L D (EFE) Las estadísticas divulgadas este viernes muestran que el gasto en la construcción se contrajo a un ritmo anual del 17,4 por ciento en el tercer trimestre, la mayor reducción desde 1991. Ken Mayland, presidente de la consultora ClearView Economics, destacó la repercusión de esa caída al indicar que sustrajo 1,1 puntos porcentuales del PIB.
Las cifras ponen de manifiesto el empuje que ha perdido la economía estadounidense este año. En el arranque del ejercicio, EEUU creció un sólido 5,6 por ciento, la cifra más alta en dos años y medio. El crecimiento se desaceleró hasta el 2,6 por ciento en el segundo trimestre, debido a la debilidad en el consumo, los mayores precios energéticos y el encarecimiento del crédito. En el tercer trimestre, la economía siguió perdiendo vapor, aunque el gasto de los consumidores incluso aumentó a un ritmo del 3,1 por ciento.
La fortaleza del consumo hizo que economistas como Joel Naroff, presidente de la consultora Naroff Economic Advisors, señalaran este viernes que el informe sobre el PIB "no es tan malo". "Sin tener en cuenta el sector inmobiliario, la economía ha evolucionado muy favorablemente", dijo a Efe Naroff. Otros expertos son menos optimistas y alertan de la capacidad del sector inmobiliario para erosionar el principal pilar de la economía estadounidense: el consumo, que representa algo más de dos terceras partes del PIB. Durante los últimos años, las familias estadounidenses han hipotecado sus casas una y otra vez para financiar sus gastos. La caída en los precios de las viviendas amenaza esa fuente de efectivo y podría hacer que los consumidores tengan que apretarse el cinturón.
Las cifras ponen de manifiesto el empuje que ha perdido la economía estadounidense este año. En el arranque del ejercicio, EEUU creció un sólido 5,6 por ciento, la cifra más alta en dos años y medio. El crecimiento se desaceleró hasta el 2,6 por ciento en el segundo trimestre, debido a la debilidad en el consumo, los mayores precios energéticos y el encarecimiento del crédito. En el tercer trimestre, la economía siguió perdiendo vapor, aunque el gasto de los consumidores incluso aumentó a un ritmo del 3,1 por ciento.
La fortaleza del consumo hizo que economistas como Joel Naroff, presidente de la consultora Naroff Economic Advisors, señalaran este viernes que el informe sobre el PIB "no es tan malo". "Sin tener en cuenta el sector inmobiliario, la economía ha evolucionado muy favorablemente", dijo a Efe Naroff. Otros expertos son menos optimistas y alertan de la capacidad del sector inmobiliario para erosionar el principal pilar de la economía estadounidense: el consumo, que representa algo más de dos terceras partes del PIB. Durante los últimos años, las familias estadounidenses han hipotecado sus casas una y otra vez para financiar sus gastos. La caída en los precios de las viviendas amenaza esa fuente de efectivo y podría hacer que los consumidores tengan que apretarse el cinturón.
Las señales de debilidad económica llegan, por lo demás, a sólo unos días de las elecciones legislativas del 7 de noviembre y podrían afectar la ya maltrecha popularidad republicana. El partido en el poder ha insistido en las últimas semanas en la buena marcha de la economía, una de sus bazas electorales. La economía es, de hecho, uno de los asuntos que más importa a los votantes, y según el último sondeo del instituto Ipsos, los electores confían ahora más en la capacidad de gestión económica de los demócratas que en la de los republicanos. El indicador anunciado este viernes puede ayudar a reforzar esa impresión, al representar el dato más débil en más de tres años.
El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, restó importancia a la noticia, al decir que "todo el mundo esperaba esto". Snow achacó la contracción a los mayores precios de la energía y la campaña de subidas de tipos de interés que culminó en junio de este año tras 17 incrementos consecutivos del precio del dinero.
La Reserva Federal de EEUU decidió mantener esta semana sus tipos de interés de referencia, los fondos federales (interbancario a un día), sin cambios por tercera vez consecutiva ante las señales de enfriamiento económico. El banco central alertó de que la inflación todavía sigue alta, pero expresó su confianza en que la moderación económica frene el aumento de precios. Un indicador de inflación vinculado al informe sobre el PIB muestra que la inflación subyacente (dato que no tiene en cuenta los precios de los alimentos y la energía) fue del 2,3 por ciento entre julio y septiembre, por debajo del 2,7 del segundo trimestre. El PIB incluye todos los bienes y servicios producidos en EEUU y se considera el mejor barómetro de la salud económica del país.
El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, restó importancia a la noticia, al decir que "todo el mundo esperaba esto". Snow achacó la contracción a los mayores precios de la energía y la campaña de subidas de tipos de interés que culminó en junio de este año tras 17 incrementos consecutivos del precio del dinero.
La Reserva Federal de EEUU decidió mantener esta semana sus tipos de interés de referencia, los fondos federales (interbancario a un día), sin cambios por tercera vez consecutiva ante las señales de enfriamiento económico. El banco central alertó de que la inflación todavía sigue alta, pero expresó su confianza en que la moderación económica frene el aumento de precios. Un indicador de inflación vinculado al informe sobre el PIB muestra que la inflación subyacente (dato que no tiene en cuenta los precios de los alimentos y la energía) fue del 2,3 por ciento entre julio y septiembre, por debajo del 2,7 del segundo trimestre. El PIB incluye todos los bienes y servicios producidos en EEUU y se considera el mejor barómetro de la salud económica del país.