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Los aeropuertos españoles pierden 16 millones de pasajeros en 2009

Los aeropuertos españoles gestionados por AENA no sólo pierden dinero sino también pasajeros: un 8,1% de pasajeros con respecto a 2008. Prácticamente todos los aeropuertos pierden tráfico a excepción de Santander, Santiago y los recién inaugurados Huesca y Burgos. 

La crisis ya se deja ver en los aeropuertos españoles que están a cargo de AENA, es decir, de casi todos. Las cifras de pasajeros han caído un 8,1%, las operaciones han descendido un 10,4% y la carga ha bajado un 10,3% sobre el año 2008, que ya notó ligeramente que los bolsillos de los viajeros están más vacíos.

Por aeropuertos, Madrid-Barajas sigue siendo, con gran diferencia, el primer aeropuerto del país en todos los rubros; en pasajeros, en operaciones y en toneladas de carga. 48 millones de pasajeros pasaron el año pasado por alguna de las terminales de Barajas, una cifra alta para los estándares de hace 10 años (en 2000 por Barajas pasaron 32 millones de pasajeros) pero lejos de los años de bonanza, especialmente de 2007, cuando Barajas registró un récord histórico de 52 millones de viajeros aupándolo al olimpo de los grandes aeropuertos internacionales.

El aeropuerto madrileño carga con un tercio del tráfico nacional. Otro tercio se lo reparten entre Barcelona y Palma de Mallorca, y el resto una decena de aeropuertos públicos repartidos por las áreas turísticas de Canarias, Baleares y las costas Brava y del Sol. Los aeropuertos del resto de España tienen un tráfico realmente pequeño. Aeropuertos de ciudades grandes como el de Zaragoza apenas llegaron al medio millón de pasajeros y las 13.000 operaciones.

De entre los aeropuertos de tamaño medio, los que se sitúan entre los dos y los cinco millones de pasajeros al año, las mayores caídas se han producido en Valencia, que ha perdido un millón de pasajeros, Fuerteventura, Lanzarote y Bilbao, que vuelve a bajar de los cuatro millones de pasajeros.

De los tres grandes, Madrid, Barcelona y Palma, el que menos nota la crisis es el de Madrid, que se ha dejado un 5,1%. Esto en el caso de Barajas son dos millones y medios de pasajeros, los mismos que pasaron por el aeropuerto de Menorca en todo el año. Barcelona ha perdido casi un 10%, tres millones de pasajeros, lo que devuelve al aeropuerto de El Prat al año 2005, cuando llegó a los 27 millones de pasajeros anuales.

La excepción a un año aciago para la aviación comercial la forman dos pequeños aeropuertos recién abiertos al público, el de Burgos, inaugurado en julio de 2008 y el de Huesca, que se puso en funcionamiento un año antes. Pero entre los dos no llegan a los 35.000 pasajeros, el equivalente a lo que negocia Barajas en sólo unas horas . De entre los aeropuertos veteranos, el de Santiago de Compostela y el de Santander han incrementado su tráfico. El primero ligeramente, un 1,4%, el segundo, elegido por la aerolínea de bajo coste Ryanair como base en el norte de España, casi un 12%.

El fenómeno "Low Cost"
El tráfico ha disminuido, pero no se ha derrumbado a pesar de la crisis. En esto tal vez tenga mucho que ver el precio de los billetes, que ha bajado de un modo sostenido durante toda la década y que ha se ha mantenido bajo cuando han llegado las vacas flacas para los viajeros. Sólo en el mes de noviembre, el 46,8% de los pasajeros que llegaron a los aeropuertos españoles lo hicieron a bordo de una línea aérea de bajo coste.

El fenómeno “low cost” explica que la demanda no se haya hundido completamente. De los 27 millones de pasajeros que pasaron por El Prat en 2009, siete fueron transportados por la “low cost” española Vueling. Los números para estas compañías son negros y no rojos como lo son para las antiguas aerolíneas de bandera. El año pasado, la británica easyJet ha crecido un 9% y Ryanair un 13% respecto a 2008.  

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