(Libertad Digital) Los precios del petróleo están contribuyendo a que la inflación de los países desarrollados, entre ellos España, se esté moderando en los últimos meses. Así, si en julio los precios de la energía marcaban un crecimiento interanual del 14,3 por ciento, mientras que en agosto fue del 11,6 por ciento. Desde entonces, el petróleo se ha ido abaratando semana tras semana, lo que ha dejado su impronta, por ejemplo, en la inflación española de septiembre, que en su dato adelantado marcaba el 3 por ciento. Los precios de la comida, por su parte, crecieron 6 décimas más en agosto, un 2,6 por ciento.
Con estos datos, la inflación de las economías desarrolladas cayeron una décima en agosto, del 3,1 al 3,0 por ciento. Pero hay signos preocupantes, como el aumento de la inflación subyacente, precisamente la que no tiene en cuenta los productos alimenticios ni los energéticos, por considerarlos volátiles. La inflación subyacente sube una décima, del 2,1 al 2,2 por ciento.
En la Unión Europea los precios marcaron un aumento interanual del 2,3 por ciento, por el 2,5 de julio, una caída que también se ha observado en Estados Unidos (del 4,1 al 3,8 por ciento). Japón sigue otro camino, y su problema, según lo ven las autoridades económicas del país, es la deflación y no el aumento de los precios. En agosto la inflación se fijó en el 0,9 por ciento interanual, por el 0,3 por ciento de julio.