LD (EFE) Representantes de la dirección de la filial de Volkswagen y de la plantilla se han reunido hoy por primera y, seguramente, última vez con la mediación de un inspector de trabajo, el mismo que terció en el ajuste de plantilla de 2005 que finalizó con 646 despidos y que se encarga del otro ajuste temporal presentado en Cataluña con motivo de la huelga de transportistas, el de Sharp.
Los líderes de UGT, CCOO y CGT en Seat han argumentado que el sabotaje de los transportistas, que obligó a paralizar casi en su totalidad la producción la semana pasada, entre el lunes y el viernes por la mañana, no se puede considerar una causa de fuerza mayor, como sostiene la compañía, según han informado fuentes sindicales.
El Comité de Empresa también ha resaltado el ahorro de costes que supone el sistema de suministro al momento ('just in time', en la terminología anglosajona) y el coste mínimo que, a su juicio, ha supuesto esta paralización de la producción.
Tras la reunión, Carnero ha instado a la dirección de Seat a que actúe "con inteligencia y habilidad" retirando el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) temporal para evitar que la situación "empeore aún más" en plena fase de lanzamiento del nuevo Ibiza. Las partes en conflicto aportarán mañana más documentación para reforzar sus respectivos argumentos y el inspector de trabajo comunicará su resolución el jueves.
La documentación del ERE presentada por Seat, a la que ha tenido acceso Efe, concreta que el 65 por ciento de la plantilla de Seat está incluida en el ajuste temporal (8.806 personas, de un total de 13.482), que no afecta a ningún directivo, pero sí a 146 administrativos, 506 técnicos y 8.154 obreros.
Abarca tres centros de trabajo -las fábricas de Martorell y de la Zona Franca de Barcelona, así como el centro de recambios- y se justifica por causas "de fuerza mayor", básicamente por la falta de suministro de materiales y componentes a partir del pasado lunes debido a la huelga de transportistas.