LD (M. Llamas) El ministro de Economía, Pedro Solbes, reconoce que en los primeros meses del año ha habido una "caída importante" del crecimiento y que España está pasando por una "desaceleración clara y se puede decir que profunda". De este modo, la palabra crisis sigue sin aparecer en las declaraciones del principal responsable económico del Gobierno, aunque comienza a atisbarse poco a poco en sus palabras.
Pese a que Solbes aún se resiste, la realidad de los datos no deja lugar a dudas. El PIB español ha experimentado un brusco descenso de ocho décimas en su tasa interanual de crecimiento, hasta un 2,7 por ciento, con respecto al último trimestre de 2007. Sin embargo, el maquillaje de esta cifra esconde la auténtica clave de la crisis que comienza a materializarse en España.
La economía nacional apenas ha crecido un 0,3 por ciento en tasa intertrimestral (de enero a marzo). El peor dato desde la última crisis económica vivida en el país en la primera mitad de los años 90, tal y como avanzó Libertad Digital. El problema es que dicho índice anualizado (un 0,3 por ciento intertrimestral a lo largo de 2008) arroja una cifra mucho más preocupante: España crecerá, como mucho, un 1,2 por ciento el presente ejercicio.
Así, las previsiones macroeconómicas anunciadas por Solbes el pasado 25 de abril se han visto reducidas a la mitad sólo tres semanas después. Y eso que el vicepresidente económico rebajó sus cifras iniciales, ya que el pasado diciembre su gabinete (en principio, constituido por expertos analistas) avanzaba un aumento del PIB del 3,1 por ciento en 2008. Los datos difundios hoy reducen casi 3 veces los cálculos elaborados por Solbes hace cinco meses.
Más paro y menos crédito
Pese a ello, el ministro insiste en que los datos PIB son "compatibles" con sus previsiones de crecimiento del 2,3 por ciento en 2008. ¿Ignorancia o mentira a sabiendas? Además, ha reconocido que a la inflación "le cuesta cambiar de rumbo" como consecuencia de los precios del petróleo y de la alimentación.
En cualquier caso, el Gobierno no rectifica. Y es que el citado avance del 1,2 por ciento, según los datos de Contabilidad Nacional del INE, rebajan todas las previsiones elaboradas por los principales organismos económicos, tanto a nivel nacional como internacional.
En cualquier caso, el Gobierno no rectifica. Y es que el citado avance del 1,2 por ciento, según los datos de Contabilidad Nacional del INE, rebajan todas las previsiones elaboradas por los principales organismos económicos, tanto a nivel nacional como internacional.
Sin embargo, muchos analistas firmarían cerrar el año en un crecimiento próximo al 1 por ciento, a la vista del rápido e intenso deterioro que sufre la economía nacional mes a mes. Y es que, todo indica que los próximos trimestres irán a peor. La destrucción de empleo neta, los datos del paro y el exiguo ritmo de afiliación a la Seguridad Social amenazan con ni siquiera alcanzar un aumento del PIB del 1 por ciento el presente año, tal y como avanzó LD.
A ello, se añade la última advertencia lanzada desde el Banco de España. Su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), ha advertido a las entidades financieras de que una excesiva restricción del crédito afectará negativamente la capacidad de crecimiento de la economía española.
Las advertencias del Banco de España
Además MAFO ha solicitado a empresarios y sindicatos moderación en los márgenes empresariales y en los costes salariales unitarios por la vía de la moderación salarial, para poder incrementar el dinamismo en sectores como la industria y los servicios y compensar así "el inevitable aumento del desempleo en la construcción". De no ser así, "la evolución del empleo podría ser más negativa de la esperada".
Asimismo, el gobernador del Banco de España también ha lanzado una advertencia al Gobierno para que se eviten "medidas de política fiscal de carácter discrecional que puedan comprometer el mantenimiento de la estabilidad presupuestaria a medio y largo plazo", en referencia al plan de choque de Solbes. "Los costes que esto implicaría superarían con creces los potenciales beneficios que se pudieran recoger a corto plazo", apostilla.
Es decir, pintan bastos, no sólo para el sector del ladrillo, sino para la economía nacional en su conjunto: avance casi nulo del PIB a finales de año, desempleo creciente, restricción del crédito, inflación, y desequilibrio en las cuentas públicas (desaparece el superávit). Un panorama nada halagüeño pese al optimismo que muestra el Ejecutivo.