En abril del pasado año, hace nueve meses, el gobernador del Banco de España, señalaba en una comparecencia de la Comisión no permanente del Pacto de Toledo en las Cortes, las líneas básicas de las reformas que entonces la institución creía necesarias dentro del sistema de pensiones.
Según advirtió el propio Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), la estrategia para mantener la sostenibilidad del sistema público de pensiones pasa por unas finanzas saneadas, por reformas estructurales en la economía y del propio sistema de protección.
Fernández Ordoñez advertía que el aumento del déficit público, la creciente destrucción del empleo, el cada vez mayor envejecimiento de la población y un gasto público disparado, estaba poniendo en riesgo el sistema de pensiones.
Entre las medidas que propuso, Fernández Ordóñez citó el caso de otros países que han decidido alargar el número de años que un trabajador debe cotizar para obtener derecho a pensión, penalizar la jubilación anticipada o alargar la edad de jubilación. En este último punto, resaltó que Alemania ha alargado la edad de retiro de 65 a 67 años, lo que supone "una fuerte reducción del gasto en pensiones". También instó al Ejecutivo a que tomara "pronto" las medidas que tuviera previsto tomar.
En aquel momento, las declaraciones de MAFO sentaron muy mal al Ejecutivo. Uno de los primeros en contestar fue el propio ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, quien no dudó en advertir de que "me gustaría que fuera la última vez que tuviera que discrepar con el Gobernador del Banco de España". Además señaló que "esta vez discrepo radicalmente de las apreciaciones y de las consideraciones que hace el gobernador del Banco de España".
El presidente Zapatero tampoco perdió la oportunidad para afear la conducta a MAFO. Antes, en febrero, ya había tachado otro discurso del Gobernador del Banco de España de pertenecer a los postulados "neoconservadores" por pedir flexibilidad laboral y abaratamiento del despido y la contratación para reactivar el mercado laboral.
En esta ocasión, las declaraciones de MAFO pillaron al presidente en Bruselas. Junto a Barroso, Zapatero no dudó pedir a Fernández Ordóñez "un poco de prudencia y de cautela para no generar inquietud en las personas que con su esfuerzo y su trabajo están cobrando una pensión, en la mayoría de los casos, una pensión bastante modesta".
En aquella misma intervención también señaló, visiblemente molesto, que "España tiene un sólido sistema púbilco de pensiones y de Seguridad Social. Tan sólido que tiene uno de los mayores fondos de reserva de los sistemas de la Unión Europea". Con todo, insistió en que "se han ido realizando reformas en el marco del pacto de Toledo para hacer las reformas de futuro que nos den garantía de continuidad a un buen sistema público de pensiones".
José Antonio Alonso, portavoz del grupo parlamentario socialista, también pidió vela en este entierro y señaló que "una cosa es debatir de cualquier tema, y desde luego de temas de contenido económico, de los que sean, y otra cosa bien distinta es alarmar injustificadamente a la Opinión Pública y precisamente a los sectores más desfavorecidos".
Salgado, a la salida del Congreso no quiso valorar las declaraciones de MAFO "no es momento de hablar de eso", dijo. Cosa que desde Ferraz sí que hizo también la Secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín. Según señaló, "de esas declaraciones se pudo derivar algún tipo de intranquilidad que el Gobierno ha querido corregir de forma contundente".