Por el momento, los errores de cálculo cometidos por el Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero han costado a los contribuyentes que residen en España la friolera de 160.000 millones de euros, tomando como referencia las desviaciones presupuestarias registradas en 2008 y 2009.
El optimismo expresado por Zapatero respecto al impacto de la crisis en España arroja así una cifra próxima al 16% del PIB. Y es que, muy lejos quedan ya las previsiones de crecimiento económico y equilibrio presupuestario propias de los dos años previos.
Ejercicio 2008
En un primer momento, el Ministerio de Economía, por entonces bajo la dirección de Pedro Solbes, estimó que el PIB nacional crecería un 3,3% en 2008, apenas una décima menos que en 2007. Sin embargo, la llegada de la crisis a España, tal y como advirtieron la mayoría de analistas, convirtió en misión imposible el cumplimiento de tales previsiones, obligando al Gobierno recalcular una y otra vez a la baja sus propias estimaciones.
Primero, Economía revisó su previsión de crecimiento hasta el 3,1% del PIB en el Programa de Estabilidad y Crecimiento 2007-2010; posteriormente, la redujo hasta el 2,3% en el Informe de Posición Cíclica 2008; poco después, situó el avance del PIB en el 1,6%, según el escenario que acompañó a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2009; y, finalmente, lo redujo hasta el 1,2%, según el Programa de Estabilidad 2008-2011 publicado a finales de 2008.
Aún así, el Gobierno falló pese a las reiteradas rectificaciones. El Instituto Nacional de Estadística (INE) sentenció un crecimiento del PIB de apenas el 0,9% interanual en 2008. Es decir, las previsiones económicas de Solbes se desviaron un total 2,4 puntos porcentuales del PIB, equivalentes a cerca de 25.000 millones de euros.
Este error se materializó de inmediato en las cuentas. Y es que, las previsiones macroeconómicas son un elemento clave de los PGE, ya que sirven de base para estimar tanto la evolución de ingresos (recaudación de impuestos) como de gastos y, por lo tanto, el correspondiente desequilibrio fiscal en cada ejercicio.
Así, tal y como publica el propio Ministerio de Economía, los PGE de 2008 fijaron como objetivo un superávit público del 1,15% del PIB, sin embargo, ese año las cuentas de las administraciones públicas (incluyendo CCAA y ayuntamientos) acabaron registrando un déficit del 3,99%. Es decir, una desviación del 5,14% del PIB en el objetivo de estabilidad presupuestaria.
De este modo, el optimismo del Gobierno arrojó una factura próxima a los 56.000 millones de euros en 2008, como resultado de dicha desviación.
Ejercicio 2009
El error de cálculo fue mucho peor en los siguientes Presupuestos. Poco antes del verano de 2008, Solbes estimó que el PIB crecería un 2,3% en 2009. Pero ya en julio decidió rebajar esta previsión nada más y nada menos que 1,3 puntos porcentuales, hasta situarlo en el 1%, mientras que ya auguraba un déficit público del 0,34% del PIB (3.865 millones de euros). Solbes afirmó entonces que "las previsiones son siempre previsiones y mueren el mismo día que se publican".
Fiel a su afirmación, el ex ministro volvió a revisar sus cálculos en septiembre de ese mismo año, durante la presentación de los PGE 2009. Solbes mantuvo intactas sus previsiones de crecimiento en el 1%, aunque aumentó la brecha fiscal hasta el 1,5% del PIB (17.100 millones de euros). Por desgracia, la calculadora volvió a fallar. Según el INE, la economía nacional decreció un 3,7% en 2009.
¿Problema? El conjunto de las administraciones públicas cerró el pasado año con un déficit histórico del 11,1%, según la última revisión anunciada por el Gobierno el pasado viernes. Así, el error de cálculo ascendió al 9,6% del PIB, casi 100.000 millones de euros.
Dicha cifra, sumada a la desviación presupuestaria de 2008, arroja una factura total cercana a los 156.000 millones como resultado del optimismo presupuestario del Gobierno. Una cifra que tendrá que ser sufragada íntegramente por los contribuyentes que residen en España. Y es que, dicha brecha fiscal es cubierta mediante la emisión de deuda pública.
Así, tal y como avanzó LD, desde que empezó la crisis (2007), la deuda pública ha crecido por encima del 54% y acumula 210.000 millones más. Ese dinero, como todo el que gasta el Estado, tendrán que pagarlo los contribuyentes españoles con sus impuestos futuros. Les toca a 4.477 euros por persona o 17.908 euros por familia de cuatro miembros. Es decir, que cada hogar español tiene una deuda extra de casi tres millones de las antiguas pesetas, cortesía de sus gobernantes.
Ejercicio 2010 y 2011
El problema es que la cifra amenaza con seguir aumentando en 2010 y 2011. El Gobierno estima ahora que el déficit público caerá hasta el 9,3% del PIB en 2010, con un decrecimiento del 0,3%, y el 6% en 2011, con un avance previsto del PIB del 1,3%, según los PGE del próximo ejercicio aprobados en Consejo de Ministros el pasado viernes.
La cuestión es que, por el momento, los datos de ejecución presupuestaria no arrojan el ajuste previsto en las cuentas públicas. De mantenerse esta tendencia, el déficit seguirá superando el 10% del PIB en 2010, casi un punto porcentual más de lo estimado (unos 10.000 millones de euros adicionales).
Además, las previsiones económicas para el próximo año siguen siendo muy superiores a las realizadas por la mayoría de analistas: según el consenso de los economistas, en 2011 la economía española solo crecerá un 0,4% y no el 1,3% que se prevé en los PGE-2011.
Tal y como explica Rafael Pampillón, profesor del Instituto de Empresa (IE), "estos errores de predicción harán que el déficit presupuestario sea ligeramente mayor del previsto: se prevé un déficit para el conjunto de las Administraciones Públicas del 6%, cuando el consenso de los economistas prevé el 7%". Es decir, otros 10.000 millones de euros adicionales. ¿Suma y sigue? Por el momento, el desfase ya se ha cobrado 160.000 millones.