LD (Europa Press) Las hipotecas inversas, que se pueden contratar desde la aprobación de la ley en diciembre del año pasado, están destinadas a personas mayores de 65 años o dependientes, de forma que pueden obtener un crédito con cargo a su vivienda con el fin de percibir una renta periódica.
Esta opción ya era utilizada por algunas entidades financieras con anterioridad a su regulación por ley, pero de manera muy residual, ya que en muchas ocasiones "las familias prefieren prestar dinero a sus mayores, que hacer frente a una hipoteca", señalan varios expertos consultados durante la celebración del XVI Congreso Internacional de Derecho Registral.
Estos consideran que "las entidades todavía no han asumido estas figuras en las que predomina más el carácter social que el financiero", además de pensar que no es una medida por la que los bancos "se sientan especialmente atraídos".
En Estados Unidos, con una larga tradición en la aplicación de esta figura jurídica, se firman unas 40.000 hipotecas inversas de media al año, una cifra algo superior que las contratadas en Gran Bretaña, mientras que en Francia y en España los datos son casi nulos por los pocos meses de vida que tiene este producto financiero.
En opinión de Rodríguez Cepeda, la crisis inmobiliaria, y la bajada del precio de la vivienda que implica, puede suponer "no ya la muerte, pero sí la suspensión de esta figura", que nació en una situación de precios desorbitados.