L D (EFE)La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico propone un control más estricto del déficit público en las fases de expansión económica, y que sea la CE la encargada de obligar a que se cumpla el Pacto, y no los países.
Igualmente considera que hay que avanzar en la unificación de la zona euro para reforzar su resistencia frente a choques exteriores, y eso mediante un rápido ajuste de los salarios y los precios en su interior y una integración suplementaria de los mercados de trabajo, de productos y financieros.
La OCDE aventura que la inflación en los doce países miembros se reducirá al 1,5% el año próximo debido a la fortaleza de la moneda única, aunque hay riesgos de repunte por el petróleo y posibles subidas de impuestos indirectos y de otros precios regulados.
En cualquier caso, prevé que los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) se mantengan en su nivel actual "mientras las perspectivas de inflación a medio plazo sigan favorables" e incluso bajen si se produce una disminución de las presiones inflacionistas.
Los autores del informe señalan que aunque no fue "sorprendente" que la zona euro entrara en recesión tras la fase de expansión vivida entre 1995 y 2000, sí resulta "curioso" que el crecimiento fuera allí "mucho más dubitativo que en muchos otros países de la OCDE".
El problema económico más serio es, a su juicio, el saneamiento de las finanzas públicas y la coordinación presupuestaria, "vitales para la moneda única" pero en mala situación actualmente.
Recuerdan en ese sentido que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, "piedra angular del marco de coordinación" no ha dado los resultados esperados, puesto que seis países de la zona euro -Alemania, Francia, Grecia, Holanda y Portugal) no cumplen o no van a cumplir con su límite de déficit del 3% del Producto Interior Bruto (PIB).
La OCDE lo atribuye a que la mayor parte de esos países relajaron su política presupuestaria durante la fase de expansión de 1999-2000 y luego no pudieron controlar el déficit con la recesión, lo que ha tenido como consecuencia que "el Pacto de Estabilidad se debilitó", cuando la regla de un déficit próximo al equilibrio es "un mínimo necesario en las dos próximas décadas para garantizar la viabilidad de las finanzas públicas más allá de ese horizonte".
Propone, para la reforma del Pacto, reforzar la vigilancia y la aplicación de sus reglas durante las fases de expansión, dando a la Comisión Europea los recursos necesarios para controlar que "los programas de estabilidad se aplican", y retirando al Consejo Europeo la competencia para decidir sobre una "advertencia precoz".
También sugiere una mayor flexibilidad para los países que han saneado sus finanzas públicas y están poco endeudados, de forma que pudieran recurrir al déficit para financiar "los costos iniciales eventuales de una reforma de las pensiones o de otras reformas estructurales".
La OCDE insiste en la necesidad de "un rápido ajuste entre los diferentes países" para alinear los ciclos coyunturales y permitir una reacción más eficaz de la política monetaria, lo que requiere reforzar la competencia en el interior de la zona euro, una mayor flexibilidad de los salarios.
Respecto a la unificación del mercado único para los servicios, considera que las iniciativas de la Comisión son tímidas, y que hay que "acelerar el levantamiento de los obstáculos transfronterizos" para los intercambios ya que, recuerda, las inversiones en capital son todavía relativamente costosas y mercados como el hipotecario siguen fragmentados.
La organización subraya que "la movilidad de la mano de obra es generalmente débil en la zona euro", con varias regiones periféricas con un fuerte porcentaje de trabajadores poco cualificados y poco móviles a pesar de que la tasa de paro es elevada.
Para atajar esa situación, propugna que los salarios sean más sensibles a las condiciones locales, menos rigidez en la legislación de protección del empleo, reducir las incitaciones fiscales para el acceso a la propiedad para incitar la movilidad o que los parados que reciben subsidios tengan que aceptar un empleo en un lugar distinto al de su residencia.