L D (EFE) Uno de los autores del estudio, el profesor José Antonio Herce, que presentó el informe en conferencia de prensa, afirmó que este gasto público en sanidad es asumible con el crecimiento del PIB, e indicó que el gasto sanitario público consolidado fue de 30.612 millones de euros en 1999 y que acumulado hasta el año 2050 elevará el gasto hasta los 41.000 millones de euros.
Este proceso, según el estudio, será protagonizado por el cambio en la estructura por edades más que por el tamaño de la población, sobre todo a partir del año 2020. Reconoció que no se han sumado otros factores determinantes en el gasto como son la inflación de los servicios y productos sanitarios, la intensificación de la tecnología sanitaria u otros como la incidencia de enfermedades muy prevalentes en la población anciana como el Alzheimer. Uno de las conclusiones es que el envejecimiento sanitario de la población impone un cambio cualitativo en materia sanitaria, en la que se demandarán servicios no estrictamente sanitarios como es la atención creciente a población mayor o muy mayor. En la generación actual un 90 por ciento de la población llega a los 65 años y en el futuro puede que alcancen los 85 años la mayoría, y además el límite de la vida, que se estima en los 120 años, podría generalizarse entre las próximas poblaciones si se extienden las nuevas terapias, los conocimientos y los estilos de vida saludables.
Los autores del informe subrayaron que creen que es más importante el estilo de vida y la prevención que las nuevas tecnologías y, que ya se detecta que la población con mayor renta y educación vive más años y en mejores condiciones. Respecto a las recomendaciones a las autoridades sanitarias, se hace hincapié en que debe predominar el enfoque preventivo sobre el curativo y el desarrollo de políticas que apoyen el que los mayores inviertan en su propia salud y calidad de vida. Herce se refirió a que ya en la actualidad, una situación que se intensificará en el futuro, hay muchas personas mayores que viven con muy pocos recursos y que, debido a actitudes conservadoras, no utilizan su riqueza procedente de patrimonios inmobiliarios u de otro tipo. Además, destacó que cada vez habrá más personas mayores que no tendrán hijos y que habrá habilitar más apoyos sociales, utilizar las rentas disponibles y no dejarlas para "los sobrinos".
El uso de los recursos sanitarios aumenta a medida que se envejece y las personas de 85 años requieren un gasto sanitario ocho veces superior que las personas de edades comprendidas entre 1 y 25 años. A partir de los 55 años, son los hombres quienes más gasto sanitario consumen, mientras que las mujeres hacen más uso en edades reproductivas. Existen otros factores relacionados con el estado de salud como es el estar casado, que influye para bien tanto en hombres como en mujeres, ya que todos los que viven en pareja dicen gozar de mejor salud entre los 25 y los 44 años que quienes permanecen solteros. También los desempleados perciben un peor estado de salud que quienes trabajan y la salud se percibe mejor con una mayor renta familiar y mejor nivel de educación. Se analizó también el gasto sanitario privado, en el que al contrario que el público, que crece con la edad, se gasta más en las edades medias de la vida. El estudio "Gasto sanitario y envejecimiento de la población en España" recuerda también que España ocupa el sexto lugar del mundo en cuanto a resultados en materia de salud, a pesar de que en gasto sanitario per capita ocupa el vigésimo sexto y el vigésimo noveno en porcentaje del PIB.
Este proceso, según el estudio, será protagonizado por el cambio en la estructura por edades más que por el tamaño de la población, sobre todo a partir del año 2020. Reconoció que no se han sumado otros factores determinantes en el gasto como son la inflación de los servicios y productos sanitarios, la intensificación de la tecnología sanitaria u otros como la incidencia de enfermedades muy prevalentes en la población anciana como el Alzheimer. Uno de las conclusiones es que el envejecimiento sanitario de la población impone un cambio cualitativo en materia sanitaria, en la que se demandarán servicios no estrictamente sanitarios como es la atención creciente a población mayor o muy mayor. En la generación actual un 90 por ciento de la población llega a los 65 años y en el futuro puede que alcancen los 85 años la mayoría, y además el límite de la vida, que se estima en los 120 años, podría generalizarse entre las próximas poblaciones si se extienden las nuevas terapias, los conocimientos y los estilos de vida saludables.
Los autores del informe subrayaron que creen que es más importante el estilo de vida y la prevención que las nuevas tecnologías y, que ya se detecta que la población con mayor renta y educación vive más años y en mejores condiciones. Respecto a las recomendaciones a las autoridades sanitarias, se hace hincapié en que debe predominar el enfoque preventivo sobre el curativo y el desarrollo de políticas que apoyen el que los mayores inviertan en su propia salud y calidad de vida. Herce se refirió a que ya en la actualidad, una situación que se intensificará en el futuro, hay muchas personas mayores que viven con muy pocos recursos y que, debido a actitudes conservadoras, no utilizan su riqueza procedente de patrimonios inmobiliarios u de otro tipo. Además, destacó que cada vez habrá más personas mayores que no tendrán hijos y que habrá habilitar más apoyos sociales, utilizar las rentas disponibles y no dejarlas para "los sobrinos".
El uso de los recursos sanitarios aumenta a medida que se envejece y las personas de 85 años requieren un gasto sanitario ocho veces superior que las personas de edades comprendidas entre 1 y 25 años. A partir de los 55 años, son los hombres quienes más gasto sanitario consumen, mientras que las mujeres hacen más uso en edades reproductivas. Existen otros factores relacionados con el estado de salud como es el estar casado, que influye para bien tanto en hombres como en mujeres, ya que todos los que viven en pareja dicen gozar de mejor salud entre los 25 y los 44 años que quienes permanecen solteros. También los desempleados perciben un peor estado de salud que quienes trabajan y la salud se percibe mejor con una mayor renta familiar y mejor nivel de educación. Se analizó también el gasto sanitario privado, en el que al contrario que el público, que crece con la edad, se gasta más en las edades medias de la vida. El estudio "Gasto sanitario y envejecimiento de la población en España" recuerda también que España ocupa el sexto lugar del mundo en cuanto a resultados en materia de salud, a pesar de que en gasto sanitario per capita ocupa el vigésimo sexto y el vigésimo noveno en porcentaje del PIB.