La decisión de cerrar la central nuclear de Garoña ha puesto de manifiesto tanto la falta de una política energética en España como la incapacidad del actual Gobierno para tomar decisiones en beneficio del interés general. El XVIII Observatorio Económico de FAES, celebrado el 20 de julio de 2009, reunió a Manuel Pizarro, Juan Velarde, Honorato López Isla, Pedro Rivero y Roberto Centeno para analizar la situación energética en España.
Se defendió el uso de la energía nuclear y se reclamó una política responsable a largo plazo que, como elementos clave, busque garantizar la seguridad del suministro, la competitividad y la sostenibilidad.
El bienestar de una sociedad y su competitividad económica precisan unas fuentes de energía seguras, abundantes y económicas. La energía, además de ser un bien de primera necesidad en términos económicos, es una materia prima insustituible para la actividad económica y, por tanto, su acceso y disponibilidad tienen una influencia final tanto en la competitividad como en el bienestar de
la sociedad.
Por ello se necesita una política responsable con un horizonte temporal a largo plazo y una vocación de estabilidad y seguridad. Precisamente en lo relativo a la seguridad del suministro se aprecia una carencia crítica: España es uno de los países más dependientes en energía del mundo.
En el año 2008 más del 80% de la demanda energética de nuestro país fue satisfecha mediante importaciones que suponen el gasto de unos enormes recursos económicos y una debilidad estratégica. Por si fuera poco, nuestra estructura económica, sustentada en los servicios, nos convierte en poco eficientes en términos energéticos y hace que para incrementar una unidad de PIB sea necesario aumentar el consumo de energía en una proporción aún mayor.
Una energía cara sólo empeora el serio problema de competitividad económica que tiene España y hace mucho más difícil su solución.
Honorato López Isla, Manuel Pizarro, Juan Velarde, Pedro Rivero y Roberto Centeno