(Libertad Digital) El informe se ha coordinado por los dos catedráticos de Economía Pedro Schwartz y Francisco Cabrillo, colaborador de Libertad Digital, así como por Jaime García Legaz, director de Economía de Faes. En él han participado varias universidades y think tanks tanto europeos como estadounidenses, y da una respuesta concreta a un proyecto cuyo objetivo es "reforzar el vínculo atlántico en el campo de la economía", aunque con el objetivo de que se vayan sumando otros países.
Faes espera que este informe, que será presentado el próximo martes en la Universidad de Georgetown por José María Aznar, tenga el mismo impacto que el que proponía una reforma para la OTAN. En estos momentos, ha declarado García Legaz, el llamado "Informe Aznar" de reforma de la Alianza Atlántica "es el informe de referencia sobre esta cuestión", que lleva unos años latente, y Faes considera que el Área Atlántica de Prosperidad podrá alcanzar igual relevancia, en un momento en que se multiplican las propuestas sobre un "mercado transatlántico" y otras parecidas, pero sin llegar a concretar su contenido.
Derribar las barreras al libre comercio
La propuesta identifica un conjunto de barreras al libre comercio entre las dos áreas, y propone mecanismos para su eliminación. No supone la creación de un área de libre comercio, sino un protocolo de medidas que favorecen la ampliación de un comercio más abierto y libre. Primero entre Estados Unidos y Europa, y por medio de su ejemplo con el resto del mundo. Se vale de la cláusula de “nación más favorecida” que comparten los miembros del GATT, y que determina que cualquier ventaja ofrecida a un miembro ha de extenderse automáticamente al resto de los miembros.
Si se llevaran a cabo las medidas propuestas por el informe de la Faes, señala Pedro Schwartz, “sería como llevar a cabo la ronda Doha, pero de abajo arriba”, es decir, desde la adopción de determinadas normas por ciertos países a su extensión al resto. Schwartz señala que “en estos momentos no hay ninguna propuesta siquiera parecida encima de la mesa”. La de Faes es “rigurosa y nueva”.
Europa, la gran beneficiasa
El continente europeo sería claramente el que más beneficios extraería de la adopción del Área de Prosperidad Atlántica. Los ciudadanos europeos, según señaló Pedro Schwartz extrayendo datos del informe, ganarían 3,5 puntos del PIB cada año. Esto es equivalente, explicó Jaime García Legaz, a que una persona que haya trabajado 30 años tuviera todo un sueldo anual extra.
Ambos catedráticos destacaron la idea de que, a pesar de lo que pudieran sugerir los periódicos, las relaciones económicas entre Estados Unidos y Europa son muy amplias (el comercio entre ellos es un cuarto del total del mundo) y muy fluidas. Los productos sobre los que hay conflictos comerciales “representan el 2 por ciento del valor del comercio entre las dos áreas”, señaló Swartz.
Salvaguardia y dumping
El informe ha percibido que las mayores barreras al libre comercio no provienen, como antes, de los aranceles, sino de las regulaciones. Para avanzar en la integración de las economías atlánticas, y por medio de ellas en las del conjunto mundial, los autores proponen varias medidas.
Por un lado prevén la eliminación de la llamada cláusula de salvaguardia, que permite a un país tomas medidas extraordinarias y temporales de protección en caso de que una industria esté en peligro por la llegada de productos más baratos y que son más atractivos para el consumidor. También proponen eliminar toda la legislación “antidumping”, en referencia a las situaciones en las que un exportador vende a precios que quedan por debajo de sus costes.
También proponen una cláusula de reconocimiento mutuo, por la cual, por ejemplo, si un medicamento ha sido aprobado en Estados Unidos no tenga que volver a pasar por el mismo proceso en Europa. O que si un órgano de competencia aprueba una operación que afecta al conjunto del mercado euroestadounidense, se reconozca automáticamente en todo el área. El informe, según palabras de Pedro Schwartz, “es una propuesta radical, como nos gusta a los de derechas, que somos los que queremos cambiar el mundo”. Cabrillo consideró que el informe “es ambicioso, pero no utópico”: