L D (EFE) La subida hasta nuevos récords se produjo ayer también en el precio del crudo Brent, referencia para Europa, y del Petróleo Intermedio de Texas (WTI), referente en EE.UU., debido al aumento de la incertidumbre en el sector tras la muerte del rey Fahd de Arabia Saudí y el anuncio del probable relanzamiento del controvertido programa de enriquecimiento de uranio en Irán.
Esas noticias de los dos mayores productores miembros de la OPEP (Arabia Saudí e Irán) se sumaron a los problemas de limitada capacidad en las refinerías de los países consumidores, llevando al barril del WTI hasta los 61,57 dólares al cierre del mercado en Nueva York, donde superó incluso los 62 dólares durante la sesión, mientras que el Brent terminó en 60,44 dólares después de alcanzar los 60,74 dólares durante la jornada.
"Los mercados estaban inseguros de si la política petrolera de Arabia Saudí (el mayor suministrador mundial de crudo) podía cambiar tras la muerte del rey Fahd", destaca la consultora especializada PVM en su boletín de este martes. Los expertos de la empresa no ven peligros "a corto plazo" dado que el nuevo rey, Abdala, ya hace años que gobernaba como príncipe heredero, ocupándose especialmente de la política petrolera del reino, que actualmente produce 9,5 millones de barriles diarios.
Sin embargo, según explicó a EFE el analista Ehsan Ul-Haq, ambos, el nuevo rey (Abdala) y el nuevo príncipe heredero (Sultan), son de edad muy avanzada y el mercado se pregunta si ya hay quien asumirá el poder después de ellos. Por otro lado, durante la jornada del lunes se vieron crispar las ya tensas relaciones entre Irán y Estados Unidos, así como con la Unión Europea, tras anunciar Teherán su intención de reanudar la actividad de conversión en su planta de enriquecimiento de uranio en Isfahán.
Francia advirtió a las autoridades persas, acusadas por Washington de intentar construir armamento atómico, de que el asunto puede ser llevado ante el Consejo de Seguridad, autoridad que tiene el poder de imponer sanciones contra Irán. Todo esto se produce en medio de un escenario donde la creciente demanda energética del mundo, y especialmente la de EE.UU. y China, amenaza con superar la capacidad de extracción de crudo y de refino de productos de todo el planeta, situación que sostiene la inusitada carrera alcista de los precios del petróleo.
Esas noticias de los dos mayores productores miembros de la OPEP (Arabia Saudí e Irán) se sumaron a los problemas de limitada capacidad en las refinerías de los países consumidores, llevando al barril del WTI hasta los 61,57 dólares al cierre del mercado en Nueva York, donde superó incluso los 62 dólares durante la sesión, mientras que el Brent terminó en 60,44 dólares después de alcanzar los 60,74 dólares durante la jornada.
"Los mercados estaban inseguros de si la política petrolera de Arabia Saudí (el mayor suministrador mundial de crudo) podía cambiar tras la muerte del rey Fahd", destaca la consultora especializada PVM en su boletín de este martes. Los expertos de la empresa no ven peligros "a corto plazo" dado que el nuevo rey, Abdala, ya hace años que gobernaba como príncipe heredero, ocupándose especialmente de la política petrolera del reino, que actualmente produce 9,5 millones de barriles diarios.
Sin embargo, según explicó a EFE el analista Ehsan Ul-Haq, ambos, el nuevo rey (Abdala) y el nuevo príncipe heredero (Sultan), son de edad muy avanzada y el mercado se pregunta si ya hay quien asumirá el poder después de ellos. Por otro lado, durante la jornada del lunes se vieron crispar las ya tensas relaciones entre Irán y Estados Unidos, así como con la Unión Europea, tras anunciar Teherán su intención de reanudar la actividad de conversión en su planta de enriquecimiento de uranio en Isfahán.
Francia advirtió a las autoridades persas, acusadas por Washington de intentar construir armamento atómico, de que el asunto puede ser llevado ante el Consejo de Seguridad, autoridad que tiene el poder de imponer sanciones contra Irán. Todo esto se produce en medio de un escenario donde la creciente demanda energética del mundo, y especialmente la de EE.UU. y China, amenaza con superar la capacidad de extracción de crudo y de refino de productos de todo el planeta, situación que sostiene la inusitada carrera alcista de los precios del petróleo.