LD (EFE) En un comunicado conjunto, las tres principales centrales italianas, la izquierdista Cgil y las centristas Csil y Uil, cifran el número de huelguistas en diez millones, con una media de entre el 70 y el 80 por ciento de los trabajadores por cuenta ajena. Por el contrario, el presidente de la patronal Confindustria, Antoni D'Amato, dijo que los empleados que secundaron la convocatoria no superaron el 30 por ciento. Desde el Gobierno no se facilitaron datos.
La repercusión del paro fue más evidente en los servicios, ya que las escuelas y oficinas públicas, incluidas las de correos, no abrieron durante todo el día y los bancos sólo lo hicieron por la tarde. También se notó de forma especial en el sector del transporte de viajeros en las horas centrales del día y sólo Alitalia se vio obligada a suspender 155 vuelos y a dejar en tierra a 24.000 pasajeros.
La huelga general de cuatro horas tuvo su continuación en el centenar de manifestaciones que recorrieron las principales ciudades del país y que reunieron a decenas de miles de personas: 150.000 en Roma, 80.000 en Bolonia y 70.000 en Nápoles, según los sindicatos.
Berlusconi se niega a modificar su reforma
En sus respectivas intervenciones, los líderes de las tres principales organizaciones de trabajadores, Giugelmo Epifani (Cgil), Savino Pezzotta (Cisl) y Luigi Angeletti (Uil), amenazaron al Gobierno con nuevas movilizaciones, si no paraliza la reforma. Sin embargo, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, reiteró que no está dispuesto a modificar lo ya aprobado: el aumento del periodo de cotización de 35 a 40 años y el de la edad mínima de jubilación hasta los 65 años para los hombres y los 60 para las mujeres. Los sindicatos sólo aceptan el incentivo del 32,7 por ciento del salario para las personas que decidan seguir activas, pese a cumplir los requisitos para acceder al cobro de la pensión.
La repercusión del paro fue más evidente en los servicios, ya que las escuelas y oficinas públicas, incluidas las de correos, no abrieron durante todo el día y los bancos sólo lo hicieron por la tarde. También se notó de forma especial en el sector del transporte de viajeros en las horas centrales del día y sólo Alitalia se vio obligada a suspender 155 vuelos y a dejar en tierra a 24.000 pasajeros.
La huelga general de cuatro horas tuvo su continuación en el centenar de manifestaciones que recorrieron las principales ciudades del país y que reunieron a decenas de miles de personas: 150.000 en Roma, 80.000 en Bolonia y 70.000 en Nápoles, según los sindicatos.
Berlusconi se niega a modificar su reforma
En sus respectivas intervenciones, los líderes de las tres principales organizaciones de trabajadores, Giugelmo Epifani (Cgil), Savino Pezzotta (Cisl) y Luigi Angeletti (Uil), amenazaron al Gobierno con nuevas movilizaciones, si no paraliza la reforma. Sin embargo, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, reiteró que no está dispuesto a modificar lo ya aprobado: el aumento del periodo de cotización de 35 a 40 años y el de la edad mínima de jubilación hasta los 65 años para los hombres y los 60 para las mujeres. Los sindicatos sólo aceptan el incentivo del 32,7 por ciento del salario para las personas que decidan seguir activas, pese a cumplir los requisitos para acceder al cobro de la pensión.