LD (L. Ramírez / M. llamas) Los bancos están atrapados en una espiral muy peligrosa. No pueden dar hipotecas porque no tienen liquidez y, por lo tanto los compradores no pueden adquirir los pisos. Entonces, las inmobiliarias propietarias de esas viviendas, al no conseguir vender, tampoco pueden devolver sus sus créditos a la banca.
El precio ha dejado de servir a su fundamento: ser la principal fuente de información para conocer el grado de equilibrio entre oferta y demanda. ¿Por qué?, la explicación es sencilla: la demanda ha dejado de existir, si descontamos a aquellos que tienen miles de euros guardados bajo el colchón, en cajas fuertes e incluso en bolsas de plástico. Aún así, las sobretasaciones son las grandes protagonistas, especialmente en este entorno deflacionario. Y sin demanda no hay venta posible. Tampoco sin oferta pero, en la la actualidad, el excedente de pisos sin vender supera con creces el millón de unidades.
En resumen, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria las entidades financieras se han convertido en las nuevas inmobiliarias españolas y, a pesar de los grandes "chollos" que algunas agencias han ofrecido (llegando incluso al 2x1), los bancos no pueden ni colocar sus pisos en las tradicionales subastas, lugares donde se solían conseguir buenas gangas.
Los bancos se quedan con el 80% de los pisos
Esta enorme paradoja la pone de manifiesto Montse Martín en un artículo elaborado para el diario Sur. Los bancos se quedan el 80% de los inmuebles por falta de compradores: la sobretasación, la falta de liquidez y la confianza de los adquirientes en que los precios seguirán bajando provoca que las subastas queden desiertas.
El artículo cita como ejemplo el caso de Málaga, pero esta tendencia se está extendiendo por todo el territorio nacional. Aunque el precio que se consigue en estas subastas es menor que el de mercado, los pisos no se venden porque los bancos y cajas no conceden hipotecas para comprarlos. Muy poca gente dispone de una liquidez de decenas de miles de euros y está dispuesto a comprar el inmueble a tocateja. Y es que, según las fuentes financieras consultadas, hoy por hoy, las entidades conceden como mucho una hipoteca por el 60% ó 70% del valor de tasación del inmueble. Y eso, si el préstamo se aprueba, algo difcil hoy en día: la concesión de hipotecas se ha desplomado casi un 50% interanual.
Así, un breve recorrido por los juzgados de primera instancia de la capital ofrece un panorama revelador. Los tablones de anuncios de las oficinas judiciales se encuentran atestados de convocatorias de subastas. “Antes, hace unos dos años, teníamos, como mucho, una subasta al mes; ahora llegamos a celebrar, entre doce y quince”, asegura Antonio Salto, secretario del Juzgado de Primera Instancia número 13 de Málaga.
“Es raro que ahora acudan más de dos personas, además de la entidad financiera ejecutante. Generalmente es el banco el que se queda con la finca por falta de postores. Por aquí, es raro que vengan ya los subasteros”, explica Fermín Villarrubia, secretario del Juzgado de Primera Instancia número 7.
En su opinión, la actual recesión económica es la culpable del escaso interés por las subastas, precisamente cuando más bienes hay donde elegir. “Ya no se encuentran chollos. Las viviendas salen con una tasación sobrevalorada derivadas de hipotecas que se formalizaron cuando el precio de las casas estaba por las nubes. No interesan; más aún cuando el Euribor está ahora ya mucho más bajo”, añade.
Los embargos se disparan y los pisos no se venden
El volumen de embargos hipotecarios, cuyos procesos se han ido acumulando en los juzgados a lo largo de los últimos meses, ha mostrado toda su crudeza a finales de año, tal como avanzó LD ¿Problema? La vivienda es un activo "ilíquido". Algunas subastas terminan desiertas, pese a aplicar rebajas de hasta el 40%. Los consultores estiman que las entidades optarán por alquilar su stock de pisos ante las dificultades para desprenderse de estos activos.
De este modo, los bancos y las cajas están acumulando en sus balances un creciente volumen de pisos, procedentes del impago de particulares y empresas. Sin embargo, el problema consiste ahora en cómo dar salida a este tipo de activos. La crisis ha multiplicado por tres las subastas de pisos en apenas dos años.
Así, muchos bancos no están sacando "toda la morosidad" a los juzgados porque, dada la dificultad para obtener un préstamo, faltan compradores. Es más, las entidades tratan de retrasar al máximo la ejecución de la hipoteca alargando los plazos (hasta 6 meses), con el fin de evitar que la deuda en cuestión entre en mora, tal y como adelantó este periódico. Además, muchos optan por crear sociedades de gestión de activos inmobiliarios para tratar de dar salida a los pisos embargados que comienzan a acumular en sus carteras.