L D (Agencias) El vicepresidente económico, Pedro Solbes, indicó, durante su visita a una delegación de la Agencia Tributaria en Madrid, que parece que el nivel actual del crudo es "puntual", ya que está relacionado con factores específicos como las situaciones políticas de Irán y Nigeria, países productores, por lo que confió en que el precio vaya moderándose a lo largo de las próximas semanas o meses, "volviéndose a una situación más normal".
En cualquier caso, advirtió de que, "sin duda alguna", una subida "significativa" del precio del petróleo tendría un "impacto negativo" tanto en crecimiento como en inflación. En este sentido, recordó que las previsiones del Gobierno apuntan a una inflación en el entorno del 3% a finales de año y a un crecimiento del 3,3%, ligeramente por debajo del 3,4% de 2005, siempre y cuando se mantengan estables los precios del crudo o aumenten ligeramente.
"Es difícil hablar de cuánto va a durar la actual coyuntura de petróleo porque depende de una serie de factores, entre ellos algunos de tipo político, difíciles de evaluar", añadió el ministro, tras reconocer que si se consolida la situación del petróleo al precio actual, las cifras de crecimiento e inflación "se tendrían que ver corregidas".
Preguntado por la posibilidad de que el Gobierno rebaje el Impuesto de Hidrocarburos ante la coyuntura actual de precios, Solbes aseguró que sería la "peor" de las ideas posibles para intentar resolver el problema del encarecimiento del crudo. En su opinión, esta medida tendría un "doble impacto negativo", ya que, por una parte, incentivaría el consumo de petróleo, que es lo contrario de lo que hay que hacer y, por otro lado, se favorecería el incremento de precios de las gasolinas porque sería "más fácil" subirlos en la medida en que hubiera más consumo.
El Brent y el West Texas, por las nubes
El barril del crudo Brent, de referencia en Europa, ha vuelto a subir este miércoles en el mercado de Londres hasta los 74 dólares, tras marcar la jornada anterior un nuevo récord de 72,64, presionado por la crisis nuclear de Irán. A las 18.23 horas GMT, el barril de Brent para entrega en junio se pagaba a 74 dólares. Además, también ha batido récord de cierre, 73,73 dólares.
Entretanto, el barril de crudo de Texas, de referencia en EEUU, ha superado por primera vez los 72 dólares en Nueva York. Al cierre de la actividad en la Bolsa Mercantil, los contratos de Petróleo Intermedio de Texas para entrega en mayo se situaban en 72,17 dólares el barril, 0,82 dólares más que en la jornada anterior. Además, las reservas de gasolina descendieron en 5,4 millones de barriles en la pasada semana, el doble de lo esperado, y las de petróleo bajaron en 800.000 barriles, cuando se preveía un alza.
Entretanto, el barril de crudo de Texas, de referencia en EEUU, ha superado por primera vez los 72 dólares en Nueva York. Al cierre de la actividad en la Bolsa Mercantil, los contratos de Petróleo Intermedio de Texas para entrega en mayo se situaban en 72,17 dólares el barril, 0,82 dólares más que en la jornada anterior. Además, las reservas de gasolina descendieron en 5,4 millones de barriles en la pasada semana, el doble de lo esperado, y las de petróleo bajaron en 800.000 barriles, cuando se preveía un alza.
Según los expertos, el repunte del precio del petróleo en todo el mundo se debe, sobre todo, a la tensión internacional provocada por el polémico programa nuclear de Irán, así como por las informaciones recientes sobre la posibilidad de un ataque de EEUU contra ese país. Irán es el cuarto productor mundial de petróleo, con una producción de unos 2,68 millones de barriles diarios, de ahí que los mercados teman que un agravamiento de la crisis pueda perjudicar gravemente a las exportaciones de ese país.
La crisis se agravó la semana pasada, cuando el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, anunció que su país ha conseguido completar el ciclo de producción de combustible nuclear, primer paso en el proceso de enriquecimiento de uranio. Aunque el Ejecutivo de Teherán insiste en que su programa nuclear sólo persigue fines civiles, como la generación de energía eléctrica, Estados Unidos y la Unión Europea consideran que Irán pretende desarrollar armas atómicas.