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El Gobierno galo se enfrenta a una nueva oleada de huelgas contra la reforma de las pensiones

La manifestación organizada este domingo en París contra la reforma de las pensiones, una de las más masivas de los últimos años, añade presión al Gobierno de Chirac, que denuncia un ejercicio de desinformación por parte de algunos sindicatos, pero tendrá que afrontar una nueva oleada de huelgas esta semana.

LD (EFE) Los sindicatos convocantes estimaron la participación en la marcha de la capital en unas 600.000 personas, cifra que la policía rebajó a la mitad, pero que en todo caso fue una de las más concurridas de las dos últimas décadas. También se celebraron en diversas ciudades del país otras manifestaciones de quienes no pudieron desplazarse hasta la capital francesa a pesar del dispositivo logístico de los sindicatos, que incluía 30.000 plazas en trenes especiales. En Marsella se contabilizaron entre 40.000 y 10.000 personas, según las fuentes, unas 10.000 en Montpellier, otras tantas en Aviñón, más de 7.000 en Lyon, entre 6.000 y 2.200 en Toulouse, o entre 5.000 y 3.000 en Grenoble.

La convocante Confederación General del Trabajo (CGT) subrayó en un comunicado que "los cientos de miles de manifestantes se oponen a que se cuestione la jubilación a los 60 años y la regresión programada del nivel de las pensiones", y previno que "ante la expresión masiva del descontento, es responsabilidad del Gobierno reabrir las discusiones". El secretario de la CGT, Bernard Thibault, advirtió que "si la movilización no es suficiente, habrá otras" y, en la misma línea, el líder de Fuerza Obrera, Marc Blondel, afirmó que "el combate debe continuar", en particular con "una gran huelga y manifestaciones" el martes.

Dos sindicatos mayoritarios de la recogida de basuras de París ya han anunciado que inician mañana una huelga con carácter indefinido, la víspera del paro de los controladores aéreos, que ha obligado a anular el 80% de los vuelos que tenían que despegar o aterrizar en los aeropuertos franceses. El mismo día hay un nuevo paro en la educación (el octavo desde principios de curso), para protestar tanto por la reforma de las pensiones como por la descentralización que quiere llevar a cabo su ministro, Luc Ferry, que supondría el traspaso, en septiembre de 2005, de unos 110.000 empleados no docentes de los centros escolares a las administraciones regionales y locales. La semana que viene, la CGT y FO entre otros, amenazan con la "bomba atómica social", una huelga en los ferrocarriles y en los transportes urbanos que podría convertirse en indefinida.

El Consejo de Ministros tiene previsto anunciar el próximo miércoles este debatido y protestado proyecto de ley, al que dio su visto bueno uno de los grandes sindicatos franceses, la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT), al obtener varias concesiones después de haber participado en la primera huelga de los transportes y otros servicios públicos el pasado día 13, en la que salieron a la calle entre uno y dos millones de personas en todo el país.

Según una encuesta de CSA, el 65 por ciento de los franceses apoyaban la manifestación de este domingo, y de acuerdo con otra de Ifop, un 55 por ciento piensan que el Gobierno tiene que reabrir las negociaciones con los sindicatos.

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