"En 2009 la morosidad continuará creciendo y lo seguirá haciendo en el futuro incluso después de que la actividad económica empiece a mejorar y el desempleo a descender", dijo Martín, en declaraciones a la revista Auditores.
El presidente de la patronal bancaria reconoció que 2010 "no va a ser fácil" para las entidades financieras, pero expresó su convencimiento de que los bancos españoles sabrán gestionar las dificultades, al igual que han hecho durante este año.
Al ser preguntado sobre si la caída de los ingresos típicos y la elevada tasa de morosidad obligarán a la banca a afrontar su momento más difícil en 2010, Martín recalcó que las entidades españolas cuentan con provisiones importantes.
"Dos años después del inicio de la crisis presentan ratios de morosidad y una cobertura del 70% de los activos dudosos superior al que tenían otros países del entorno antes de empezar la crisis financiera internacional", alegó.
Además, dicha cobertura está muy por encima de la pérdida esperada de los activos dudosos, argumentó el presidente de la patronal de los bancos, para quien el esquema de dotaciones anticíclicas que introdujo el Banco de España en 2000 está demostrando su eficacia.
Tanto reguladores como bancos de muchos países se han interesado por el concepto de las provisiones dinámicas y analizan la cuestión a fondo, pero el organismo emisor de Normas Internacionales e Información Financiera (IASB), que tiene la decisión final al respecto, "no se ha mostrado muy proclive" hasta la fecha, explicó.
Consolidación
Por otro lado, Martín consideró que ya nadie duda de que la salida de la crisis financiera pasa por una mayor consolidación del sistema bancario, tanto en el plano internacional como en el nacional, pero incidió en que lo importante no es sobrevivir a la crisis, sino salir fortalecido de ella.
"Resulta inevitable una reestructuración del sistema financiero español", recalcó Martín, partidario de que dicho proceso permita aprovechar economías de escala, ganar eficiencia y capacidad para competir con fortaleza con aquellas entidades internacionales que salgan de la crisis.
La ventaja de la banca española, resaltó, consiste en que no tendrá que cambiar su modelo de negocio, mientras que sí lo tendrán que hacer muchos de sus competidores internacionales. Esta misión "no es fácil, y su rentabilidad no se consigue en el corto plazo", destacó.