(Libertad Digital) Las zonas con mayor probabilidad de apagones son, según fuentes del sector eléctrico citadas por el diario El Mundo, Galicia, Asturias y Andalucía, así como en numerosas poblaciones de Levante y Cataluña. Según denuncian estas fuentes, para hacer frente al aumento de la demanda, se requieren más centrales disponibles y unas redes que ofrezcan garantías.
Según la estadística de la patronal Unesa, desde 1998, el sector ha invertido casi 10.700 millones de euros en la actividad eléctrica nacional. Se ha conseguido con ello ampliar el margen entre la oferta y la demanda, lo cual no ha impedido que se produzcan algunas situaciones de escasez. La más importante tuvo lugar el 17 de diciembre de 2001, cuando una ola de frío disparó el consumo y obligó a las empresas a cortar el suministro a consumidores industriales y domésticos para evitar el colapso del sistema.
Hace sólo 10 días, cuando varias centrales se encontraban en revisión, el adelanto del calor superó las previsiones de la demanda. Esto obligó a Red Eléctrica Española (REE) a dejar sin electricidad a las empresas que se benefician de los contratos de interrumpiblidad, es decir que pagan los kilovatios más baratos a cambio de sacrificarse cuando hay urgencias.
Las empresas del sector creen que la capacidad de generación no supone una amenaza para los consumidores, pero critican la infraestructura de distribución, es decir, los cables que llevan la energía desde la red de alta tensión hasta las poblaciones. El presidente de Endesa, Manuel Pizarro, fue el primero en advertirlo la semana pasada, cuando reclamó “fuertes inversiones” en este área.
Según la estadística de la patronal Unesa, desde 1998, el sector ha invertido casi 10.700 millones de euros en la actividad eléctrica nacional. Se ha conseguido con ello ampliar el margen entre la oferta y la demanda, lo cual no ha impedido que se produzcan algunas situaciones de escasez. La más importante tuvo lugar el 17 de diciembre de 2001, cuando una ola de frío disparó el consumo y obligó a las empresas a cortar el suministro a consumidores industriales y domésticos para evitar el colapso del sistema.
Hace sólo 10 días, cuando varias centrales se encontraban en revisión, el adelanto del calor superó las previsiones de la demanda. Esto obligó a Red Eléctrica Española (REE) a dejar sin electricidad a las empresas que se benefician de los contratos de interrumpiblidad, es decir que pagan los kilovatios más baratos a cambio de sacrificarse cuando hay urgencias.
Las empresas del sector creen que la capacidad de generación no supone una amenaza para los consumidores, pero critican la infraestructura de distribución, es decir, los cables que llevan la energía desde la red de alta tensión hasta las poblaciones. El presidente de Endesa, Manuel Pizarro, fue el primero en advertirlo la semana pasada, cuando reclamó “fuertes inversiones” en este área.