(Libertad Digital) Este viernes, cuando se cumplía la fecha límite, se dio a conocer que el Consejo de Seguridad Nuclear daba el visto bueno a alargar la actividad en la central nuclear de Garoña por otros diez años. La decisión está ahora en manos del Gobierno, que con la opinión de los expertos ya en las manos, debe decidir si respalda o no que la central siga funcionando más allá de los teóricos cuarenta años de vida útil.
El informe llegaba, pues, en plena recta final de la campaña. Pero se conoció, oportunamente, el viernes por la tarde, cuando ya había pasado la comparecencia de María Teresa Fernández de la Vega tras el Consejo de Ministros. La vicepresidenta no tuvo así que pronunciarse sobre el asunto con la excusa de que el informe aún no estaba listo. Se evitaba, de esta forma, dar una valoración desde el Ejecutivo sobre un asunto incómodo para Zapatero, abierto detractor de las nucleares, en un momento muy inoportuno: la campaña de las europeas.
Según revela este sábado El Mundo, el momento en que se conoció la decisión del CSN fue premeditado y buscado por el Ejecutivo precisamente por la cercanía del 7-J. Al parecer, el pleno de este viernes del Consejo de Seguridad Nuclear fue prescindible. La decisión estaba tomada ya el jueves pero por presiones del Ejecutivo no se dio el sí definitivo a Garoña hasta el viernes por la tarde, cuando ya no había riesgo de preguntas incómodas.
Entre los consejeros del CSN, dos a propuesta del PSOE, dos a propuesta del PP y uno de CiU, no hubo discrepancias. Tampoco en torno a este calendario marcado por el Ejecutivo, explica El Mundo. Las explicaciones detalladas sobre la decisión sobre Garoña llegarán este lunes a las once y media, cuando ya se conozca al ganador de las europeas. El Gobierno dispondrá de todo el mes de junio para pensarse si hace caso a las recomendaciones del organismo o decreta el cierre de una central segura, como opinan los expertos.