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INFORME: El precedente de EEUU y el Reino Unido

Estados Unidos y el Reino Unido utilizan habitualmente parte de la información obtenida por sus servicios de inteligencia con fines económicos. En el caso estadounidense, el Gobierno viene haciéndolo desde los primeros años 70. En el británico, la Ley de Interceptación de las Comunicaciones de 1984 permite a sus servicios de inteligencia espiar las comunicaciones internacionales por "seguridad nacional, salvaguarda del bienestar económico nacional y prevención y detección de crímenes graves".

L D (Nacho G. Mostazo) Estados Unidos empezó a usar la inteligencia con fines económicos en 1970, cuando el Consejo Asesor de Inteligencia Exterior del Gobierno recomendó que "se considere el espionaje económico un aspecto de la seguridad nacional, con un grado de prioridad equivalente al espionaje diplomático, militar o tecnológico".
 
Poco después, las agencias de espionaje estadounidenses y el Departamento de Comercio (Ministerio) crearon un departamento secreto, conocido como "Oficina de Enlace de Inteligencia". Su misión era gestionar el espionaje exterior de interés para el Departamento de Comercio y su reglamento de funcionamiento demostraba que esta oficina gubernamental estaba autorizada a recibir y gestionar información de carácter secreto. Con la creación de esta oficina, el Gobierno de EEUU instituyó un mecanismo formal por el que podía utilizarse la información obtenida por los servicios de espionaje en apoyo de sus intereses económicos y comerciales.
 
Potenciado durante la Administración Clinton
 
Cuando Bill Clinton llegó a la Casa Blanca en 1993, el Departamento de Comercio suprimió el nombre de la "Oficina de Enlace de Inteligencia", porque empezó a generar sospechas y quejas entre las administraciones de otros países, que advirtieron que el Gobierno estadounidense estaba dándole ventajas a sus empresas gracias a la información obtenida por sus servicios de espionaje. No obstante, la medida sólo afectó al nombre del área administrativa, ya que sus funciones siguieron intactas bajo otro nombre: "Centro de Interlocución del Departamento de Comercio".
 
La Administración Clinton trabajó en dos frentes concretos, el interior y el exterior. Dentro de los Estados Unidos, el FBI su "Programa de Contraespionaje Económico", cuya misión era detectar e impedir que otros gobiernos extranjeros pudieran obtener tecnología, datos e informaciones para obtener ventajas competitivas para sus empresas. En 1996, el entonces director del FBI, Louis J. Freeh, acudió a la Comisión Nacional de Asuntos Jurídicos del Congreso estadounidense para explicar que algunos gobiernos hacen "espionaje económico y tecnológico a pesar de que son aliados militares y políticos de los EEUU desde hace mucho tiempo".
 
Obtención de contratos públicos en el extranjero
 
En el terreno exterior, la Administración Clinton creó en 1993 el "Comité de Coordinación del Fomento de las Exportaciones", entre cuyos responsables hay un miembro del Consejo de Seguridad Nacional, el máximo órgano asesor del presidente de EEUU en materia de seguridad e inteligencia. Dentro de este departamento se instaló el mencionado "Centro de Interlocución del Departamento de Comercio". Según denunció el Parlamento Europeo en septiembre de 2001, este departamento, desde su creación, "ha ayudado, con arreglo a sus propias ideas, a cientos de empresas estadounidenses a obtener contratos públicos en el extranjero".
 
El 12 de abril de 2000, el Director en ejercicio de la CIA, George J. Tenet, acudió a una audiencia ante la Comisión de Control de los Servicios Secretos del Congreso ante la que se esforzó en reiterar que "no es política ni práctica de los Estados Unidos realizar espionaje a fin de proporcionar a las empresas estadounidenses una ventaja desleal". Sin embargo, detalló que "hay casos en los que nos enteramos de que empresas extranjeras, o sus gobiernos, sobornan, mienten, estafan o engañan para arrebatar licencias a empresas estadounidenses. Cuando obtenemos esta información, la transmitimos a las agencias correspondientes, advirtiéndoles al respecto. Estas agencias utilizan esa información a través de otros medios y canales para comprobar si pueden ayudar a una empresa estadounidense. Lo que hacemos es defendernos, nunca atacamos y nunca atacaremos", dijo.
 
El Gobierno británico lo admite
 
En el Reino Unido, la legislación británica obliga al GCHQ –su agencia de inteligencia tecnológica exterior– a interceptar las comunicaciones internacionales en interés del bienestar económico del Reino Unido en relación con las acciones o intenciones de personas residentes fuera de las Islas Británicas. El propio Gobierno británico lo reconoció el 21 de marzo de 2000, en una carta remitida al comisario europeo de la Competencia, Erkki Liikanen. En la misiva, el Ejecutivo del Reino Unido afirmaba que la Ley de Interceptación de las Comunicaciones de 1984 permite espiar las comunicaciones internacionales por "seguridad nacional, salvaguarda del bienestar económico nacional y prevención y detección de crímenes graves".

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