LD (EFE) Aunque no se conocen datos generales, ya que la Asociación Turística de Estaciones de Esquí y de Montaña (Atudem), que agrupa a todas las instalaciones del territorio español, no hará una evaluación económica hasta el fin de temporada, los datos aportados por las distintas estaciones muestran retrocesos destacados.
Las instalaciones del Pirineo catalán sufren los efectos de la falta de nieve y se encuentran muy por debajo de su capacidad, tanto en número de kilómetros esquiables como en ingresos.
Baqueira-Beret, abierta con un total de 33 kilómetros, registra unos ingresos un 50 por ciento por debajo de los de una temporada normal por las mismas fechas, mientras que la estación de Port Aine, a un 40 por ciento de su rendimiento gracias a la nieve artificial, ha recibido hasta la fecha un 30 por ciento menos de visitantes que en años anteriores.
Las pistas de Boi-Taull, la estación más alta de los Pirineos (cota mínima de 2.020 metros), son las que menos han sufrido la ausencia de nieve, y sus instalaciones cuentan con 17 de sus 49 pistas abiertas y 11 remontes operativos de un total de 16.
La estación de Tavascán, que emplea de forma directa a 25 personas e indirectamente a otras 100, se encuentra cerrada por completo debido a la falta de nieve, mientras que Espot, a un 30 por ciento de su rendimiento, ha aumentado un 20 por ciento su facturación respecto a 2006, año en el que abrió sus instalaciones en estas mismas fechas.
La situación en el Pirineo aragonés no es más halagüeña, ya que la estación de Astún, cuya plantilla de personal se encuentra al 55 por ciento, y que mantiene abiertos sólo un 13 por ciento de sus kilómetros totales, ha reducido su facturación en un 40 por ciento.
Candanchú, en funcionamiento desde el 23 de diciembre, un mes después de lo previsto, ha recibido la mitad de visitantes que otros años y mantiene en funcionamiento un 20 por ciento de sus instalaciones.
Las estaciones del grupo Aramón, que reúne a Cerler, Formigal y Panticosa en el Pirineo aragonés y a Javalambre y Valdelinares en Teruel, presentan una situación similar, con una media del 25 por ciento de sus instalaciones en servicio.
Cerler, con 27 kilómetros esquiables de un total de 63, y algo menos de la mitad de los remontes operativos, supone una excepción entre las estaciones del Pirineo y de toda España.
A pesar de la ausencia de nieve, desde Aramón se aseguró tras la Navidad que el número de visitantes había crecido y que los esquiadores, gracias a la producción de nieve artificial, habían disfrutado del 29 por ciento de las pistas.
La valoración optimista de Aramón fue rechazada por el consejero aragonés de Industria, Comercio y Turismo, Arturo Aliaga, para quien la falta de nieve ha condicionado el inicio de la temporada de forma negativa.
La consideración dada por el Gobierno aragonés a la nieve como sector estratégico ha motivado que, desde 2002, se hayan invertido en las estaciones del grupo alrededor de 136 millones de euros, tanto en proyectos ya ejecutados como en tramitación.
Sierra Nevada, por otro lado, mantiene abiertos 24 de sus 86,85 kilómetros, lo que supone el máximo alcanzado esta temporada, aunque la producción de nieve artificial se encuentra suspendida debido a las altas temperaturas registradas.
Los efectos económicos negativos no han sido graves, según Cetursa, sociedad gestora de la estación, aunque estas mismas fuentes señalan que no se ha podido completar la plantilla de empleados al no alcanzarse toda la superficie esquiable de que dispone Sierra Nevada.
Las estaciones del Sistema Central son unas de las más perjudicadas por la escasez de nieve, ya que Navacerrada y Valdesquí, ambas en la Comunidad de Madrid, se encuentran cerradas, mientras que La Pinilla (Segovia) y Sierra de Béjar (Salamanca) ofrecen sólo el 1,24 por ciento y el 5,23 por ciento de sus kilómetros esquiables, respectivamente.
La compañía gestora de la estación de Navacerrada, Deporte y Montaña, dispone estos días de 30 empleados en estas instalaciones, a los que se sumarán 75 trabajadores más cuando haya condiciones favorables para su apertura al público.
Por su parte, la estación de Valdesquí, de propiedad privada, continúa cerrada e imposibilitada para la producción de nieve artificial, según informó a EFE el director de las instalaciones, Agustín Ramírez, quien consideró prematuro calcular las pérdidas hasta que concluya la temporada, a finales del próximo abril.
La falta de nieve en la Cordillera Cantábrica mantiene también cerradas para el esquí las estaciones de San Isidro, Leitariegos, Alto Campoo, Manzaneda y Valgrande/Pajares, y sólo estas dos últimas se encuentran abiertas para uso turístico.
La estación de Alto Campoo ha recibido, en lo que va de temporada, 26.016 esquiadores, 43.194 menos que hace un año por estas fechas, y su facturación se ha reducido en un 70 por ciento, desde los 1,775 millones del año pasado a los cerca de 503.000 euros de esta temporada.
Valdezcaray, en el Sistema Ibérico, permanece abierta desde el 15 de diciembre, medio mes más tarde de lo habitual, y, aunque mantiene operativas casi un tercio de sus instalaciones, tan sólo ofrece 3,36 kilómetros esquiables de los 20,01 que posee.
