La actual política fiscal de Obama es "insostenible a largo plazo". La sentencia proviene de un reciente informe elaborado por la Oficina Presupuestaria del Congreso de EEUU (CBO, por sus siglas en inglés). La primera potencia mundial se enfrenta al mayor agujero presupuestario desde la II Guerra Mundial.
La cuestión es que esta complicada situación se agrava aún más tras el acuerdo alcanzado entre el presidente de EEUU, Barack Obama, y el bloque republicano en el Congreso el pasado martes para extender dos años más las rebajas fiscales aprobadas por la Administración Bush en 2001 y 2003, tras los atentados del 11-S. Tales recortes expiraban el próximo 31 de diciembre, y su extensión ahorrará de media a las familias estadounidenses una subida de impuestos de 3.000 dólares anuales a partir de 2011.
Obama aspiraba a mantener dichos recortes impositivos sólo para las clases medias pero, finalmente, accedió a mantenerlos con carácter general para todas las rentas, incluidas las altas (más de 250.000 dólares al año), tras la presión ejercida por los republicanos. Además, recortará las cuotas sociales -Seguridad Social y Medicare- en dos puntos porcentuales para estimular la contratación laboral y aplicará a las empresas deducciones fiscales del 100% en la compra de bienes de equipo. A cambio, Obama ha logrado extender otros 13 meses los subsidios de desempleo para parados de larga duración, así como los créditos fiscales a las familias incluidas en el paquete de estímulo.
El pacto ha levantado ampollas entre las filas demócratas. Sin embargo, más allá de la pugna política, esta medida conllevará importantes efectos secundarios sobre las deterioradas cuentas públicas estadounidenses. Y es que, si bien bajar impuestos es condición sine qua non para impulsar la recuperación económica, en caso de que dicha medida no vaya acompañada de drásticos recortes en el gasto, podría provocar un incremento extra del déficit y, por consiguiente, de la deuda pública. El problema es que, hasta el momento, tales recortes presupuestarios brillan por su ausencia en la política del Gobierno Federal.
Como resultado, la extensión "temporal" -según Obama- de las rebajas fiscales supondrá un coste extra de 900.000 millones de dólares tan sólo en los dos próximos ejercicios. El riesgo, sin embargo, estriba en que esta medida se convierta en "permanente", algo muy probable en caso de que el Partido Republicano alcance la Presidencia en 2012, según numerosos analistas.
El informe del CBO destaca que la permanencia de las rebajas fiscales de Bush y el mantenimiento de la actual estructura de gastos supondrá un coste adicional de 5 billones de dólares (cinco veces el PIB anual de España) en los diez próximos años.
De este modo, la Oficina Presupuestaria prevé que el déficit público apenas caiga desde el 9,2% del PIB en 2009 al 5,1% en 2020, mientras que la deuda federal (excluyendo las grandes agencias estatales) pasará del 53% a más del 70% del PIB, respectivamente. En definitiva, una "situación fiscal a largo plazo insostenible", alerta el CBO.
El problema no radica en la rebaja de impuestos sino en el aumento del gasto público en el que viene incurriendo el Gobierno de EEUU desde 2001 y, sobre todo, desde 2007, tras el inicio de la crisis económica -"Gran Recesión", según el documento-. Las guerras de Irak y Afganistán, primero, el plan de estímulo económico de Obama -con más de 800.000 millones de euros en obra pública para impulsar el empleo- y la reforma sanitaria aprobada este mismo año por Washington han causado el mayor descuadre presupuestario de EEUU desde la II Guerra Mundial.
El mercado reacciona
De ahí, precisamente, que la extensión de los recortes fiscales sin activar por el momento ningún plan de austeridad se haya materializado de inmediato en los mercados. La rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense subió el miércoles a máximos de seis meses. En concreto, los bonos a 10 años se situaron en el 3,33%, su nivel más alto desde el pasado 4 de junio. La rentabilidad (tipos de interés) escaló en 36 puntos básicos en apenas dos sesiones, el mayor incremento desde la quiebra de Lehman Brothers (finales de 2008). Mientras, la onza de oro ascendió un 0,33% el martes, hasta los 1.420 dólares, indicador que sirve para medir la fortaleza del dólar.
No es de extrañar a la vista los siguientes gráficos (pinchar en la imagen para ampliar). La "Gran Recesión" que sufre EEUU desde 2007 se ha traducido en el mayor nivel de déficit y deuda pública de las últimas décadas, por encima incluso de la Gran Depresión de los años 20.
Quizá, por ello, consciente de la grave situación, Obama ha puesto en marcha una Comisión Fiscal para reducir el déficit hasta el 2,5% del PIB en 2015. Entre las medidas que baraja este grupo de expertos destacan las siguientes: reducir el gasto público y, sobre todo, militar en 200.000 millones de dólares hasta 2015; subir la edad de jubilación de los 67 a los 69 años; eliminar más de 1 billón de dólares en deducciones fiscales (especialmente las hipotecarias); subir el impuesto a la gasolina en 15 centavos de dólar por galón; y recortar un 10% los empleos públicos dependientes del Gobierno federal (200.000 trabajadores). Con estas recetas, la Comisión prevé un ahorro de 4 billones de dólares para el final de la década.
Pese a todo, la Comisión Fiscal señala que este plan de recortes, llamado El momento de la verdad, no deberían ponerse en práctica hasta 2012 mientras que la reforma fiscal debería esperar a 2013, justo cuando en teoría se extinguirán los recortes tributarios de Bush. Además, difícilmente se podrá llevar el plan al Congreso antes de fin de año ya que aún no se ha esbozado una propuesta legislativa formal.
Lo que está claro, según el documento, es lo siguiente: "Necesitamos estar preparados para decir a los americanos la verdad. No podemos permitir seguir gastando más de lo que ingresamos, y no podemos seguir haciendo promesas que sabemos que no podemos mantener".