LD (EFE) Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la ralentización del crecimiento del sector turístico en 2002 se debe "tanto a las transformaciones acaecidas en los mercados internacionales del turismo a partir del 11-S, como, en el caso de España, a la recesión económica de algunos de sus mercados emisores".
A la crisis iniciada en 2001 se ha sumado la creciente competencia de mercados e industrias, "agudizada por el oligopolio internacional en el sector mayorista de las agencias de viajes y los problemas de las compañías tradicionales de transporte aéreo, así como el uso, cada vez más frecuente, de las nuevas tecnologías de información en el sector de turismo".
Sin embargo, España ha conseguido amortiguar los efectos de recesión del turismo internacional con un comportamiento más estable del turismo interior, tanto en su segmento mayoritario de sol y playa, como en los de otras formas emergentes, entre los que destacan el rural, el cultural, el excursionismo de fin de semana y los viajes a segunda residencia.
Asimismo, el turismo sirve en España como elemento de compensación del déficit de la balanza comercial, ya que tuvo en 2002 un saldo positivo sobre la economía española de 29.000 millones de euros, lo que equivale al 4,3 por ciento del PIB, frente a los 44.700 millones de euros de saldo negativo de las operaciones comerciales.
El turismo exterior aportó en 2002 más de 40.000 millones de euros a la Balanza de Pagos española, mientras que los pagos vinculados al turismo emisor -el realizados por los españoles en el resto del mundo- ascendieron a 11.000 millones de euros. Estos resultados indican que el turismo cubre un 65 por ciento del déficit comercial de España, además de jugar un papel muy importante en la generación de empleo, al ocupar más de un millón y medio de puestos de trabajo, lo que representa casi el 10 por ciento del total.