El Gobierno irlandés eligió esta Semana Santa para poner en marcha su “banco malo” dedicado a purgar al sistema bancario de los activos tóxicos acumulados durante los años de expansión de la burbuja financiera. Y, según las declaraciones de su ministro de Hacienda, Brian Lehihan, lo que se han encontrado es mucho peor de lo esperado.
De esta manera, la prensa irlandesa cifra en unos 80.000 millones de euros el valor contable (hasta el momento) de los activos que el Ejecutivo va a adquirir de sus bancos. De esta manera -con un descuento del 47%, que fue el que se aplicó el martes, primer día del bad bank- a los contribuyentes irlandeses les costará cerca de 38.000 millones de euros rescatar a sus bancos (una cantidad superior al 20% del PIB irlandés, que suma 186.000 millones de euros).
Porque en eso consiste un banco malo: es una manera de capitalizar con dinero público a las entidades en problemas sin entrar en su accionariado (aunque sí se exigen condiciones a las entidades rescatadas).
El problema, como han destacado numerosos analistas, es que este rescate no es gratis y las cuentas públicas irlandesas ya están al límite. Según los últimos datos de la Comisión Europea, el déficit de las administraciones irlandesas alcanzó el 11,7% del PIB en 2009 y se mantendrá en el mismo nivel a finales de este año, lo que lo situará a la cabeza de este ranking entre los miembros de la eurozona (seguido por España). Además, esta situación se mantendrá en los siguientes ejercicios: la previsión en 2012 es del 7,2%.
Con estas cifras, muchos expertos se preguntan si no será Irlanda el segundo país de la zona euro, tras Grecia. Y otros se preguntan si no debería España aprender de lo que pasa en la isla, puesto que las economías de los dos países, especialmente en lo referente a la contaminación del sector financiero con malos créditos concedidos al sector inmobiliario, tienen numerosos puntos en común.
Porque si a este amplio déficit se le suma el coste del rescate bancario, es lógico que hayan crecido las dudas entre los inversores respecto a la capacidad del país del trébol de pagar su deuda pública. Aunque, según datos de bloomberg, los bonos irlandeses se pagaban este miércoles con un sobrecoste de 139 puntos básicos (1,39%) respecto a la deuda alemana, frente a los 284 puntos de marzo de 2009.
Las palabras del ministro
Ante esta situación, el ministro de Finanzas irlandes, Brian Lenihan, aseguró el martes que “nuestros peores miedos se han visto superados” y que a los contribuyentes de su país les costará “muchos años” pagar las malas decisiones de su sistema financiero.
Lenihan, que definió como, “absolutamente sorprendente” la información que se conocía desde que la Agencia Nacional de Control de los Activos (NAMA en sus cifras en inglés) había comenzado a investigar los balances de las entidades financieras.
De hecho, la primera estimación del Ejecutivo irlandés era comprar los activos con un descuento del 30%, mientras que al final se ha elevado hasta el 47%. Esta cifra, en cualquier caso, es menor a la que hubiese exigido el mercado para hacerse con esos activos, puesto que, si no, no habría sido necesaria la intervención del Gobierno. Eso sí, también hay que señalar que los 38.000 millones que se gastará el erario en comprar los activos no se perderán en su totalidad, puesto que ese bad bank estatal se quedará a cambio con algo que mantendrá algo (aunque poco) de su valor.
En este sentido, Lenihan aseguró que resolver la crisis del Anglo-Irish Bank, uno de las entidades más afectadas por los activos tóxicos, “es un enorme reto para el que no hay soluciones fáciles o baratas”.
Según las cifras publicadas por la prensa irlandesa, el Allied Irish necesitará, al menos, unos 7.400 millones de euros; el Bank of Ireland, unos 2.660 millones de euros; Irish Nationwide, 2.600 millones de euros; y Anglo-Irish Bank Corp, unos 18.300 millones de euros.
Irlanda arriesga la solvencia de su deuda para rescatar a sus bancos
Los bancos irlandeses necesitarán una inyección de capital de cerca de 40.000 millones de euros para salir adelante. Y serán los contribuyentes de la isla los que tendrán que pagar esa factura. El problema es que esta cantidad supone el 20% de su PIB y el déficit público cerró 2009 en el 11,7%.
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