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Lissavetzky : "No soy intervencionista, pero es necesario regular el fútbol"

Frente a la caída generalizada de patrocinios y el aumento del endeudamiento general en el ámbito deportivo, el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, aboga por crear un nuevo órgano público para regular el ámbito deportivo.

Frente a la caída generalizada de patrocinios y el aumento del endeudamiento general en el ámbito deportivo, el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, aboga por crear un nuevo órgano público para regular el ámbito deportivo.

Es, probablemente, uno de los españoles más envidiados. No ha faltado a ninguna de las citas históricas deportivas que el resto veíamos con emoción por televisión. Ha disfrutado con la Eurocopa de la roja, además de jalear a Rafa Nadal en sus paseos triunfales por el mundo.

Sufrió en el palco con el triple fallido de Noccioni en el último suspiro que metió a España en la final del Mundial de Baloncesto en Japón, y más recientemente, en Pekín, vivió en directo la mayoría de las 18 medallas españolas. Se reconoce "tozudo". Su primera legislatura como secretario de Estado para el Deporte la dedicó a impulsar leyes para luchar contra el dopaje y la violencia, y ahora, al hilo de la crisis económica, prepara su nuevo reto: reformar y regular el deporte profesional. “Ojalá pudiéramos aprobar la Ley en 2010”.

Pregunta: Estamos viviendo el mismo tiempo histórico que los mejores deportistas que ha tenido España: Rafa Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso, Alberto Contador o la selección de fútbol han logrado hitos nunca antes vistos. ¿Qué cosas han cambiado en estos últimos 20 años?

Respuesta: Hay dos niveles, el deporte de competición y el de la actividad física. La llegada de la democracia dotó al país de mejores infraestructuras, y el Estado de las autonomías ha permitido muchos recursos. En España hay en torno a 460.000 instalaciones, desde unas muy básicas como un frontón a otras sofisticadísimas.

Se ha hecho mucho esfuerzo en atraer a nuevos practicantes, y a través de los ayuntamientos, patronatos municipales y centros escolares se ha democratizado la práctica deportiva. Hay deportes para todos y para todas las edades.

P: El éxito de los Juegos Olímpicos de Barcelona fue el empujón definitivo.

R: Fue, probablemente, el punto de inflexión. Los españoles teníamos una especie de pesimismo ancestral en el deporte que hemos ido superando. Ahora ya no nos preguntamos por qué; nos preguntamos por qué no. Además, Barcelona sirvió para impulsar la planificación, la financiación y la tecnificación, sobre todo en deportes minoritarios.

Se creó, a través del programa ADO, un programa de patrocinio deportivo que hemos ido perfeccionando con los años, y se han incrementado los recursos más de un 25% en los presupuestos públicos y un 60% en el programa ADO [Asociación de Deportes Olímpicos].

P: ¿Qué dificultades financieras han existido por la crisis económica?

R: Estoy contento porque el sector ha resistido bien. El ADO, que se firmó con la presencia del presidente Zapatero, tiene unos ingresos previstos de 51,3 millones de euros, un descenso mínimo del 4% respecto a la etapa anterior. Parece milagroso, pero las empresas han respondido. Desde el Gobierno hemos hecho un tratamiento fiscal favorable a través de la desgravación para aquellas empresas que intervengan en el ADO.

P: Los malos momentos azotan más al deporte profesional.

R: Sí, con especial virulencia según vas bajando en el nivel. Estoy preocupado con la Segunda B. Hay una situación que puede ser preocupante porque es más difícil encontrar patrocinios. Ya hemos vivido el caso de un histórico del baloncesto, el Girona, que al estar patrocinado por una empresa de la construcción no ha podido afrontar los gastos para jugar la ACB. En el alto nivel, por suerte, aún no ha habido grandes problemas, pero según bajas el escalafón van apareciendo.

P: A la actual coyuntura hay que sumar la dinámica derrochadora en la que se han sumido muchos clubes -sobre todo, de fútbol- y que no han ayudado a suavizar los efectos de la crisis. ¿Qué se puede hacer ahora?

R: Hay que capear el temporal y ajustar lo máximo los gastos a los ingresos. Por todo ello, y no por la crisis, yo planteé la necesidad de reformar el deporte profesional. Ahora estamos con una subcomisión en el Congreso de los Diputados de la que fui primer compareciente, para intentar buscar mecanismos que permitan lanzar un mensaje importante a la sociedad.

Tiene que haber solvencia, responsabilidad y transparencia. Para ello estamos pensando en crear un órgano regulador que tenga carácter independiente y que vaya avisando a los clubes de la situación en la que están.

