Según estos nuevos datos de La Caixa, el 30,5 % de la población andaluza sufre de pobreza. El 4,5% de los andaluces vive bajo la pobreza severa. El 7,8, bajo pobreza alta y el resto, el 18,2 por ciento, pobreza moderada. Andalucía pues está entre las cinco comunidades donde hay mayor pobreza en España y donde menos desarrollo económico y oportunidades existen. Casi 30 años de gobiernos socialistas exigen una profunda meditación y la exigencia de una explicación. Si quiere leer el informe completo de las Caixa, pulse aquí.
El 20% de la población subsiste con menos de 6.347 euros al año(poco más de un millón de pesetas o 90.000 pesetas al mes). Dentro del grupo de pobreza severa se incluye a aquellas personas que viven con menos de 3.037 euros al año(poco más de 500.000 pesetas), que en el caso de Andalucía se corresponde con el 4,5% de la población. La media española está en el 3,9%.
La segunda categoría es la de pobreza alta. En el caso de nuestra comunidad son aquellas personas que viven con menos de 4.231 euros anuales. En Andalucía se corresponde con el 7,8% de la población y en el resto del país ese porcentaje llega hasta el 8%. El último grupo es el de la pobreza moderada, aquellos que disponen al año de menos de 6.347 euros. En el caso de Andalucía se trata del 18,2% de los ciudadanos. Y la media estatal es del 20%. El PP dijo este miércoels que 300.000 hogares andaluces tienen a todos sus miembros en paro.
También somos campeones de España en temporalidad, con una tasa del 46 por ciento(uno de cada dos empleos es temporal) y superamos la media nacional en trabajo a tiempo parcial, con un 13 por ciento.
Vean estos cuadros:
Las conclusiones generales del Estudio de la Caixa son las siguientes:
- En relación al contexto europeo, España se encuentra en situación de clara desventaja, tanto en términos de exclusión económica como laboral: presenta las tasas más altas de pobreza moderada y alta, así como de desempleo y contratación temporal.
- Las comunidades autónomas desempeñan un papel cada vez más importante en la gestión y provisión de servicios públicos que influyen en la situación de personas con riesgo de vulnerabilidad económica o laboral. No existe una correlación entre indicadores territoriales de exclusión económica y laboral. Las CCAA presentan una dispersión baja en cuanto a las tasas de pobreza y una dispersión más alta por lo que respecta a las tasas de desempleo y temporalidad.
- Las condiciones de vida de la población extranjera respecto a la autóctona constituyen uno de los principales riesgos de fractura social. Las personas extranjeras no europeas son más pobres, experimentan modalidades de pobreza más intensa, tienen mayores dificultades económicas en sus hogares y sus hijos/as están más expuestos a condiciones de pobreza que pueden afectar negativamente a sus oportunidades vitales. Suelen también trabajar en empleos de peor calidad. En esta edición del informe presentamos los primeros análisis sobre un tema complejo y sobre el que, desafortunadamente, existe todavía poca información cuantitativa que pueda generalizarse de forma adecuada. Estas limitaciones exigen retomar el tema en futuros informes y profundizar en su complejidad.
- La concentración del riesgo de pobreza y privación en España se produce principalmente en los dos extremos del ciclo de vida: infancia y vejez. La población de 65 y más años experimenta los riesgos más elevados de pobreza moderada y la población infantil los de pobreza alta y severa.
- Los factores más importantes que inciden sobre el riesgo de exclusión económica en la infancia son: la composición del hogar (y, en particular, la presencia o no de dos progenitores) y el grado de vinculación de éstos al mercado de trabajo. En la vejez, el hecho de ser mujer y vivir sola aumenta de forma considerable el riesgo de pobreza.
- La precariedad de las condiciones de trabajo y los salarios bajos provocan que la pobreza no se asocie tan solo a la inactividad sino que afecte cada vez más a la población trabajadora. España presenta tasas altas de pobreza en hogares en los que hay una persona que trabaja, especialmente si está contratada bajo una modalidad de contratación temporal.
- Los riesgos de desempleo, inestabilidad laboral y baja remuneración se concentran intensamente en los colectivos más jóvenes. Su bienestar material no se resiente gracias al aplazamiento de su emancipación del hogar familiar de origen, pero esta “solución” lleva aparejados otros problemas (frustración de deseos y expectativas, baja nupcialidad, baja fecundidad, etc.).
- Las rentas públicas son una fuente de ingresos para la mayoría de los hogares. España se caracteriza por tener un modelo de bienestar cuyas prestaciones, en comparación con otros países europeos, tienen una baja intensidad protectora para las personas ancianas y muy baja para los menores.
-Las inversiones públicas del Estado han logrado proteger a las generaciones mayores de la posibilidad de experimentar las formas más severas de pobreza. El sistema público de bienestar en España adolece de déficits importantes en la protección social de menores, que explican en buena medida la persistencia de niveles elevados de pobreza alta y severa.