Las nuevas sanciones, que en el caso de España supondrían 2.000 millones de euros, son uno de los pilares del plan de la UE para evitar que se repitan nuevas crisis de deuda. Sin embargo, los Estados miembros han descafeinado la propuesta original de la Comisión. Las multas no serán casi automáticas como defendía Bruselas, sino que se deja más tiempo a los países incumplidores para corregir sus problemas y se da más peso a las decisiones políticas de los ministros de Economía, que en el pasado han aprobado incumplir el Pacto de Estabilidad, informa Europa Press.
De hecho, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, ha vuelto a avisar de que la reforma no va lo suficientemente lejos como para prevenir futuras crisis y ha pedido a la Eurocámara que endurezca las sanciones. Los Veintisiete y el Parlamento se han marcado como objetivo llegar a un acuerdo sobre la legislación en junio de este año.