P: Muchos piensan que la regulación llega tarde. José María Gay de Liébana, economista de la Universidad de Barcelona, cifra en 3.500 millones de euros la deuda de los equipos de Primera División y considera que el modelo del fútbol está agotado.

R: Las deudas son muy altas
, pero la mayor parte de ellas están avaladas, sino Hacienda actuaría. Entrar en cifras es muy complicado. Cuando hablas de deudas hablas a corto, a medio y a largo plazo. Es una situación que hay que corregir. La crisis económica mundial se basa en una actitud de codicia de muchos que han puesto el sistema patas arriba.

No ha habido ninguna regulación de los mercados financieros, y desde luego yo no soy nada intervencionista, pero es necesaria una regulación. Si la pedimos en el sector financiero, ¿cómo no la va a haber en el deporte profesional?

El único regulador ahora mismo es la AFE [Asociación de Futbolistas Españoles], que ha conseguido que si los clubes no pagan a sus jugadores se pueda hacer descender al equipo. Necesitamos algo más importante. Creo, además, que todo el mundo aceptaría esos controles, porque les va a hacer más fuertes.

P: Hasta ahora nadie ha conseguido poner un poco de orden. ¿Quién controla a los clubes?

R: Los clubes hacen una serie de auditorías que tienen que enviar a la Liga de Fútbol Profesional y al Consejo Superior de Deportes, pero no hay ningún mecanismo coercitivo para que el CSD y la LFP dictaminen que un club no cumple y le obliguen a descender a Segunda División.

Ese papel lo cumplía antes la Liga de Fútbol Profesional, pero decidieron hacer descender al Celta y al Sevilla en 1995 y se formó el lío. Estaba muy recientemente aprobada la legislación, y no tuvieron mano izquierda. Nadie creía que se aplicaría la ley tan tajantemente, y hubo manifestaciones populares. Después, el Gobierno de Aznar quitó esas competencias a la Liga.

P: En aquel entonces los equipos arrastraban grandes deudas y se decidió poner el contador a cero. ¿Podría volver a pasar hoy?

R: De ninguna manera se va a volver a poner el contador a cero. La sociedad no entendería destinar dinero público para salvar malas gestiones. Lo que queremos es un sistema saneado, con unas reglas del juego claras y un órgano regulador que todo el mundo acepte y que tenga la fuerza suficiente.

Tiene que ser independiente, público y en el que estén presentes la Liga de Fútbol Profesional, la Federación Española de Fútbol, la AFE y el Ministerio de Hacienda. Hablamos de fútbol, pero también de baloncesto y de otros deportes.

P: ¿Podría servir un modelo a la americana, con límites salariales por equipo?


R: Yo no estoy a favor del tope salarial. España no es como EEUU. El deporte es profesional, evidentemente, pero hay una pasión local y regional tremenda.

El modelo NBA de familia y palomitas, como si fueras a ver una película, no es aplicable. Las ligas tienen que seguir siendo abiertas, con sus pasiones, sus ascensos y sus descensos.

P: La UEFA ha estado estudiando nuevos modelos para reconducir el fútbol.


R: Michel Platini ha lanzado la posibilidad de que los gastos en jugadores no superen el 60% o el 70% del presupuesto. Me parece pertinente reflexionar sobre esa idea de limitar los gastos. Si ingresas tanto y gastas más, empiezas a deber.

Si sigues gastando, cada vez deberás más y llegará un momento en el que cuando vayas a comprar no te vendan los productos. Esto es igual. Hablo de solvencia, pero también de responsabilidad real. Quien se haga cargo de un club, que sepa que, si se pasa, tendrá que responder con sus bienes y sus patrimonios.

P: Con la que está cayendo, el Real Madrid nada contracorriente y desembolsa 150 millones de euros en dos jugadores. ¿Prepotencia o inversión de futuro?

R: En España el deporte significa el 2,5% del PIB y cada español se gasta en deporte 600 euros al año. Es un sector económico que genera riqueza y crea empleo. Si un club hace un desembolso y recibe un crédito de una entidad financiera, y luego eso lo convierte en ganancias, no se puede decir absolutamente nada.

Más allá de la pasión, esto es una industria y cada uno intenta buscar su oportunidad de mercado. Otra cosa es el aspecto estético. Si en un país con casi cuatro millones de parados tú ves que hay un club que gasta 94 millones en un jugador puede sonar escandaloso, pero esto es mover económicamente un sector que va a crear sus propios puestos de trabajo.

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