El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sufrió un duro despertar el pasado mes de mayo a la austeridad y las reformas por los factores que arrastraron a España a una crisis de deuda que hizo temer por su quiebra y amenazó el futuro del euro, según señala el diario británico Financial Times en uno de sus editoriales.
Así, el rotativo subraya que el cambio operado en el presidente del Gobierno ha ido "más allá de la retórica" y, desde la pasada primavera, se han acelerado y profundizado las políticas de austeridad, aunque el diario recuerda que los problemas de España son profundos y los mercados "despiadados", y tras el rescate de Irlanda los inversores ahora fijan su atención en el sector financiero español, especialmente en las cajas de ahorros.
En este sentido, Financial Times destaca que Zapatero ahora se ha situado en vanguardia y, tras haber preparado el camino con las reformas de las cajas, ahora quiere que detallen su exposición inmobiliaria con el objetivo de que las entidades reconozcan sus pérdidas y capten el capital necesario, que "en el peor de los casos previstos podría alcanzar el 12% del PIB", algo que "no sería ruinoso".
"Es necesario que los mercados sepan que cualquier ayuda del Estado es extraordinaria y no un compromiso abierto. Zapatero debería limitar explícitamente la exposición del Gobierno a los 99.000 millones de euros del máximo permitido al FROB", apunta el diario, que recomienda establecer un mecanismo que distribuya cualquier pérdida por encima de este límite entre los acreedores de los bancos.
Más reformas
Así, Financial Times afirma que si Zapatero, tal como dice, quiere "reformas, reformas y reformas", debe liberalizar el mercado laboral y recortar la burocracia relacionada con la descentralización del Estado.
En este sentido, el periódico reconoce la dificultad de estas medidas, aunque sugiere que "ante lo improbable de que Zapatero se presente a un tercer mandato" es una cuestión en la que podría "apretar los dientes" y al menos dejar así un legado cimentado en la realidad y no en "sueños rotos de rápido crecimiento".
"Como su presidente, España ha estado viviendo en un mundo irreal antes de la crisis. La mayor parte del capital barato que fluyó hacia el país se desvaneció entre el consumo y construcciones derrochadoras, mientras la productividad se estancó", apunta el diario.