El principal perjuicio económico para Valdezcaray, que se mantiene abierta gracias al funcionamiento de 85 cañones de nieve, ha sido el cierre durante el Puente de la Constitución, a primeros del mes de diciembre, período cuya facturación habitual alcanza un 10 por ciento del global.
Las instalaciones del Pirineo catalán sufren los efectos de la falta de nieve y se encuentran muy por debajo de su capacidad, tanto en número de kilómetros esquiables como en ingresos.
Baqueira-Beret, abierta con un total de 33 kilómetros, registra unos ingresos un 50 por ciento por debajo de los de una temporada normal por las mismas fechas, mientras que la estación de Port Aine, a un 40 por ciento de su rendimiento gracias a la nieve artificial, ha recibido hasta la fecha un 30 por ciento menos de visitantes que en años anteriores.
Las pistas de Boi-Taull, la estación más alta de los Pirineos (cota mínima de 2.020 metros), son las que menos han sufrido la ausencia de nieve, y sus instalaciones cuentan con 17 de sus 49 pistas abiertas y 11 remontes operativos de un total de 16.
La estación de Tavascán, que emplea de forma directa a 25 personas e indirectamente a otras 100, se encuentra cerrada por completo debido a la falta de nieve, mientras que Espot, a un 30 por ciento de su rendimiento, ha aumentado un 20 por ciento su facturación respecto a 2006, año en el que abrió sus instalaciones en estas mismas fechas.
La situación en el Pirineo aragonés no es más halagüeña, ya que la estación de Astún, cuya plantilla de personal se encuentra al 55 por ciento, y que mantiene abiertos sólo un 13 por ciento de sus kilómetros totales, ha reducido su facturación en un 40 por ciento.
Candanchú, en funcionamiento desde el 23 de diciembre, un mes después de lo previsto, ha recibido la mitad de visitantes que otros años y mantiene en funcionamiento un 20 por ciento de sus instalaciones.
Las estaciones del grupo Aramón, que reúne a Cerler, Formigal y Panticosa en el Pirineo aragonés y a Javalambre y Valdelinares en Teruel, presentan una situación similar, con una media del 25 por ciento de sus instalaciones en servicio.
Cerler, con 27 kilómetros esquiables de un total de 63, y algo menos de la mitad de los remontes operativos, supone una excepción entre las estaciones del Pirineo y de toda España.
A pesar de la ausencia de nieve, desde Aramón se aseguró tras la Navidad que el número de visitantes había crecido y que los esquiadores, gracias a la producción de nieve artificial, habían disfrutado del 29 por ciento de las pistas.
La valoración optimista de Aramón fue rechazada por el consejero aragonés de Industria, Comercio y Turismo, Arturo Aliaga, para quien la falta de nieve ha condicionado el inicio de la temporada de forma negativa.
La consideración dada por el Gobierno aragonés a la nieve como sector estratégico ha motivado que, desde 2002, se hayan invertido en las estaciones del grupo alrededor de 136 millones de euros, tanto en proyectos ya ejecutados como en tramitación.
Sierra Nevada, por otro lado, mantiene abiertos 24 de sus 86,85 kilómetros, lo que supone el máximo alcanzado esta temporada, aunque la producción de nieve artificial se encuentra suspendida debido a las altas temperaturas registradas.
Los efectos económicos negativos no han sido graves, según Cetursa, sociedad gestora de la estación, aunque estas mismas fuentes señalan que no se ha podido completar la plantilla de empleados al no alcanzarse toda la superficie esquiable de que dispone Sierra Nevada.
Las estaciones del Sistema Central son unas de las más perjudicadas por la escasez de nieve, ya que Navacerrada y Valdesquí, ambas en la Comunidad de Madrid, se encuentran cerradas, mientras que La Pinilla (Segovia) y Sierra de Béjar (Salamanca) ofrecen sólo el 1,24 por ciento y el 5,23 por ciento de sus kilómetros esquiables, respectivamente.
La compañía gestora de la estación de Navacerrada, Deporte y Montaña, dispone estos días de 30 empleados en estas instalaciones, a los que se sumarán 75 trabajadores más cuando haya condiciones favorables para su apertura al público.
Por su parte, la estación de Valdesquí, de propiedad privada, continúa cerrada e imposibilitada para la producción de nieve artificial, según informó a EFE el director de las instalaciones, Agustín Ramírez, quien consideró prematuro calcular las pérdidas hasta que concluya la temporada, a finales del próximo abril.
La falta de nieve en la Cordillera Cantábrica mantiene también cerradas para el esquí las estaciones de San Isidro, Leitariegos, Alto Campoo, Manzaneda y Valgrande/Pajares, y sólo estas dos últimas se encuentran abiertas para uso turístico.
La estación de Alto Campoo ha recibido, en lo que va de temporada, 26.016 esquiadores, 43.194 menos que hace un año por estas fechas, y su facturación se ha reducido en un 70 por ciento, desde los 1,775 millones del año pasado a los cerca de 503.000 euros de esta temporada.
Valdezcaray, en el Sistema Ibérico, permanece abierta desde el 15 de diciembre, medio mes más tarde de lo habitual, y, aunque mantiene operativas casi un tercio de sus instalaciones, tan sólo ofrece 3,36 kilómetros esquiables de los 20,01 que posee.
El principal perjuicio económico para Valdezcaray, que se mantiene abierta gracias al funcionamiento de 85 cañones de nieve, ha sido el cierre durante el Puente de la Constitución, a primeros del mes de diciembre, período cuya facturación habitual alcanza un 10 por ciento del global.