de lotería. La prueba más evidente de su caída está en el cierre de salas: en diez años se ha pasado de 79 a 66 en toda la comunidad.
Los malagueños son los andaluces con más tendencias favorables al juego. Los 128 euros por persona fue la media en esta provincia de gasto aparente seguida por Huelva, con 106 euros, Almería y Cádiz, con 93 y 92 euros, respectivamente. En el lado opuesto, las provincias de interior, con Jaén a la cabeza (56 euros) y Córdoba (60) son las que tienen los habitantes más recatados a la hora de gastar su dinero.
Dejando de lado el gasto por habitante, y teniendo en cuenta el peso poblacional, que el mayor volumen de bingos - 47 de 66- y todos los casinos están radicados en Málaga, Sevilla y Cádiz, hace que sea estas provincias las que mayor volumen de juego de Andalucía registraron, llegando a acaparar el 63 por ciento del dinero movilizado, es decir, 1.710 millones. Curiosamente los onubenses, que no tienen casinos, factura en sus seis bingos casi lo mismo que en los 19 existentes en la provincia de Cádiz, lo que les sitúa como los segundos andaluces que más dinero se dejan en cartones. Y sorprendente es su afición a las tragaperras, igual que sucede con los almerienses. Cerca de 80 euros se dejaron en 2007, llegando a estar hasta 30 euros por encima del resto de los andaluces.