Pues si Señor. Eres brillante, tienes buenas ideas y sabes lo que hay que hacer. No cabe duda que bajo tu férula se reduciría el gasto público y el déficit Y que las pensiones se asegurarían tras revisión de los pactos de Toledo. Tampoco cabe duda que se ajustaría el paro y se reactivaría la creación de trabajo. También es de creer que reforzarías un mercado único y que revitalizarías al estado con
fuerte respecto por los derechos constitucionales y en detrimento de ese conflictivo e injusto sistema confederal. Y también es de creer que darías de beber al sediento y que darías vigor al alma de España. Pero antes, por favor, antes, dinos en confesión : ¿ que pasó aquel 11 de Marzo de 2004 ?. ¿Que papel jugaste tú en aquel desafortunado mortuorio?

La ignorancias es una gran desgracia, pero que debamos compartir la miseria por su culpa es, simplemente, injusto.

Estoy llegando a un punto que pienso en que si quien nos gobierna es un psicópata igual que Hitler, con la capacidad de arrastrar a las masas hacia la perdición, o como el flautista de Hamelín, que con el sonido de su música llevó a todas las ratas hasta el río y murieron ahogadas. Este último símil es el que veo más probable, porque llevábamos 4 millones a finales de marzo, y la cuenta sigue subiendo irremediablemente. Y no tan solo son los puestos destruidos que veremos si algún día vuelven a crearse, sino que el endeudamiento del Estado acabará siendo tan brutal que será más caro vivir en España que en Mónaco, porque la de impuestos que deberán poner para recuperarnos solo los podrán pagar los privilegiados y “elegidos”.
Vamos hacia el suicidio colectivo, y aún hay millones que lo siguen. Ya lo decía el otro día el Sr. Pizarro: “con la opinión pública que hay en este país, no se le puede tomar en serio”. Pues venga, hacia la miseria absoluta, y "maricón el último".

No se trata de llevarlo al límite sino de sobrepasarlo, porque es la única forma de que a todo el mundo se les abra las entendederas y comprendan de una vez por todas que el socialismo es sinónimo de miseria. Parecía que 13 años de felipismo habían bastado para no volver a caer en la misma trampa, pero como en este caso el expolio será monumental y hará historia, puede que cuando acaben de arruinarnos podamos pasar muchos años sin que pinten más que sus caras para no ser reconocidos por la calle y les tiremos cacahuetes.
Como nos falla la memoria histórica, esta etapa debe ser lo suficientemente dura como para que quede grabada por muchos años hasta en las mentes de los que no tienen.